LA CULTURA A COMIENZOS DEL S. XXI
Enviado por laubel1210 • 23 de Mayo de 2013 • 1.182 Palabras (5 Páginas) • 309 Visitas
1. La noción configurativa de cultura.
Geertz, antropólogo de los años cincuenta, denominó concepción configuracional de la cultura a la noción procedente del Romanticismo que experimentó un fuerte empuje en antropología, el estudio era llevado a cabo en sociedades aisladas, como islas pequeñas, poblados perdidos en medio de la jungla, reservas, etc., lo cual favoreció el afianzamiento de una idea pluralista de cultura que entendía que no se podía hablar de cultura en singular sino de culturas; que ya no se podía pensar un progreso común a toda la especie humana sino que, más bien, al hablar de una cultura se hacía referencia a un estilo particular de vida y pensamiento bien delimitado, diferenciable de los demás, y caracterizado por la cohesión entre los individuos que participan de él. Esto dividió al mundo en bloques culturales con límites desde la cual se pretendió entender los movimientos nacionalistas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, las descolonizaciones y el colapso del comunismo.
2. El mundo tras la Tercera Revolución Mundial.
Geertz analiza y critica a la cultura configuracional por la manera en como quedo el mundo tras la Segunda Guerra Mundial y posterior a este, la caída del Muro. El entorno es cada vez más astillado como resultado de dos tendencias contrapuestas al tiempo; por otro lado el mundo camina hacia la configuración de lo que se ha dado como aldea global en la que todos los individuos están conectados aun cuando se encuentran a grandes distancias.
Con la proliferación de nuevos estados tras la consecución de la independencia de las antiguas colonias y la desintegración de la U.R.S.S., el mundo político ha pasado de estar formado por unos cincuenta a contener cerca de doscientos y con vistas a que se originen otros nuevos debido a las constantes guerras y a las continuas reivindicaciones en el seno de las nuevas y viejas divisiones por parte de grupos que se autocomprenden como unidades étnicas, nacionales o culturales y que demandan autonomía política. El proceso de globalización no conduce tan claramente cómo podría pensarse a un debilitamiento de las demarcaciones culturales, sino más bien a la multiplicación, reelaboración, reordenación e incluso intensificación de las mismas. Éste es un proceso que parece no tener fin y que da lugar a una continua reelaboración de las divisiones e identidades, de manera que las delimitaciones han de dejar de concebirse como inamovibles para pasar a ser vistas como algo difuso y fluctuante.
La situación actual demuestra que el modo en que hasta ahora se ha utilizado dichas categorías no es el más esclarecedor, y además nos conduce a una reconceptualización de la cultura que deja claro que, si bien con anterioridad al periodo de entreguerras podía parecer que sí.
3. El descrédito de la idea de Estado-nación.
La idea del Estado-nación es la que mejor condensa toda la carga típicamente moderna y liberal del lenguaje político y antropológico al uso, en el que aparece íntimamente relacionada con la identidad y la auto-determinación. Es por ello que Geertz dedica buena parte de El mundo en pedazos a exponer la incapacidad de dicha idea para esclarecer las nuevas conformaciones sociales.
Geertz no considera al país y a la nación como realidades idénticas, pero tampoco contrapuestas, entiende país como el escenario de la política, como el espacio donde las distintas situaciones conflictivas derivadas de la diversidad se organizan y se ordenan; la nación, es presentada como una de las más importantes fuerzas políticas que actúan en el escenario que es el país y si el país es donde la diversidad se ordena y sus tensiones se contienen, la nación o las naciones,
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