Informe lectura reflexividad
Enviado por mutaronga • 16 de Mayo de 2016 • Apuntes • 2.284 Palabras (10 Páginas) • 811 Visitas
UNMDP
Facultad de Humanidades
Introducción a la Antropología
Prof. a cargo del práctico: Karina Bianculli
Estudiante: Diego Hernán Pampín – Matrícula: 20236
Una introducción
En el presente informe de lectura nos proponemos analizar un elemento central que se difumina en distintas direcciones dentro del ámbito de la Metodología de la Investigación Antropológica: la distancia. Para ello recurriremos a tres casos: el paradigmático trabajo realizado por Malinowski en las Islas del Pacífico Occidental, la investigación de Esther Hermitte en los Altos de Chiapas, y por último, el texto de Lincoln Keiser relativo al ghetto de Chicago denominado los Vice Lords. Al mismo tiempo dentro del ámbito de la teoría emplearemos el manual de Guber, La Etnografía, Método, Reflexividad y Campo, y el artículo de Kaplan y Manners, Antropología: Viejos temas y nuevas orientaciones. Intentaremos observar los puntos de contacto y las diferencias entre los casos planteados y la articulación entre la práctica y los textos teóricos.
Tres Cajas
Podemos pensar que contamos con tres cajas: una guarda el trabajo que Rosana Guber realizó con los documentos que Esther Hermitte produjo en México en la década del sesenta, la segunda caja lleva el texto de Malinowski, que data de 1922 y la última de ellas encierra el artículo de Lincoln Keiser referente a los Vice Lords de Chicago. Tendremos dos casos escritos en primera persona y uno en tercera, podemos ya empezar a percibir un tipo de distancia que se produce en la escritura, en el informe que da cuenta de los datos recolectados en el trabajo de campo y que implica una complejidad desde el punto de vista de quien enuncia, la tensión en la búsqueda de la objetividad y el constante gotear de la subjetividad del investigador. Luego profundizaremos sobre estos últimos elementos.
En un plano contiguo al de la enunciación, es importante destacar el papel fundamental que tiene el lenguaje a la hora de la comunicación entre el antropólogo y los miembros de una comunidad. Bronislaw Malinowski lo ubica en un lugar inmediato a la hora de comenzar su investigación y relata dentro de los primeros intercambios que tuvo con los nativos: “Cruzamos unos cuantos cumplidos en Pidgin-English, se ofreció tabaco y tomamos así un primer contacto en una atmósfera de mutua cordialidad” (Malinowski, 1922: 22). La brecha comunicativa es otro espacio, otra distancia que condiciona y dificulta la tarea del etnógrafo. Más tarde Malinowski asegura que la comunicación en pidgin dificulta su trabajo, y evidencia signos de desánimo. Al examinar el trabajo que realiza Lincoln Keiser, vemos como esta dificultad se plantea en un aspecto similar, no es ya el idioma la barrera sino el dialecto, un slang que según lo relatado en las líneas de su artículo se presta todo el tiempo a confusión, y que paradójicamente muchas veces esa incomunicación lo saca de aprietos: “Cuando “nigger” era usado en una conversación por una persona que no me conocía demasiado, a menudo me miraba y se disculpaba como si me hubiera insultado” (Keiser, 1970: 3). Por último, en el caso de Hermitte, resulta importante resaltar que sus informes estaban realizados en un idioma que no era su lengua madre, por no mencionar que tanto Hermitte como Malinowski muchas veces recurrían a informantes (otra forma de que la información pase por otro, dentro del trabajo de campo).
La acepción primera que se relaciona con distancia es la geográfica. Si partimos desde esa magnitud, inmediatamente notamos cómo los cuerpos de los antropólogos se encuentran ocupando un espacio extraño, desconocido, alejado de sus respectivos países de origen y sus costumbres. Por otro lado, y si bien los trabajos aquí analizados están separados en el tiempo por un lapso de medio siglo, percibimos cómo la metodología obedece puntos en común en cuanto a la experiencia de cada uno de los etnógrafos en el trabajo de campo y en algunos patrones que intentaremos analizar luego de plantear los casos. De estos dos ejes, el espacial y el temporal, es imposible desvincular el contexto en el que fueron producidos. Como primera característica podemos señalar que en los tres casos y a pesar de ocupar distintas posiciones en el eje temporal, es muy nítida la presencia de Estados Unidos en la investigación de los tres casos (Malinowski pertenece a una Universidad estadounidense, Hermitte trabaja en México en un proyecto financiado por el mismo país, y por último Keiser cuenta como escenario con esa ciudad vital para la antropología del siglo XX: Chicago). En un sentido que parece anecdótico pero que no lo es, hallamos en los tres casos una coincidencia a la hora de hablar del modo en que fueron concebidos estos proyectos: lo fortuito. Hermitte se involucró con la Universidad de Chicago luego de diversos viajes con su marido, Keiser comienza sus investigaciones al conocer a dos miembros de un ghetto en la cocina (literal) de su empleo en un hotel, y por último Malinowski, cuya permanencia en las Islas Trobriand se prolongó durante la primera guerra mundial debido a su condición de polaco, que no hacía recomendable su retorno a Estados Unidos. Esta serie de hechos que podríamos denominar casuales parecen anécdotas de color, pero claramente eran los movimientos que los científicos hacían (avances y retrocesos) y que constituyen una esencia en la metodología de la investigación. Este carácter del trabajo del antropólogo que podríamos pensar como lúdico es en realidad parte de la búsqueda. Una primera forma de explorar el objeto de estudio, de establecerse y de empezar a aplicar los conocimientos teóricos con los que cada uno cuenta a la hora de realizar el trabajo de campo. Vendrán luego una infinidad de avances y retrocesos cuando colocamos la lupa en lo cotidiano: dificultades, problemas, imponderables, frustraciones. Todos estos elementos proyectados en la investigación finalizada ocuparán un lugar esencial y paradójicamente constituirán un espacio central.
Tres incursiones
El trabajo que Malinowski realiza en las Islas Trobriand marca un antes y un después en la antropología. Agotado el evolucionismo por su mirada etnocéntrica y su precariedad en la obtención de datos, es el alemán Franz Boas quien puede ser señalado como pionero de la observación participante y el trabajo de campo. Malinowski sostiene en el tiempo la actitud de Boas (no sólo se embarra, coloca su tienda en la aldea de los nativos de modo de conocer su cotidianeidad). Es de este modo cómo Malinowski comienza a notar que lo que parecía un simple intercambio comercial, tiene un gran número de significados (en el texto compara varias veces lo que los nativos hacen y el modo de actuar de los ingleses, por citar un ejemplo). El bagaje, los fundamentos teóricos, las encuestas y los procedimientos estudiados en la teoría se redescubren en la práctica, se potencian, se produce un giro en la visión tradicional, un salto que pasa de lo cuantitativo a lo cualitativo. Malinowski destaca en estos significados que subyacen en el Kula, que a primera vista piensa como el intercambio de collares y pulseras, una forma de cultura, que en diversas direcciones está cargada de significados fundamentales para la vida de las aldeas de la región.
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