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INFLUENCIA DEL PROGRAMA “HORES”


Enviado por   •  4 de Marzo de 2013  •  Trabajo  •  3.636 Palabras (15 Páginas)  •  431 Visitas

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PROYECTO VALORES

INFLUENCIA DEL PROGRAMA “HORES” EN EL DESARROLLO DE LOS VALORES HONESTIDAD, RESPONSABILIDAD Y SINCERIDAD EN LOS ALUMNOS DEL QUINTO GRADO DE PRIMARIA DE LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA “MIGUEL CORTEZ” DEL DISTRITO DE CASTILLA

La Educación constituye el principal instrumento a través del cual una sociedad procura formar ciudadanos probos y con una formación personal idónea para su normal desenvolvimiento. Dentro del proceso de formación educativa, los valores constituyen un aspecto esencial para que nuestros jóvenes educandos afirmen su identidad y adquieran el sentido de honestidad, responsabilidad y sinceridad como base primordial para una adecuada formación de su ética moral y sobre todo, para que desarrollen su personalidad de manera correcta sin desviarse del camino social para el cual se les esta formando.

Los programas de Educación en Valores nacen a iniciativa del Estado y la comunidad como respuesta a la complejidad de los problemas, sociales, económicos y urbanos que enfrenta nuestro pais. Pretende sensibilizar e involucrar a los diferentes sectores de la comunidad: escolar, empresarial, social, religioso etc., preocupados por el deterioro gradual que la ciudad está experimentando

Lamentablemente, la educación en valores en los centros educativos al parecer no esta dando los resultados esperados. El incremento de la delincuencia juvenil y la formación de pandillas de adolescentes en los asentamientos humanos y pueblos jóvenes, son una alerta de indicador de que algo esta fallando en la escuela. Es decir, la tan ansiada Educación moral de nuestros alumnos no alcanza los suficientes logros que permitan tener a una población de niños y adolescente sana y adaptada a la sociedad.

Ante la falta de un programa serio de formación en valores, somos testigos como los problemas sociales, delincuencia y pandillaje ocasionan serios estragos en nuestra comunidad, no solo a nivel físico material, sino también mental y cultural. Esta problemática creemos tiene su origen en la ausencia de la enseñanza de valores en el nivel de educación primaria, base para la formación el nivel secundaria; de ahí la necesidad de desarrollar e impulsar un programa para la enseñanza de valores a los alumnos del quinto año de primaria.

En la práctica cotidiana en la institución educativa “Miguel Cortes”, nosotras como docentes somos testigos de cómo muchas veces los alumnos ante faltas comedidas demuestran no tener un sentido claro de los valores de la Honestidad, la responsabilidad y la sinceridad para poder afrontar sus problemas escolares y de conductas. Muchas veces los alumnos demuestran faltar a la verdad, en algunos casos ante la tarea escolar demuestran una total irresponsabilidad (la misma que los padres parecen no advertir) y la mentira se vuelve la excusa mas frecuente a la que nos encontramos cuando cuestionamos sus problemas.

Por lo señalado consideramos que la enseñanza y el aprendizaje de los valores a los niños y niñas el quinto grado de primaria de la institución educativa “Miguel Cortes”(sobre todo en los referidos a la Honestidad, Responsabilidad y sinceridad) debe basarse en un diagnostico previo de las conductas, comportamientos inadecuados de los alumnos entro y fuera e la escuela, y sobre esta base poder establecer una propuesta de enseñanza-aprendizaje de valores que permitan mejorar el sentido ético moral de nuestros alumnos

Pocos negarían que hay en la actualidad muchísimos niños en las escuelas que no aprenden tan bien como deberían hacerlo simplemente porque no tienen una idea muy clara del objeto de su existencia ni están muy seguros de que vale la pena el esfuerzo por aprender.

L. E. Raths

1. Coordenadas de enmarque de una educación en los valores: la libertad humana como eje conductor

En algunos estudios aparecidos en los últimos años se ha planteado la cuestión de la influencia que el sentido de los valores puede tener en la conducta de un niño.

Los jóvenes, como los adultos, se enfrentan a un mundo de problemas y decisiones que reflejan la complejidad de la vida del hombre. En estas decisiones están en juego los valores como fuerzas directivas de acción. Éstos con frecuencia entran en conflicto; en parte por la poca claridad del sistema de valores de la sociedad y la desorientación de la existencia humana.

La tarea de educar y, con ello, la de educar en los valores, no queda circunscrita al ámbito escolar. Familia y sociedad son espacios sociales fuertemente comprometidos en esta responsabilidad.

Hay una primera concesión de esta amplia responsabilidad que afecta a la persona del educador. Si el educador en la escuela ha de contribuir a que el hombre se descubra a sí mismo, descubra el mundo y su profundo significado, no es indiferente el concepto de hombre y de mundo que tenga. Y más que el concepto, más que la visión intelectual, importa su actitud valorativa de los demás hombres y de su inserción en el mundo; lo que él sea y el modo, incluso, de autoconocerse, constituyen la aportación fundamental al proceso de autorrealización del alumno.

Pero la educación no se reduce a la realización profesor-alumno. En el marco de la escuela como institución se da una interacción constante entre la estructura, la organización y la metodología didáctica. Estos conllevan a juicios de valor y convierten a estos medios en vehículos decisivos de esquemas de valoración y de adhesión a determinados valores.

Tomaremos algunos de los conceptos y conclusiones a los que se ha llegado a partir de los estudios previos contenidos en este trabajo.

El hombre, centro de los valores

Los valores no existen sin el hombre, que con ellos está en disposición de dar significado a la propia existencia. El centro o el "lugar" de los valores es el hombre concreto que existe con los demás en el mundo para realizar su propia existencia. Las cosas adquieren valor en la medida en que se insertan en este proceso de humanización del hombre.(1)

Esta condición del encuentro con los valores reclama una actitud educativa en la que de nuevo hay que reconocer el lugar central del hombre en la constelación de los valores, reconocimiento que nos conduce de inmediato a la esfera de la libertad humana. Y, ¿no es éste el terreno educativo por excelencia?(2)

La educación en y para la libertad, eje de la educación en los valores

La perspectiva que se abre a partir de aquí es inmensa: actuar humanamente no supone sólo llegar a juzgar que un valor es valioso; supone también —con palabras de Dondeyne— ponerse al servicio de ese valor promoviéndolo para mí y para los demás por medio de gestos concretos y eficaces, dándole así al mismo tiempo un sentido a la vida y haciendo propio este

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