Inge

En algunos municipios como lo es Xadani y Juchitán una gran cantidad de habitantes, tanto hombres como mujeres, se dedican a la elaboración de dichos trajes, el trabajo por lo general se pasa de generación en generación y requiere de mucha práctica para lograr hacer un buen trabajo artesanal. Estas personas dan una parte de ellos en cada traje que elaboran, ya que entregan largas noches de desvelo para la realización de estas hermosas prendas típicas; son el sustento de sus hogares porque a base de esto mantienen a su familia, es un trabajo honrado ante la sociedad y sobre todo muy reconocido a nivel mundial.

Podemos asegurar que este traje se remonta a pesar de las transformaciones que ha sufrido, a los tiempos de la conquista y la colonia, es por esto que forma parte de nuestra identidad, ya que a lo largo de los años ha perdurado y sigue manifestándose con su esplendor y elegancia. Esto hace que a lo largo de todo el mundo conozcan este atuendo, y lo consideren como patrimonio cultural de México, su distinción de los otros trajes típicos, son las hermosas flores bordadas o tejidas a mano que van a lo largo de este con colores que las hacen resaltar para lograr un contraste increíble y muy hermoso.

El huipil es una blusa de manga corta y la enagua es una falda larga y ancha; se confeccionan una gran variedad de colores y diseños de flores artísticamente matizadas a base de hilo de seda, que pueden ser bordados a mano, tejidos en figuras de cadenillas. El refajo es una falda blanca de popelina que se usa como fondo. El huipil y la enagua se confeccionan en la tela de terciopelo de primera, segunda y de exportación terciopelo más suave.

Los elementos o materiales que son utilizados para la confección de este atuendo son el bastidor, que consiste en una mesa hueca en la parte de arriba que es donde se colocará la tela, se pueden ocupar diferentes telas las cuales son forradas con otra tela delgada de algodón, las más usadas son crepé, shantu, piel de durazno y la más recomendada para las fiestas importantes es la de terciopelo, para los hilos la marca varía, pero el más utilizado es el anchor número 8, y en cuanto a los instrumentos, pueden ser dos agujas para el bordado a mano y ganchos de número 12 o 14 para el tejido a mano.

Las mujeres istmeñas portan con gran orgullo su ropa típica regional que las identifica de otras culturas. La vestimenta de la mujer varía de acuerdo con cada momento social, así tenemos vestimenta típica para fiestas, bodas, velas misas, sepelios de luto y para uso cotidiano; se diseñan y se combinan para cada ocasión. Consta de huipil, enagua que puede ser con o sin olán, o “rabona” (falda con olán hecho de la misma tela) y refajo; además, como complemento, una rica variedad de joyería de oro, aretes, pulseras, esclavas, torzales y ahogadores, según lo amerite la ocasión.

Una buena parte de las mujeres adultas usa la enagua y el huipil como vestido cotidiano, esta indumentaria de la cultura zapoteca, actualmente ya es imprescindible para las mujeres por su uso en las fiestas, misas bautizos, bodas, calendad y  velas. La rabona fue el primer traje propio de la istmeña consta de dos piezas: el huipil y la enagua de olán. La imaginación artística de las mujeres transforma la enagua haciendo que las dos partes de que se componen tuvieran las siguientes diferencias: el olán se hizo de color blanco y plisado con almidón.

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