Justicia Transicional En Colombia

MAESTRIA EN RELACIONES INTERNACIONALES

HISTORAI DEL SISTEMA INTERNACIONAL

DOCENTE: ALVARO OVIEDO

ESTUDIANTE: DAVID CONTENTO GIRALDO

NOVIEMBRE 28 DE 2013

Encuadrar una situación que deteriore los fundamentos éticos en el mundo actual no es una tarea difícil de realizar, pero en ciertas ocasiones llega a ser complicado el hecho de comprender como un problema ético causa la muerte de miles de personas y como sencillamente nos hemos cegado hacia esa cruel realidad. ¿Pero cuál es esa realidad? Antes de llegar a mi subjetiva opinión tenemos que ubicarnos en el contexto histórico de la situación, ¿Cuál es el problema? El problema ético que quiero plantear es un problema de carácter político – social que ha sido tema actual de mucha controversia; entre declaraciones públicas, problemas sociales, tema de análisis mundial, y razón por la cual dos gobiernos pudieran ver sus relaciones deterioradas son solo algunos factores los cuales conjuntan esta situación. El tráfico de armas se denomina como el negocio, venta o transporte legal o ilegal de armas de alto y bajo calibre entre dos partes, ¿Pero qué pasa cuando estas armas que son transportadas ilegalmente a otro país, se utilizan para la batalla entre carteles ligados al narcotráfico?; He aquí entonces que las diferentes comunidades de un país se ven afectadas y aunque estas mismas exigen el derecho a la libertad y el derecho a la vida, uno supondría que la situación acabaría con la intervención del gobierno del país afectado; en este caso el mexicano solicitaría al gobierno americano (país de donde provienen las armas) reformas más extremas y justas, entre otras posibles cuestiones para erradicar el problema; entonces la situación sería historia, pero no es así y el problema nos lleva mucho más a fondo.

"Es inaceptable que 93 por ciento de las armas decomisadas en México procedan de Estados Unidos. Debemos poner fin a eso" (Feinstein Dianne (2009), senadora demócrata).

No es solo nuestra imaginación ni son porcentajes fantasiosos; estamos viviendo en una cruda realidad donde más del 90% de las armas decomisadas por el gobierno mexicano proceden de Estados Unidos, esto nos lleva a un solo punto, los vecinos del norte han establecido leyes muy flexibles e incurren en una gran irresponsabilidad en la venta de las armas. La adquisición de este armamento se ha dado principalmente por el cártel del Golfo y por los Zetas, que son los más activos, violentos y mejor pertrechados, lo que ha puesto en alerta y ha encendido los focos rojos ya que estas organizaciones actualmente mantienen una fuerte estructura que no se había visto en años anteriores. Desde el punto de vista ético esta situación se ha agravado cada día más, los días se han teñido de rojo y los asesinatos causados por estas herramientas tan peligrosas que pasan día tras día por la frontera mexicana hacen que la población implore a gritos justicia, gritos que se escuchan más fuerte a cada momento; la petición del pueblo mexicano para que esta situación tan reprobable sea controlada ha sido escuchada pero las acciones del Departamento de Seguridad Mexicana se han visto tan ineficaces al punto de tener que solicitar intervención extranjera en este asunto de Seguridad Nacional. Las violaciones de los derechos humanos han hecho de este caso objeto de análisis y un problema que adquiere aspectos éticos.

Según el canal televisivo TVC NOTICIAS, 16,000 ejecutados entre civiles y capos del narcotráfico ha sido el saldo de este enfrentamiento, entonces es clara la realidad en la que nos encontramos, las ejecuciones violentas y extremadamente agresivas han anulado los derechos humanos de los mexicanos. Otro aspecto ético que requiere de su análisis es la forma en cómo se venden estas armas, donde algunos empresarios que son los grandes proveedores de armas supuestamente “legales” tienen la libertad de ejercer su derecho de comercio y emprenden grandes empresas productoras de armamento, ellos no quieren dejar atrás esos gigantescos ingresos, sus altas ventas y la gran demanda del producto, pero ¿Cómo responsabilizarlos socialmente para que se den cuenta del daño que están causando a la comunidad? “La forma de vida democrática se distingue por un profundo respeto a la persona humana, por la vigencia de espacios de privacidad, libertad y realización del individuo frente al grupo o comunidad, que son respetados de manera irrestricta, a no ser que se ponga en peligro a la comunidad misma o se afecten los espacios de terceros”. (Ciudadanía y democracia. Ética, persona y sociedad). El conflicto de

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