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LOS CICLOS DEL PRESIDENCIALISMO


Enviado por   •  15 de Junio de 2012  •  11.089 Palabras (45 Páginas)  •  976 Visitas

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LOS CICLOS DEL PRESIDENCIALISMO MEXICANO

Álvaro F. López Lara

Durante el siglo XX la presidencia constituyó una de las piezas centrales del sistema político mexicano. Durante el periodo de 1934 a 1988 los titulares del poder Ejecutivo hicieron uso de facultades constitucionales y metaconstitucionales para controlar al poder Legislativo, ejercer la jefatura real del partido oficial, dominar el nombramiento de los integrantes del poder Judicial e influir decisivamente en la selección del sucesor así como en los procesos de nominación de los candidatos a gobernadores de las entidades federativas. Ejercieron el poder constitucional autónomo para afectar las relaciones de propiedad, para intervenir en la economía y regular las finanzas públicas.

Sin embargo, a partir de 1988 la autoridad de la presidencia ha experimentado

un debilitamiento progresivo, como consecuencia de la libera-

lización del régimen político, los procesos de reforma económica, el

pluralismo de partidos en el Congreso de la Unión y una serie de cambios

constitucionales que han ido acotando las facultades del poder Ejecutivo.

En ese tránsito desde un presidencialismo omnímodo y poderoso hacia

una presidencia débil, se ha dado la convergencia de las presiones de fuerzas

democratizadoras y una presencia activa de la presidencia, que ha

consistido en la aceptación de su propia “autolimitación” (Aguilar,

1994:49).

Hay dos ejes en los cuales es posible observar la evolución de las limitaciones

en las prácticas políticas y en las facultades constitucionales de

la presidencia. El primero se refiere a los cambios en el sistema de partidos

y en las relaciones gobierno-oposición en diversos ámbitos de las

instituciones representativas. A partir de 1988, la competencia partidaria

a nivel federal se ha incrementado en cada elección y, desde 1997, se advierte

una contante erosión del control hegemónico del Partido Revolucionario

Institucional (PRI) sobre las cámaras del Congreso de la Unión, lo

cual activó la división de poderes prevista en la Constitución de 1917.

Además, en la elección federal del 2 de julio de 2000 el candidato del

PRI perdió la elección presidencial, con lo cual llegó a su fin un ciclo de

presidencialismo hegemónico y dio inicio un ciclo de gobiernos sin mayoría

que se ha extendido en cuatro elecciones federales consecutivas –2000,

2003, 2006 y 2009– y cuya consecuencia principal es que ha crecido el

número de actores que se requieren para tomar decisiones al interior de

las cámaras del Congreso de la Unión. La alternancia en el poder Ejecutivo

federal ha coincidido con el aumento de la dispersión del poder en el

poder Legislativo y en el federalismo mexicano.

El segundo eje en el cual se han registrado cambios que condujeron a

la limitación del poder presidencial concierne a la serie de reformas constitucionales

que, en ciertas condiciones, fueron aceptadas o promovidas

por la propia presidencia para “autolimitar” sus facultades. Mediante

una ola de reformas constitucionales en materia electoral –1977, 1987,

1990, 1993, 1994 y 1996–, el Ejecutivo aceptó de manera pactada la liberalización

de la competencia electoral y fue abandonando el control

sobre la organización de las elecciones federales hasta dotar de plena autonomía

al Instituto Federal Electoral (IFE) en 1996. Casi en paralelo, en

1983, la reforma del artículo 115 constitucional inició un proceso de

descentralización al dotar de mayor autonomía al municipio ante el gobierno

central. En 1996, la reforma constitucional en materia política

suprimió el derecho del presidente a nombrar al regente de la ciudad de

México para dar paso a la elección de un jefe de gobierno. Desde 1994,

otra reforma constitucional modificó las reglas de integración de la Suprema

Corte, limitando la facultad del presidente a proponer una terna que

debe ser ratificada por el voto de las dos terceras partes del Senado. En la

esfera económica, las limitaciones a la autoridad presidencial se asocian a

la reforma constitucional que concedió autonomía al Banco de México en

1994 y al proceso de desincorporación de entidades paraestatales.

Todo este cúmulo de transformaciones dan cuenta de una nueva forma

de gobierno presidencial que difiere en muchos aspectos del presidencialismo

hegemónico. Pero además nos llevan a cuestionar la idea de que el

presidencialismo omnímodo ha sido una constante en la historia de México.

De ahí que el propósito de este ensayo consista en analizar la evolución

histórica del presidencialismo, desde la inmediata posrevolución

hasta las transformaciones recientes. El objetivo principal es demostrar

cómo, bajo la misma Constitución de 1917, se han experimentado tres

formas de presidencialismo. Entre 1917 y 1934, la presidencia coexistió

con un Congreso fuerte y un sistema de partidos fragmentado: hay evidencia

de que los presidentes Carranza, Obregón y Calles “cogobernaron”

con un Congreso integrado con múltiples partidos, volátiles y poco disciplinados.

Luego, de 1938 a 1964 vino una etapa de centralización del

poder en la presidencia y de institucionalización del autoritarismo. Finalmente,

la presidencia experimentó su progresivo debilitamiento mediante

el desgaste del régimen autoritario y de la legitimidad de la institución

presidencial de 1968 a 1988, enfrentadas al menos parcialmente y por el

propio régimen con medidas liberalizadoras que alentaron el pluralismo

en el poder Legislativo y se asociaron a las “autolimitaciones” que la propia

presidencia se impuso, acotando sus facultades constitucionales.

Este trabajo se compone de tres secciones. La primera revisa las interpretaciones

sobre el presidencialismo en México y propone un apunte

conceptual que sustenta nuestra idea de ciclos presidenciales. Posteriormente,

en la segunda sección, la más extensa de todas, ofrecemos la interpretación

de cada uno de los ciclos del poder presidencial, que van de la

posrevolución a la postransición. El primer ciclo empieza con la posrevolución,

en la que se “resuelve el destino” de la institución (1917-1945) y

se significa la disputa y su desenlace entre múltiples poderes regionales y

locales, y un

...

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