La Catastrofe Silenciosa
Enviado por corona • 9 de Octubre de 2012 • 16.069 Palabras (65 Páginas) • 3.383 Visitas
INTRODUCCION
El sistema educativo siempre ha estado desquebrajado y es preocupante en el nivel que nos encontramos cada gobierno tiene sus ideas pero desafortunadamente ellos no saben la realidad que se viven en las aulas y las condiciones tan carentes que cada contexto tiene más las zonas marginadas, en el presente trabajo se abordan temas variados por mencionar algunos: la CATASTROFE SILENCIOSA AL ESCANDALO EDUCATIVO, donde a través de un examen quieren constatar el conocimiento de los docentes pero cuál es la decepción que todos lo reprobaron. y así nos muestran en cada uno de los temas de este trabajo, como EL RUMBO PERDIDO, INSATISFACCION, ULTIMOS EN LA PRUEBA PISA, LA CAPULINERA, BRECHAS Y PUENTES, LA REFORMA EN MARCHA, MAESTROS:AUTORRETRATO. Y MAS…….todo esto nos permite reflexionar y hacer un análisis de cuál es el rumbo que debemos tomar y que es lo mejor para la educación en México donde todos hagamos conciencia de la realidad educativa en nuestro país.
Hace casi 20 años que se hizo en México el primer examen público de conocimientos a maestros y alumnos. Reprobaron ambos. Fue una investigación hecha por Gilberto Guevara Niebla en el contexto de la reforma educativa de 1992. Parte de la investigación fue publicada como una primicia en la revista nexos bajo el título genérico de “México: un país de reprobados”. Apareció luego en forma de libro con el título La catástrofe silenciosa. La investigación dejaba claro que una catástrofe diaria sucedía sin ruido ni testigos en los salones de clase de la República: los niños no aprendían lo que debían aprender y los maestros no enseñaban lo que debían enseñar, pero nadie se quejaba ni la educación era materia de preocupación pública. Poco ha cambiado desde entonces, cualitativamente, en la educación mexicana, pero la última década ha visto un cierto cambio en la opinión pública. Conforme se acumulan evaluaciones negativas, nacionales e internacionales, sobre la calidad de la educación mexicana vamos dejando atrás la catástrofe silenciosa y vamos entrando a los terrenos del escándalo educativo. Es un escándalo. Todavía muchos mexicanos consideran satisfactoria la educación que reciben sus niños.
Como anteriormente menciono de “catástrofe silenciosa” para calificar un desastre educativo que suave, silenciosamente, se había instalado entre nosotros.
Lamentablemente, esa catástrofe continúa. Los indicadores provenientes de OCDE (PISA), de la SEP (ENLACE), DEL INEE (EXCALE), y otros más, coinciden en señalar que el nivel de aprendizaje de nuestros alumnos sigue siendo muy bajo. La escuela es un espacio plagado de contrariedades. Y no hay lugar para falsos optimismos: sobre todo cuando los cambios que realizan las autoridades en el sistema son meros cambios adjetivos, cosméticos, superficiales.
En las zonas rurales el maestro conservó su posición de liderazgo social; en las zonas urbanas el servicio educativo fue utilizado por el estado y por el partido oficial como “mercancía intercambiable por lealtad política”. Sólo después de 1980 comenzó a producirse la demanda por la calidad educativa, imperativo dictado por un cambio en la política interna y en la política mundial: la globalización y la revolución “del conocimiento” (peter drucker).
Todos estos elementos se unifican en la voluntad estatal de construir un consenso político fundado en la obediencia ciudadana. La reformulación del artículo tercero de la constitución (1945) fue un esfuerzo por romper no sólo con la orientación socialista de la educación, sino con toda orientación ideológica sectaria. Se adoptó una cómoda neutralidad pedagógica. Se elaboraban los planes de estudio y los programas sin hacer referencia a pedagogía ninguna, como si la enseñanza no necesitara un soporte teórico-conceptual, una orientación filosófica.
Tampoco hubo experimentación pedagógica alguna; ni política nacional en materia de edición de libros pedagógicos. Este vacío enorme en materia de teoría y crítica pedagógica, de investigación y experimentación, permitió que se instalara en las aulas una práctica tradicional basada en el sentido común y en un positivismo implícito (el conocimiento cosificado, que se “pasa” del maestro al alumno). La educación “bancaria” de freire.
Este sexenio inició con un compromiso claro por mejorar la calidad de la educación pública. Como nunca antes, la evaluación objetiva e independiente de la educación en México apareció con una transparencia sin precedente. Cada año los resultados de exámenes estandarizados, como la prueba ENLACE y los exámenes del Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos (PISA) de la OCDE, han presentado un panorama desolador: “los estudiantes no alcanzan el nivel (2) de capacidades básicas PISA y sólo 3% de los estudiantes mexicanos alcanzó los niveles más altos (5 y 6) que corresponden a ‘contar con la capacidad de identificar, explicar y aplicar conocimientos científicos de manera consistente en una variedad de situaciones complejas en la vida cotidiana’. Este 3% contrasta con el promedio de los países de la OCDE (19.2%)”.
Los padres
Llama la atención que aun cuando dos terceras partes de los padres de familia piensan que la educación que se imparte es muy buena, buena o regular, más de la mitad de ellos (54%) se dice totalmente o bastante satisfecho con la educación que reciben sus hijos en la primaria, mientras que el 45% está poco o nada satisfecho.
El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), que aplica esta prueba en México, expresa “que su propósito principal es determinar la medida en que los estudiantes de 15 años, a punto de concluir o al terminar su educación obligatoria, adquirieron conocimientos y habilidades relevantes para participar activa y plenamente en la sociedad moderna”.
Entre los 34 países de la OCDE que participaron, México ocupó el último lugar en las tres pruebas. Comparado con relación al total de los 65 países que participaron en 2009 quedó 49 en lectura y 51 en matemáticas y en ciencias. Nuestro país destaca, además, debido a las pocas oportunidades escolares que ofrece a sus jóvenes de 15 años de edad: 66.24%. Los países de la OCDE ofrecen 95.86% y los países/economías asociadas a la prueba 89.22%. Chile ofrece 91.55% y Brasil 80.63%.
Adicionalmente, el porcentaje de alumnos mexicanos de familias pobres o en desventaja socioeconómica es el más alto entre los países de la OCDE: 58.2%. Canadá tiene 3.7%, Reino Unido 5.6%, Japón 7.9%, Alemania 8.2%, Estados Unidos 10.4%, Francia 13.9%, Corea del Sur 15.8%, España
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