La comunicación y la planificación comunicacional abordadas desde la transdisciplinariedad

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La comunicación y la planificación comunicacional abordadas desde la transdisciplinariedad

Alumna: Casandra Álvarez

Docentes: Profesora adjunta Lic. Mariana Cornejo - Docente auxiliar Dra. Luz Lardone

Universidad Nacional de La Pampa

Facultad de Ciencias Humanas

Lic. en Comunicación Social

Un especialista en comunicación social que trabaja en territorio y que se apoya de la propuesta de la planificación comunicacional debe enfrentarse a la incomodidad que le genera la inestabilidad de los procesos sociales complejos, como de poseer la cualidad de la empatía al relacionarse con la otredad. La planificación como herramienta para analizar situacionalmente las organizaciones enriquece las prácticas de extensión del alumnado de las carreras de comunicación social, especialmente al ser comprendida transversalmente desde otras asignaturas de la carrera.

Este ensayo pretende reflexionar acerca de la importancia de la herramienta de la planificación comunicacional en la carrera de comunicación social y los desafíos a los que se enfrenta el o la planificadora, apoyándose de la mirada de la comunicación desde la transdisciplinariedad. Para esto se tomará como base la perspectiva del periodista, docente e investigador de la comunicación, Washington Uranga, pero también se retomarán conceptos de otros profesionales del campo como Maria Cristina Mata y Alfredo Carballeda.

La perspectiva comunicacional

La comunicación social es un campo disciplinar que ha transitado distintos cambios de enfoque. Los primeros estudios en comunicación que abordan lo masivo corresponden a la Mass Communication Research por la década del 40´. Esta corriente funcionalista sostuvo una perspectiva de comunicación unidireccional, donde el receptor o la audiencia era considerada pasiva, es decir, que recibía los mensajes sin apropiarse^[1] de ellos.

Esta posición fue superada por avances en otras disciplinas como la semiótica o los cultural studies que introdujeron formas complejas de concebir los procesos comunicativos. Una de ellas es la que entiende a la comunicación como “espacios de interacción entre sujetos en los que se verifican procesos de producción de sentido” (Mata, 1985, p. 5). Bajo esta noción los discursos^[2] producen múltiples efectos, y están mediados por la propia subjetividad de los sujetos y la presencia de las huellas de discursividad en un entramado sociocultural donde prevalece una matriz cultural hegemónica (Mata, 1985).

Entonces, la producción de sentido no se limita a la transferencia de información de un polo a otro, sino que está siempre presente en un proceso comunicativo. Para Uranga (2016) la producción de sentido está interconectada a procesos de significación y prácticas sociales, donde tiene un correlato material ( p. 33). La comunicación no es un aspecto u otro, sino que está integrada a la complejidad social y política, al mismo tiempo que la configura, conformándose como un todo significativo y omnipresente donde las personas experimentan su vida en una sociedad.

La comunicación como campo transdisciplinario:

Uranga plantea que la comunicación necesita de otras disciplinas para ampliar su visión de lo social, al igual que propone Raúl Fuentes Navarro (1999), quién insiste que los comunicadores deben ser especialistas en intersecciones, porque la comunicación si bien puede tener distintas aristas: comunicación política, comunicación y cultura por ejemplo, a la hora de interpretar la sociedad están relacionadas articuladamente. Por tanto es necesario que quien estudie la comunicación lo haga de esa manera: íntegramente. Las contribuciones de otras disciplinas no le quitan importancia a la comunicación como ciencia, sino que aportan y enriquecen el análisis social, brindando una mirada más compleja y completa. La comunicación en vez de limitarse al acotar la definición de su objeto de estudio debe abrazar la interdisciplinariedad.

La planificación comunicacional y el trabajo de extensión

Desde el campo de la comunicación, Uranga, ha hecho múltiples aportes a la hora de definir  la planificación comunicacional así como el rol del comunicador y la comunicadora, lo que es una ayuda y orientación enorme para el alumnado de dicha carrera.

Durante la trayectoria universitaria, el alumnado debe cumplir con horas de prácticas comunitarias situadas en territorios ajenos al suyo, donde las personas u organizaciones son denominadas como actores sociales que practican una puesta en escena en un determinado escenario, descrito como el lugar donde se interviene^[3]. Es en este contexto donde la planificación comunicacional es entendida como “una herramienta de función del cambio y de la transformación” (Uranga, 2012, p. 4). Consiste en fijar un rumbo de acción, anticipar posibles fallas del futuro y actuar de forma estratégica para conseguir los fines deseados.

Desafíos del planificador o la planificadora

La planificación comunicacional es una propuesta flexible, que admite cambios imprevistos ya que debe adaptarse a una realidad social que es dinámica. Quien la ponga en práctica deberá enfrentarse a las contradicciones y conflictos con los que choca en el intento por aunar acciones sociales de distintos actores sociales hacía un único camino.

Él o la planificadora analiza una situación particular en una organización aplicando un repertorio de instrumentos metodológicos que le ayudan a esclarecer y ponderar los problemas organizacionales a través de una lógica sistemática. Sin embargo, aún con este tratamiento, no puede desligarse de su propia subjetividad como es imposible para cualquier científico social. Por esto no hay una única forma de intervenir ni de planificar en el territorio ni se puede hacer de forma objetiva.

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