JUSTICIA SOCIAL O SOCIALISMO
Enviado por malauga • 27 de Septiembre de 2020 • Trabajo • 2.991 Palabras (12 Páginas) • 181 Visitas
En el relación a la consigna planteada para el presente trabajo, respecto de justificar si existió Justicia Social o Socialismo entre el periodo de 1955 al 1976, considero que no hubo ninguno de los dos. A continuación, esbozaré mis argumentos.
En el texto elegido de la unidad introductoria, los autores llegan a la conclusión que entre 1930 y 1943 en el manejo del estado existió una alianza de clases entre dos sectores de lo que se llama la clase dominante argentina: por un lado, los sectores agropecuarios y, por el otro, los industriales.
Si bien durante este periodo se sofocó cualquier iniciativa de independencia de pensamiento y organización de los trabajadores, la clase obrera organizada contaba con un grado de cohesión bastante fuerte y, además, tenían objetivos bien determinados. Al respecto, una de las cosas importantes que destacan Murmis y Portantiero, es ese grado cohesión y determinación de objetivos que tenía la clase trabajadora, lo cual se había venido logrando a través de distintas medidas de fuerza: paros, movilizaciones, huelgas, etc.
La toma del poder era el mayor objetivo, para lograrlo había que generar conciencia de clase. Y generar conciencia de clase, fue –y sigue siendo- la mayor tarea de la clase obrera.
La alianza antes mencionada -entre dos de los sectores de la clase dominante-, se rompe con el golpe de estado de 1943, a manos del Grupo de Oficiales Unidos (G.O.U.), dentro de los cuales está Juan D. Perón.
Desde entonces, el rol del estado pasa a ser otro, en virtud a una nueva alianza de gobierno, de la que no forma parte el sector agropecuario sino que, y a raíz del enorme desarrollo del mercado interno que se da en esta época, el sector industrial pasa a ser el mayor de los aliados.
El triunfo de Perón en las elecciones de 1946 puso fin al dominio de la clase política tradicional e inició una profunda transformación del país. El nuevo presidente, sostenido por el apoyo masivo de los trabajadores condujo los destinos del país durante casi una década.
Durante la década peronista, se afirmó un proceso de ampliación de la ciudadanía: se consagraron derechos sociales y se estableció el sufragio femenino. El gobierno produjo una importante redistribución del ingreso en favor de los asalariados, se dignificó a los trabajadores mediante contratos de trabajo, leyes de previsión social, jubilaciones y pensiones, vacaciones, aguinaldo, atención médica, convenios colectivos, derecho de huelga, se crearon escuelas, hospitales, viviendas, se creó la central única de trabajadores (C.G.T.), y varios organismos de regulación estatal. Claramente, fueron años de justicia social.
Luego, entre 1955 y 1976, hubo una gran inestabilidad política, caracterizado por un feroz revanchismo de la clase alta para con los sectores más populares y todo aquello que tenga que ver con Perón. En estos más de veinte años, crecieron la violencia, las protestas, los enfrentamientos y la represión; comenzó la destrucción de la soberanía política, de la independencia económica, y de aquella justicia social de las épocas peronistas.
Se puede hablar de la existencia de dos momentos bien delimitados dentro de este período: el primero, desde 1955 hasta 1973, marcado por la proscripción y erradicación del peronismo y, el segundo, entre 1973 y 1976, teñido por un fuerte clima de depresión y desconcierto de los distintos sectores, y con fuertes internas dentro del propio partido gobernante. Todo ello ocurrió en un contexto internacional muy particular: la Guerra Fría, que dividió al mundo en dos bloques enfrentados (el occidental o capitalista, liderado por EE. UU. versus el oriental o Comunista, liderado por la URSS). Las consecuencias de esta división influyeron enormemente en la política interna de nuestro país.
La dictadura del 55´ se caracterizó –tal como resaltaba más arriba-, por su sed revanchista. Los sectores agropecuarios, los grandes terratenientes, la iglesia, las clases media y media alta anhelaban el país previo al 45´, y es por ello que se propusieron disciplinar a la clase trabajadora, que ganaba en fuerza y combatividad.
Particularmente, la Iglesia Católica, que en los últimos tiempos del segundo gobierno de Perón se encontraba en una relación desgastada, supo movilizar a los sectores partidarios del catolicismo en oposición al peronismo.
La política de desperonización llevada a cabo por la autodenominada “Revolución Libertadora”, alcanzó todos los aspectos de la vida nacional. Centenares de dirigentes peronistas fueron perseguidos y encarcelados, e incluso un decreto del gobierno provisional (4166/56) prohibió nombrar a Perón[1], se declaró la proscripción del Partido Peronista.
La Fuerzas Armadas se transformaron en el árbitro de la política nacional, poniendo las condiciones para que el juego político se llevara a cabo. “La integración masiva de oficiales antiperonistas no solo provocó un efecto disruptivo en el escalafón sino que significó, también, un gran avance de los grupos liberales, desplazados hasta entonces, que conformaron un poderoso núcleo interno cuya influencia se prolongó hasta entrados los años 70´.”[2]
Por esta razón, en el Ejército, la persecución ideológica derivó en los fusilamientos de junio del 56´.
Rodolfo Walsh, en su texto “¿Quién mató a Rosendo?”, nos señala que la “Revolución Libertadora” intervino la CGT, derogó la ley de asociaciones, asaltó locales, encarceló dirigentes y hasta disolvió los cuerpos de los delegados.
Junto con la destitución de Perón nació una etapa oscura y heroica: exiliado Perón, se convertía en un símbolo para sus seguidores, que se revelaban por medio de huelgas, manifestaciones, sabotajes a la producción, paros, etc. Estas acciones se conocieron como la "resistencia peronista", y expresaban la postura política de una gran porción de la sociedad.
Este sector, el obrero, fue el más perjudicado: el gobierno militar le quitó las conquistas sociales logradas, suprimiendo el estado de bienestar (o de justicia social) instaurado por el peronismo. Es por ello que, no sólo la “Revolución Libertadora” vino a dinamitar la justicia social practicada durante las épocas de Perón, sino que se abocó a reinstaurar el modelo agroexportador, que como bien ya hemos aprendido, beneficia a un sector muy reducido de la sociedad, en detrimento del interés comunitario. Por esta razón, es que tampoco podemos decir que entre 1955 y 1976 hubo algún intento de “Socialismo”. En mayor o menor medida, todos los gobiernos que pasaron durante esos más de veinte años, tuvieron la misma tendencia, ya sea por falta de capacidad o por pura decisión propia.
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