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La Inferioridad Economica


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2012  •  1.735 Palabras (7 Páginas)  •  499 Visitas

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En el presente ensayo se tratará de exponer el tema nuestra inferioridad según el historiador Francisco Antonio Encina. “Nuestra Inferioridad económica” pretende explicar de dónde proviene la inferioridad económica que presenta el país al comenzar el siglo XX, para dar cuenta que desde antes ha existido una diferencia significativa entre sociedades; la cual conlleva al respeto y la humillación. El problema a plantear será entonces saber cómo se origina dicha inferioridad. Para desarrollar este tema y con el fin de que sea bien entendido, plantearemos 4 ideas centrales. Primero hablaremos de los fundamentos de la sociedad, en segundo lugar a la población y sus clases sociales, como tercer elemento tendremos el carácter aristocrático de la organización social chilena y por último la democracia política y democracia social.

Con respecto a la primera idea podemos señalar, como nos indica el autor, que al terminar el siglo XVIII la sociedad chilena tenía como base dos grandes principios místicos: el dogma de la majestad real y el dogma de la majestad divina, es decir, un respeto incondicional a la corona, que era el símbolo supremo del espíritu español, y una veneración absoluta a los principios de la iglesia. Por ejemplo, en esa época no era permitido el culto a otra religión que no fuera la cristiana; y en símbolo de respeto a la corona, se pagaban importantes tributos al rey. Mas ambos dogmas ya habían perdido su sólida consistencia moral: el real, debido a ciertas medidas que lastimaron la conciencia de la clase social de mayor autoridad, por ejemplo, la expulsión de la compañía de Jesús y el término del régimen de las encomiendas.

Según Encina la iglesia desde la expulsión de la compañía de Jesús,no quiso rebelarse, pero si tener una independencia moral para apreciar los actos de la vida desde un punto de vista más bien psicológico. Sin embargo, todavía la iglesia le daba todo su apoyo y leal confianza al dogma de la majestad real, del cual continuaba recibiendo no pocos beneficios. Tal era el fondo moral al iniciarse el siglo XIX según nos narra el autor.

En relación a la segunda idea la población del país, ya organizado administrativamente, no alcanzaba, seguramente, a más de un millón de habitantes; sin contar a los araucanos que se calculaba serían alrededor de unos cien mil. El autor nos dice que en general la población chilena era pobre en comparación con la de los grandes virreinatos. Alrededor de las tres cuartas partes se constituían por el mestizaje español indígena. Llevaban una vida ruda y triste sin futuro alguno, bien podía considerárseles como los siervos de la tierra. Por ejemplo, eran el elemento de explotación de los campos de cultivo, eran el músculo en el trabajo de las minas, por lo que se les consideraba el “fuerte de la servidumbre rural”.

Los criollos, en cambio, estaban sobre esta sábana social. Constituían el elemento base de la civilización europea, eran los fieles descendientes de los españoles, a pesar de que algunas veces su sangre se encontraba mezclada. Por ejemplo, poseían tierra de cultivo, minas, pequeñas industrias y servían como docentes de establecimientos de enseñanza como la Universidad de San Felipe. Según Francisco era la élite intelectual, por mísera que fuera.

Por otro lado Encina nos narra que los españoles eran alrededor de veinte mil; pero era la clase social predominante. De su sangre había surgido el criollo, el cual heredó sus tierras, fortuna y rango. Sin embargo, los españoles fundadores fueron extinguiéndose, y una casta oficial de escasas raíces en el país, reemplazó a la de los conquistadores. Este era un grupo privilegiado; toda actividad administrativa de importancia remunerada, le pertenecía, según nos narra el historiador. Por ejemplo, el gobierno, la alta jerarquía administrativa y la justicia de segunda instancia; entre otras. Además estaba poseído por el orgullo de su origen, hecho que no dejaba de lastimar a los criollos. El autor nos dice que no eran ni más ni menos que éstos, y tal vez más, porque mientras los primeros no amaban al país por lo general los segundos lo contemplaban con ojos de enamorados: su cielo, sus montañas, ríos y lagos. Y en su interior pensaban por qué no hacer grande esta patria, por qué no poder dirigirla nosotros este fue el primer razonamiento psicológico del criollo con el español, según el autor.

Después de estos estratos sociales, los que sigue son bastantes inferiores, por ejemplo, esclavos africanos, mestizos, indígenas, los zambos y mulatos; los que por suerte no alcanzaban a veinte mil. Según Encina, en ese entonces el porcentaje de extranjeros era muy bajo,el censo de 1808 arrojó algunos centenares. Por lo tanto, las uniones matrimoniales se hacían en cada grupo, por ejemplo, el criollo llega a constituir una casta de trascendente importancia para la vida del país, que le dará a la nación un sello propio. Pero le dará al país una cierta inferioridad racial, que se verá reflejada principalmente en las mujeres que cansadas del mismo tipo de hombre, enaltecerán al extranjero e idealizará un tipo de amor. El autor nos dice que el mestizo, en cambio, se pierde en él mismo. De siervo se convierte a inquilino: se hace obrero, artesano, trabajador manual: la miseria es él.

Tomando en cuenta la tercera

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