Incompetencias Estructurales

En este artículo se analiza la dificultad para instalar nuevos diseños curriculares en la Educación Técnico Profesional (ETP) con racionalidades que, aun conscientes de la necesidad de transformaciones que requieren las estructuras educativas, permanecen ellas mismas estáticas y aferradas a esquemas que han dejado de ser útiles a las necesidades actuales de la formación.

En estos días se profundiza el conflicto que se inició semanas atrás en la Ciudad de Buenos Aires (que no es excepción), a raíz de la propuesta de modificación curricular en el campo de la ETP. Un campo (particularmente las ex escuelas CONET de gestión pública), que hace ya tiempo está en debate permanente promoviendo cambios que nada cambian y se alejan cada vez más de las necesidades educativas concretas.

En un área donde el conocimiento se reformula cada dos años, hace veinte que nuestra estructura educativa va y viene de los Pantanos del Neologismo al Delta de las Palabras Desvirtuadas. Perdidos en la "polisemia terminológica" y abrumados por la "presión documental", sin respuesta frente a jóvenes que se resisten a aprender lo que no saben para que les sirve, y se niegan a ocuparse de aquéllo que no les interesa.

Mientras tanto, los maestros y profesores siguen formándose bajo el paradigma de la "ciencia pura" del siglo XIX, carentes de herramientas para enfrentarse a los desafíos que les plantea la tecnología. Incompatibilidades entre la realidad y los discursos, que conducen a la escuela "...siempre tarde donde nunca pasa nada", y que hacen posible argumentos de este calibre:

"Espero que se cambie la currícula porque los programas están caducos pero que las escuelas no pierdan su identidad en pos de la homologación, que no se saquen los talleres y que los docentes no pierdan sus cargos". Es decir, para preservar la identidad, producto de una currícula caduca, es necesario dejar todo como está.

En el artículo citado, la representante del centro de alumnos también dice: "Pedimos que se retroceda sobre lo que se hizo y que se trabaje democráticamente con las comunidades educativas para generar ese cambio". Sin abrir juicio sobre el argumento, me asusta la palabra retroceso en boca de quien debiera estar mirando hacia adelante.

El pedido de los alumnos y los docentes, es seguir teniendo un certificado nada más que vecinal, porque en medio del fárrago polémico, olvidan que la Ley Nº 26.058 de Educación Técnico Profesional y la Ley Nº 26.206 de Educación Nacional (que no pueden ser objeto de debate, porque ya lo fueron antes de promulgarse), determinan que los cambios curriculares son condición para homologar los títulos de cada jurisdicción a nivel nacional que, en el caso de la ETP, se logra adaptando la curricula a los Perfiles Profesionales.

Guiado por esas leyes, el Consejo Federal Educación (CFE) -organismo que reune a todos los ministros de educación del país- por Resolución Nº 13/07 determina en el apartado 21 que los títulos técnicos: (...) acreditan, (...), la posesión o dominio de un conjunto integrado de capacidades (1) (...) para desempeñarse en situaciones reales de trabajo, conforme a criterios de profesionalidad y responsabilidad social propios de cada área.

Y en el apartado 22 amplía: El perfil profesional correspondiente a este nivel (...) le permite a una persona:

1. desempeñarse de modo satisfactorio en áreas ocupacionales amplias y en un rango diverso de actividades.

2. enfrentar problemas cuya resolución implica el conocimiento de los principios científicotecnológicos y/o gerenciales básicos involucrados en su área.

3. resolver situaciones complejas formulando planes y tomando decisiones a partir de un espectro amplio y variado de alternativas dentro de marcos estratégicos

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