LA MORAL Y EL DERECHO
Enviado por LAIDYT • 13 de Febrero de 2014 • 812 Palabras (4 Páginas) • 309 Visitas
Kant y Marx: la moral, el derecho y la ley fundamental de la sociedad moderna
La lucha revolucionaria como condición de posibilidad de la moralidad
Jesús García de las Bayonas Delgado
No tiene la polis peor enemigo que el tirano bajo
quien no puede haber leyes comunes, sino que
gobierna teniendo en sus manos la ley, no
gobernando equitativamente.
Eurípides Las suplicantes, 429-430
Usualmente se ha convenido en presentar a la lucha revolucionaria como
incompatible con la moralidad kantiana y, a su vez, el respeto kantiano a la ley
moral como contradictorio con la lucha y acciones revolucionarias. En lo sucesivo
trataremos de desmontar tales tesis y demostrar justamente lo contrario: que, lejos
de contraponerse, la lucha revolucionaria es el único modo de cumplir las
exigencias del imperativo categórico (kantiano) en condiciones capitalistas.
Pasamos, a continuación, a exponer los argumentos que, a nuestro entender,
avalan dicha tesis.
La moralidad, la libertad y la legalidad (en Kant):
Según el propio Kant, la principal formulación del imperativo categórico o
principio supremo de la moralidad sería la siguiente: “obra de tal modo que la
máxima de tu voluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como principio de
una legislación universal”i. Esto es, obra de tal modo que pueda presuponerse el
principio según el cual obras de modo universal y que, por tanto, este principio
según el cual obras sea, por ello, necesario.
La única forma de cumplir lo anterior sería hacer depender el querer o
determinación de la voluntad de la mera forma de ley o forma de la universalidad,
y no, por tanto, hacerla depender de la materia u objetos de la facultad de desear.
Puesto que el hacer de nuestras representaciones subjetivas de los objetosii
inmediatamente el fundamento de determinación de la voluntad o el principio por
el que obramos no pone en juego necesidad alguna; debido, precisamente, a que se
fundamenta únicamente en una especial relación del sujeto con el objeto. No
constituyendo, por consiguiente, necesidad alguna. Este principio supremo de la
moralidad kantiana no dice, por tanto, nada más que lo siguiente: obra de tal modo
que lo que quieras lo quieras al mismo tiempo para todos (incluyéndote por
supuesto a ti) y según una ley universal; de manera que lo quieras para ti lo
quieras al mismo tiempo para los demás, y ello, además, sin contradecirte. De
forma que para querer algo, la única forma de hacerlo conforme a la ley moral
sería querer que ello aconteciera según una ley universal y haciendo que esa
aptitud para ser principio de una legislación universal sea el fundamento o motivo
de determinación de tu
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