LOS VALORES EN EL SIGLO XXI

LOS VALORES EN EL SIGLO XXI

Por: Prof. Jorge Arturo Marroquín Rivera

Para hablar de los valores en los tiempos del post-modernismo que es una época en la que se ha dejado atrás un gran legado que nos han dado los grandes descubrimientos tecnológicos, científicos y el mundo lo tenemos al alcance de nuestras manos a través de la famosa internet, debemos aclarar primero sobre algunos conceptos y términos que se refieren a los valores.

La palabra valor tiene un sin número de significados entre los que podemos mencionar:

• Es el grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar.
• Toda realidad material, espiritual o moral que presta alguna utilidad al perfeccionamiento del hombre.
• Son cualidades o propiedades especiales.

Pero cual es el uso y utilidad que en la sociedad que vivimos se le da a la palabra valor; en un mundo en apariencia aterrador donde todo lo construido parece derrumbarse y lo nuevo no se concreta aun. Ya no vale el argumento que los trabajadores necesitan que el estado les brinde protección, ahora se nos dice que debemos confiar en las fuerzas de cada quien, en su potencial individual que todos debemos convertirnos en pequeños empresarios.

En consecuencia la palabra valor ha ido poco a poco variando su significado y hoy día valor es cualquier cosa que presta una utilidad y cuando deja de hacerlo se desecha al sesto de la basura; estamos ante el paradigma del utilitarismo donde nada es permanente todo es pasajero (las modas, la música, la comida, los utensilios de cocina, etc.) y lo que hoy es novedoso mañana es antiguo, ya ha pasado de moda; así son los valores en la sociedad actual espontáneos, innecesarios para sobrevivir. Un mundo que nos plantea espejismos de vida o modos de vida donde no se necesitan los valores para convivir en sociedad, en familia, en el trabajo, en el equipo de futbol, en la iglesia, en la escuela, la universidad, el barrio, la colonia, el departamento, el país, el mundo en general; donde tiene mas valor lo material que lo espiritual, vale mas un celular, un discman, un par de tenis, que la vida misma del individuo se mata para obtener cualquier valor material.  

Por si lo anterior fuera poco, en la vida cotidiana también vemos irrumpir nuevas formas de valorar nuestra existencia personal, familiar y colectiva. Todo se convierte en mercado, competencia, debemos ser competitivos. El individualismo egoísta matiza nuestras relaciones sociales, cada vez mas estamos aislados entre los mares de gente de las ciudades modernas.

Ciertamente el futuro es impredecible e incierto, sin embargo nada esta escrito la esperanza en un futuro halagador nos obliga a repensar el presente y el pasado para heredar un mejor futuro a las próximas generaciones.

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