Formación Del Ciudadano
Enviado por rebecaroj • 12 de Julio de 2015 • 1.323 Palabras (6 Páginas) • 269 Visitas
La formación del ciudadano:
La educación moral y cívica formó parte del orden fundacional del sistema educativo, sus propósitos, contenidos y si inserción curricular han sufrido diversas modificaciones.
En 1994, se aprobó la primera versión de los Contenidos Básicos Comunes que incluían la Formación Ética y Ciudadana.
En los orígenes del sistema educativo, durante el Siglo XIX en medio de una larga serie de combates y eliminaciones entre adversarios, se pensaba en una educación neutral. Esta era presentada como una garantía para que coexistieran en las escuelas solamente los hijos de los grupos vencidos.
En el año 1853 se sancionó la Constitución Nacional que precisaba que “El pueblo no delibera ni gobierna”, en un contexto en el que se temía a la libre expresión y existía una democracia representativa que habilitaba el poder político del pueblo. Como consecuencia, se hizo necesaria una educación, que encuadraba los saberes del ciudadano en la posibilidad de elegir representantes. En un lugar selecto de la escuela media, también eran formados algunos sujetos para representar a otros. La tarea de la enseñanza básica era entonces formar sujetos apegados a las normas que sepan a quién elegir para que delibere en su nombre. Este propósito fue el motor de la instauración del sistema escolar, y la escuela comenzó a ser percibida como un instrumento privilegiado de unificación de las diversidades culturales, de asimilación de las masas de inmigrantes y sus hijos, de moldeamiento de la identidad nacional.
La formación del ciudadano cobro un carácter predominante en lo moral, en la primera mitad del siglo XX se impartía a través del adoctrinamiento (mediante lecturas, discursos, charlas en el aula, etc.) y de los dispositivos de disciplinamiento como la formación de hábitos, formativa, evaluaciones, etc.
Avanzando en este siglo, la alfabetización y los conocimientos básicos de cada disciplina estaban a disposición de vastas sectores. Se desplegaba una enseñanza normalizadora que buscaba obediencia, reconocimientos individuales, disciplinamiento; por lo cual la única escuela de participación política eran la calle, el sindicato y los comités.
Los cambios culturales en el mundo occidental desde mediados de este siglo, pusieron en cuestionamiento la educación moral y política de la institución escolar, acusada de reproductora, disciplinadora, represora y conservadora; en un contexto en el que se valoraba el cambio, la creatividad y la libertad. Al salir de la última dictadura militar desde los años ochenta, en la Argentina, la educación moral comenzó a desaparecer del vocabulario pedagógico y fue reemplazada, por expresiones como convivencia, orientación, acompañamiento y más recientemente, educación en valores.
Durante los últimos años del siglo XX, las gestiones institucionales de la democracia, dieron continuidad a las políticas de transformación del Estado qué habían sido la meta deliberada de la dictadura militar. Hoy el país es muy diferente del que existía pocas décadas atrás, y sus demandas de educación política son otras.
Para formar ciudadanos en la Argentina actual dispuestos a la participación activa, es necesario avanzar hacia una educación política que dé lugar a la formación argumentativa, a la búsqueda de criterios comunes y de validación. Se deberán adoptar estrategias de neutralidad activa en las propuestas didácticas que permitan sostener los propósitos, hacia una formación ética y política que aborde los temas de discusión que forman parte de la agenda actual.
Cinco rasgos sobresalen en las prácticas políticas de la sociedad argentina actual, que demandan respuesta formativa desde el sistema educativo:
1- La legitimidad del poder legal, la educación política escolar deberá abordar los fundamentos normativos y contextuales de una autoridad democrática, pues su ausencia no favorece a la libertad sino las tendencias anómicas.
2- La escuela y la sociedad están invitadas a pasar de la impugnación de las normas arbitrarias a la fidelidad hacia las normas construidas democráticamente. La educación política ha de bregar por involucrar a cada ciudadano en la discusión de esas leyes.
3- La formación ética escolar requiere habilitar instancias de pensamiento contingente, de aproximaciones reflexivas, provisorias, ante los interrogantes de un mundo cada vez menos conocidos y menos susceptible de ser controlado. La formación ético-política actual debe dar tanta importancia a las preguntas
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