La Unión Europea En La Encrucijada. Desafíos Para Un Actor Global En Un Contexto Incierto
Enviado por Moreta • 19 de Diciembre de 2012 • 1.282 Palabras (6 Páginas) • 572 Visitas
Ante la situación tan difícil y desconcertante por la que está atravesando la Unión Europea, es más necesario que nunca que los estados miembros dejen a un lado las divergencias que hasta el momento han tenido, y prioricen la puesta en marcha de una serie de medidas que logren solventar los principales problemas que azotan nuestro continente. En caso contrario, seguiremos teniendo un papel irrelevante en un contexto internacional en el que, actualmente, todas las miradas se centran en Asía, concretamente en dos potencias emergentes que abarcan dos quintas partes de la población mundial: China e India.
Sin embargo, más allá del peso internacional que se pueda alcanzar en el futuro, existen otros retos que en mi opinión son más importantes, por lo que deberían de ser afrontados cuanto antes, ya que están relacionados en mayor medida con la calidad de vida de los ciudadanos. En relación a esto último, luchar contra el cambio climático, abordar el problema demográfico y reformar el mercado de trabajo son tareas de máxima trascendencia que, en caso de llevarlas a cabo, ayudarían a alcanzar, sin duda, una mayor cohesión y estabilidad social.
La dificultad de hacer de Europa un continente más próspero y de aplicar soluciones a los peligros anteriormente mencionados, viene dada por la gran desigualdad existente entre los países que integran la Unión. En realidad, esa es la raíz del problema, mediante la cual se pueden entender otras dificultades que han ido apareciendo a posteriori, como la crisis actual de Grecia y muchos de los estados periféricos que no pertenecen al llamado “club de los grandes”, un club liderado por la cancillera alemana Angela Merkel.
No es de extrañar, pues, que como bien afirmó José Ignacio Torreblanca en un artículo publicado en El País, titulado Divididos e irrelevantes, la diplomacia europea sea una barra libre donde cada uno se sirva lo que quiera y se vaya sin pagar. La incapacidad de llegar a consensos en temas tan trascendentales como la admisión de Palestina en la UNESCO, me hacen estar completamente de acuerdo con el autor de dicha afirmación. Además, se hace más palpable que nuestro continente no es una zona geopolítica homogénea, sino un conglomerado de culturas y religiones distintas entre sí, que aportan una diversidad por la que podemos sentirnos orgullosos, pero que en ocasiones puede convertirse en un hándicap si no se sabe gestionar de forma adecuada.
Otra cuestión fundamental, es conocer cuales son los objetivos que se ha marcado la Unión Europea en el s. XXI, para así valorar hasta que punto se ven corroborados en la práctica. Los objetivos son los siguientes:
Ofrecer paz, prosperidad y estabilidad a sus ciudadanos.
Superar las divisiones en el continente.
Velar por que sus ciudadanos puedan vivir con seguridad.
Promover un desarrollo económico y social equilibrado.
Hacer frente a los retos de la globalización y preservar la diversidad de los pueblos de Europa.
Defender los valores compartidos por los europeos, como el desarrollo sostenible y el cuidado del medio ambiente, el respeto de los derechos humanos y la economía de mercado social.
Basta con leer los puntos anteriores para darse cuenta de que la realidad es antagónica a lo expresado en ellos.
Por tanto, después de haber realizado el diagnóstico y de concluir que el problema de origen radica en la falta de equilibrio existente entre los conceptos de unidad y diversidad, es momento de identificar las posibles soluciones a tal desaguisado, fijándonos sobre todo en el contexto internacional.
La mejor forma de hacerlo, en mi opinión, es encarando la problemática desde parámetros que se alejen de los que han sido asumidos por gran parte de la opinión pública, y que ha sido así, fundamentalmente, por el empecinamiento de los partidos mayoritarios en tratar de convencer al ciudadano de que el libre mercado es la única
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