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La Inclusión, Un Tema Excluido


Enviado por   •  18 de Marzo de 2012  •  7.208 Palabras (29 Páginas)  •  814 Visitas

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La inclusión, un tema excluido

Teresa Tovar Samanez

Como entrada quisiera plantear una inquietud. ¿Cuál es la relación entre los conceptos sobre educación inclusiva que se están asumiendo y poniendo sobre la mesa, y el entorno en los cuales estos conceptos se concretan? Es decir, es un debate que comienza con obstáculos, donde es imprescindible considerar el contexto de realidad en el que estos conceptos se abren paso con dificultad. Es este precisamente el sentido del evento. El tema de la inclusión es, paradójicamente un tema excluido. Se trata de un asunto que tiene que abrirse paso, que tiene que tocar la puerta. No en vano el lema del evento es Abramos paso a la inclusión.

No es casual que lo invisible está asociado a lo subvalorado. Las personas con discapacidad, cuya existencia no se visualiza con claridad, han sido lesionadas en sus derechos básicos, desvalorizadas en su potencial, vejadas en su dignidad humana, tendiéndoselas a considerar como personas inferiores. Lo mismo sucede con otros grupos sociales vulnerables.

Hay una demanda imperativa pero no escuchada de reconocimiento. Ye esto lo que este evento está haciendo al colocar en la mesa del debate el tema de discapacidad, esta vez desde el ángulo educativo.

Hay que tomar en cuenta que los enfoques sobre educación para la diversidad y educación inclusiva están a contracorriente del debate general sobre educación, el mismo que tiene otras prioridades. ¨Discapacidad¨ es un tema marginal y poco conocido que además tiene que afrontar de situaciones institucionales y políticas que no siempre le son favorables. En ese sentido, yo quisiera plantear en el breve tiempo que tenemos, cuatro puntos de esta lucha de los conceptos por situarse y empoderarse en la agenda nacional.

1. Un primer aspecto, es el que tiene que ver con el plano académico en sentido estricto. Desde el punto de vista de los enfoques sociológicos e históricos, es pertinente preguntarse cómo y cuándo el concepto de educación inclusiva empieza a plantearse y de qué manera es percibido en los análisis sociales.

2. En segundo lugar, es necesario preguntarse si estos conceptos de educación inclusiva tienen o no sustento desde el punto de vista de la teoría de las políticas públicas. Analizar si los representantes y líderes de las políticas educativas los colocan como apuesta y/o prioridad.

3. En tercer lugar, quería colocar la interrogante sobre de qué manera el concepto de educación inclusiva entra o no a jugar en el aula, en la escuela concreta, lo que implica correlacionar el concepto con un plano pedagógico práctico, referido a los procesos de socialización y aprendizaje.

4. Finalmente, un cuarto nivel que debiera complementar los anteriores, tiene que ver con la necesidad de que el concepto de educación inclusiva aterrice, se expanda y tiña la cultura de un país, para poder cristalizarse y dar lugar a cambios educativos.

Entonces, es en esta cuádruple tensión que quiero situar mi intervención. Voy a tratar de puntear brevemente cada uno de esos cuatro puntos.

1. La inclusión en la historia y la sociología

Desde la sociología a la historia, se han planteado varios desafíos. La realidad de las personas con discapacidad ha sido invisible durante siglos. Permanece todavía velada para las estadísticas que no nos permiten conocer a ciencia cierta cuántas personas con discapacidad existen en el país y menos aún tenemos certeza sobre cuántas están atendidas por el servicio educativo.

Ahora bien, esta invisibilidad no es gratuita: No es que los sociólogos o los antropólogos se olvidaron de investigar el tema, sino que no lo investigaron porque está subvalorado. Todos aquellos temas y conceptos que aluden a discriminaciones, normalmente pasan a segundo plazo en la academia. Ocurre, por ejemplo, con el tema de género, con el de racismo. Son temas donde tiene que haber un movimiento y corriente de opinión que los impulse.

Si vinculamos esta subvaloración a la historia, tomaremos nota que no por casualidad las mujeres fueron consideradas como portadoras de bajos instintos y del pecado en la edad media, los indios como salvajes y los negros como delincuentes. Del mismo modo las personas con discapacidad fueron consideradas como poseídas por el demonio. Son cuatro sectores subvalorados en la historia y por lo tanto conceptualizados de una determinada manera: en términos negativos, con un enfoque de exclusión.

La exclusión de las personas con discapacidad en la historia y la sociología, se sustentó al principio en una concepción religiosa. Según esta concepción religiosa, la conducta inmoral de las mujeres era connatural a su origen (Eva pecadora) y sinónimo de tentación. Se sostenía igualmente las personas con discapacidad tenían también una conducta inmoral y no poseían alma. Lutero decía literalmente que las personas con retraso mental no son sino masa-carne, sin alma.

Cuando la ¨fundamentación¨ religiosa perdió terreno y ya no se podía sostener que una persona con retardo mental era poseída por el demonio, entonces sobrevino una etapa en la cual, desde de la medicina y la sicología, se pretendió fundamentar la inferioridad de las personas con discapacidad y ponerles límites a sus derechos. Así sobre la base de esa concepción histórica-religiosa, luego en los siglos XV al XVIII se evoluciona hacia un naturalismo psiquiátrico y comienza a considerarse a las personas con discapacidad ya no como personas sin alma, sino como personas enfermas, mental o físicamente.

La exclusión adquiere status académico a través de la medicina cuando comienza a plantearse que hay grados de enfermedad y se establecen sistemas y pruebas para establecerlos. Aparece la psicometría, la medición del cociente intelectual, los sistemas de clasificación, etcétera, etcétera. Finalmente esto cristaliza en una división entre ¨normalidad¨ y ¨anormalidad¨, que hasta hoy es poco cuestionada y debatida

En base al establecimiento de su enfermedad y anormalidad se estableció que estas personas necesitaban atención no sólo diferenciada, sino separada. Se organizaron lugares apartados para ellas, como los asilos y hogares en los cuales estas personas fueron recluidas en una suerte de apartheid. Posteriormente, cuando surge la educación especial, lo hace marcada en gran parte por este paradigma segregador.

Los sectores desvalorizados son catalogados en dos formas. O bien son negados, invisibilizados; o bien son percibidos en términos de censura. Esta última opción devino en determinados momentos de la historia en un estigma denigrante.

Pero no se trata sólo de un asunto cultural, de negación en el plano de las percepciones y valoraciones.

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