La Contracultura En México
Enviado por viridianampz • 15 de Abril de 2012 • 2.778 Palabras (12 Páginas) • 1.056 Visitas
La Contracultura en México y la Teoría Crítica
En la segunda mitad de los años cincuenta, el régimen mexicano se consolidó del todo y la revolución “se institucionalizó”. El país entró en un proceso de industrialización y modernización en el que la influencia de los Estados Unidos creció aceleradamente.
Además, el paso del México tradicional, atávico, al país moderno que prometía el régimen no era fácil. Aunque el contexto ya no era exactamente el mismo, gran parte de la sociedad continuaba con los viejos prejuicios y se complacía el los convencionalismos, en el ejercicio de machismo, sexismo, racismo y clasismo, y en el predominio de un autoritarismo paternalista. No es de extrañar que entonces muchos jóvenes de clase media no se sintieran a gusto.
A muchos no les satisfacía un paisaje social en el que había que guardar las formas, pues los valores religiosos y civiles sólo operaban en la teoría: mediante sobreentendidos y leyes no escritas, en la práctica se profesaba el culto al dinero, al estatus y al poder en medio de un alarmante indigencia interior, lo que generaba la emergencia de los aspectos más negativos de la gente, en especial de muchos de quienes ocupaban sitios de autoridad. Los grandes cultos religiosos, como el católico, ya no cumplían bien su función de preservar la salud síquica de las comunidades, además de que el furor anticomunista de la época vitaminizo una intolerancia que se intensificó a principios de los sesenta, después de la represión de los maestros y ferrocarrileros, y de la aparición de los rebeldes sin causa y de la revolución cubana. La represión a jóvenes e inconformes se volvió cosa de todos los días.
Ante este contexto que difícilmente se advertía en la superficie, tenían que aparecer vías que expresaran la profunda insatisfacción ante esta atmósfera anímica cada vez mas contaminada, que encontraran nuevos mitos de convergencia o, en el caso de los jóvenes, que descargasen la energía acumulada y representaran nuevas señas de identidad. La contracultura cumpliría esas funciones de una manera relativamente sencilla y natural, ya que, por supuesto, se trata de manifestaciones culturales que en su esencia rechazan, trascienden, se oponen o se marginan de la cultura dominante, del “sistema”. también se les llama cultura alternativa, o de resistencia. Los precursores, los pachucos.
Los Pachucos
Desde siempre, los jóvenes de ascendencia mexicana Estados Unidos han vivido contextos de severa explotación, marginación y discriminación. Desde los años cuarenta, y especialmente después de ser utilizados como carne cañón en la segunda guerra mundial manifestaron su identidad marginal de muchas maneras. En el país más rico del mundo, que ostentaba su poderío y su “destino manifiesto”, el mexicano-estadounidense, salvo pocos casos, era sirviente o peón de la mas baja categoría, y tenía que soportar el desprecio del gringo o pasarla muy mal si se rebelaban. Los jóvenes, para bardearse de la hostilidad circundante, formaron pandillas y establecieron al barrio como su patria y a las calles como su territorio natural. Se peleaban y emborrachaban, cometían atracos y todo el tiempo tenían que torear a la policía y a los blancos más racistas.
A estos jóvenes se les empezó a conocer como pachucos. Un mito de origen señala que en un principio existió un muchacho muy bravo apodado el Pachuco por que había nacido en Pachuca, aunque desde los dos años de edad sus padres los llevaron a Los Ángeles. Este muchacho pronto y sin demasiados esfuerzos lideró una pandilla de rufianes que hizo mucho ruido por revoltosa y temeraria, pero también por los lucidores trajes con que iba a las fiestas. Dado que muchos negros vivían condiciones relativamente semejantes, no es de extrañar que estos jóvenes adoptaran la forma de vestir de los jazzistas negros macizos, los locos del be-bop, que se ponían holgados trajes resplandecientes, elegantes, de pantalones de pliegues en la cintura y valencianas estrechas como tubo; sus sacos eran largos, de amplias solapas cruzadas y grandes hombreras; usaban corbatas anchas como banda presidencial y bogartianos sombreros de fieltro. El zoot suit como llamaban a este tipo de vestimenta, se volvió también por méritos propios, el traje del pachuco, y causó sensación pues era diferente, llamativo y provocativo: fue una de las primeras muestras de la estética de la antiestética que después sería común en todos los movimientos contraculturales.
A esta pandilla de jóvenes se les conoció como pachucos y, con el paso del tiempo, a todo joven que usaba zoot suit también se le llamó así, aunque el único y verdadero pachuco, para estas alturas había ido a dar a la cárcel.
Usar este traje no era una moda, sino una seña de identidad de jóvenes oprimidos e insatisfechos que no eran ni mexicanos ni estadounidenses, sino el laboratorio de un mestizaje cultural. Los pachucos no sólo se afirmaban a sí mismos sino que también, sin saberlo, estaban creando las condiciones para que surgiera lo que después en los años sesenta, fue el movimiento chicano, y que luchó por sus derechos, se expresó a través de las artes y los medios, y forjó una auténtica identidad cultural. Por supuesto, los chicanos nunca dejaron de reconocer orgullosamente a los pachucos como sus antecesores.
El pachuco también acuñó su propio lenguaje : un espanglés de pochismos puros y caló del sur que lo distinguió en el acto. Hizo suyos algunos de los grandes ritmos musicales de la época: el danzón, la rumba y el mambo, por que se hallaba profundamente conectado con sus raíces mexico-latinoamericanas. Pero también fue experto en el swing y el boogie, ya que, lo quisiera o no la cultura en que vivía se le había metido hasta lo mas hondo. Con sus trajes relampagueantes se entregaba a bailar por que así lograba una auténtica liberación emocional que también abría la puerta a los siempre fascinantes y peligrosos placeres dionisiacos del lado oscuro de la luna.
El de los pachucos fue un fenómeno contracultural en varios aspectos: lo protagonizó la gente joven y propuso un atuendo, caló, música y baile que lo identificaba. Repudió al sistema porque éste a su vez lo rechazaba, pero el nivel de conciencia de rebelión era casi nulo y con gusto los pachucos se habrían integrado al sistema de haber podido. Este, sin embargo, se cerró para ellos y los reprimió lo más que pudo. Se trató de una rebelión instintiva, visceral, primitiva, que llamó la atención porque era auténtica , vistosa y provocativa, aunque claro encontró grandes incomprensiones.
Estos elegantes maestros se extendieron a las zonas fronterizas mexicanas, donde se reprodujeron
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