La Violencia
Enviado por valeber • 10 de Abril de 2014 • 2.239 Palabras (9 Páginas) • 256 Visitas
LA VIOLECIA EN COLOMBIA
Ensayo
Presentado a:
Deisy Constanza Peña
Presentado por:
Andrea Valentina Bernal Quintero
10
Sociales
Colegio el rosario
2014
INTRODUCCIÓN
En el siguiente trabajo expongo las problemáticas de Colombia a través de los años, estas se han venido presentando desde las disputas de los partidos liberal y conservador hasta nuestros días, pasando por la época más oscura de nuestro país que fue la de pablo escobar y el cartel de Medellín. Este tipo de violencias atentan contra los derechos humanos y por lo tanto es nuestro deber combatirla y atacarla a toda costa y sin excusas.
La violencia en Colombia, desde mi percepción como ciudadana de este país, la concibo como una preocupante realidad que me inquieta profundamente, y pienso que demanda de nosotros un auténtico compromiso para tratar de superarla e intentar posibles salidas a tan compleja y deshumanizante problemática, en cuya solución podríamos ser actores concretos desde la actividad que desempeñemos en nuestra cotidianidad. "La violencia ha sido una de las constantes que ha determinado la historia de nuestro país", reconoció alguna vez el ex presidente Ernesto Samper Pizano. Carlos Castillo Cardona, asesor presidencial de éste, afirma que Colombia tiene un nivel alto de violencia, la cual se expresa como una forma inadecuada de resolución de conflictos, y precisa que "en casos extremos los colombianos resolvemos el conflicto por la vía de la eliminación del contendiente".
OBJETIVOS
1. Conocer los cambios y evoluciones que ha tenido la violencia en nuestro país a través de los años.
2. Analizar cronológicamente los sucesos violentos que violan los derechos humanos en nuestro país
3. Entender la gravedad de la situación conflictiva colombiana
4. Afianzar los conocimientos de años anteriores con los conocimientos dados por el docente en el presente año.
VIOLENCIA EN COLOMBIA
Cuando se habla de "la violencia en Colombia" se corre el riesgo de emplear una fórmula que muchas personas entienden de muy diferentes modos. Unos piensan en los horribles crímenes del narcotráfico, con sus asesinos a sueldo o "sicarios", sus bombas y sus implacables atentados contra jueces, periodistas y políticos honrados. Otros piensan en los grupos paramilitares con las espeluznantes masacres, mutilaciones y torturas de sus víctimas que son casi siempre gente humilde del pueblo, trabajadores, campesinos, estudiantes, sindicalistas. Otros evocan las emboscadas guerrilleras, los atentados contra oleoductos y empresas extranjeras, los ajusticiamientos de "sapos" presuntos o reales y, últimamente, las ejecuciones en masa de personas desarmadas de diversa edad y condición. Otros, en fin, traen a la mente los secuestros, los robos, la delincuencia brutal de las ciudades y los campos, en un país que ostenta las más altas cifras de muertos por causas de violencia en todo el continente americano, con 40.000 víctimas cada año.
Pero sea cual sea la imagen que uno tenga en la mente cuando pronuncia la expresión "violencia en Colombia", quedan siempre en pie estos hechos terribles: en las ciudades y regiones más densamente pobladas del país, la primera causa de muerte es el asesinato o el homicidio y la segunda, el infarto cardíaco. Colombia tiene el récord mundial de secuestros, con un índice de un secuestro cada seis horas. Tiene también el récord mundial, en cifras absolutas, de refugiados internos (desplazados): más que Ruanda o Zaire, Bosnia, Afganistán, Kurdistán y Chechenia. Más del diez por ciento del total de periodistas asesinados en el mundo entero en los últimos cinco años, son colombianos. Colombia tiene el récord continental de asesinatos de maestros y solamente es superada en este flagelo, a nivel mundial, por Argelia. Colombia es el único país en el mundo que ha sufrido en un solo año (1989-1990) el asesinato de tres candidatos a la Presidencia de la República (Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro). Por si esto fuera poco, todos los expertos coinciden en pronosticar que el período pre-electoral 1997-98 será el más violento en toda la historia de Colombia.
Estos datos son, por sí solos, terroríficos. Pero toda su horrenda significación se pone al descubierto cuando se establece que cerca del 70 por ciento de todas las violaciones de los Derechos Humanos que se cometen en el país, son de responsabilidad de agentes del Estado colombiano, militares, policiales y paramilitares.
(Aquí debo, por fuerza, hacer una precisión. Los representantes de una guerrilla colombiana en Suecia han protestado por la publicación de estas cifras porque, según ellos, lo que estoy afirmando en realidad es que la guerrilla de ellos es responsable del 30 por ciento de las violaciones de Derechos Humanos en Colombia. Su razonamiento es éste: "Si se dice que el 70 por ciento de las violaciones de Derechos Humanos en Colombia son de responsabilidad del estado, el 30 por ciento restante deberá por lógica ser responsabilidad nuestra. Por lo tanto, se nos está calumniando y en consecuencia se le está haciendo el juego a los paramilitares". Así lo han expresado públicamente, por consejo y asesoría de un viejo provocador profesional cuya labor consiste en sembrar odios y recelos entre los colombianos residentes en Suecia, a cambio de un sueldo que le pagan los inversionistas suecos en Colombia.
Paralelamente Colombia tiene, igualmente, el récord mundial en cantidad de organizaciones independientes ocupadas en la defensa de los Derechos Humanos. Hay comités regionales y locales, organizaciones de abogados y centros que se especializan en la defensa de determinados grupos de la población, por su identidad étnica o cultural, por su actividad profesional, etc. Se pensaría que todos esos esfuerzos están coordinados a través de una red de solidaridad nacional e internacional que garantiza la más amplia defensa de los Derechos Humanos en Colombia. Pero, por desgracia, éste no es siempre el caso. Con frecuencia se observa una celosa desconfianza mutua entre los distintos grupos de activistas por los Derechos Humanos. La gran diversidad de estos grupos no parece
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