La economía social como propuesta para empleos más justos y sostenibles con relación al medio ambiente

La economía social como propuesta para empleos más justos y sostenibles con relación al medio ambiente

Por: Salomé Naranjo Jaramillo y Mariana Giraldo Tirado

A través de la lectura “Trabajo decente y desarrollo sostenible. Para bailar se necesitan dos” de Yonaide Sánchez Ferrer (2014), logramos encontrar una propuesta donde el encuentro entre los conceptos de Trabajo Decente y Desarrollo Sostenible desde la Economía Social pueden garantizar una visión integral sobre el desarrollo que contribuye a cada dimensión del Programa del Trabajo Decente de la OIT. El texto considera cada una de las implicaciones para cada dimensión -económica, social, ambiental, institucional y organizacional- y de manera explicativa expone cómo el trabajo decente y el desarrollo sostenible pueden ser aliados exitosos, donde se garanticen el uno al otro condiciones benéficas y sociedades cada vez más justas, equitativas y sustentables. Ahora bien, la Economía Social parece presentarse como un mundo idóneo, el cual tiene muchas ventajas pero carece de congruencia con nuestra realidad y nuestro actual modelo económico, es importante realizar una evaluación de las oportunidades que trae esta perspectiva y las posibilidades para adaptarse y conectar con lo ya existente y prevaleciente en nuestras sociedades.

Yonaide (2014) comienza el artículo mencionando cómo los avances de la década de los 80 y 90 han deteriorado el campo laboral y cómo esto ha terminado en una lucha insaciable por erradicar las condiciones negativas del clásico modelo de desarrollo. No ha sido una tarea fácil, ya que los intereses económicos de las empresas suelen pasar por encima del bienestar personal, social y ambiental, todo esto aún teniendo en cuenta que la globalización ha permitido la extensión de generación de empleos a muchas personas, pero que en el intento de cubrir grandes cantidades, se olvidó de garantizar condiciones mínimas de bienestar.

Es así, como se resalta en el papel de la generación de empleos la importancia de crear puestos de calidad y que le apunten al cumplimiento de 4 objetivos según Yonaide (2014): emplear, asegurar los derechos en el trabajo, garantizar la protección social y generar diálogo social. Para esto, la autora propone el concepto del Trabajo Decente y explica cómo éste está fuertemente ligado al Desarrollo Sostenible, en la medida en la que satisface las dimensiones siguientes así: social, como potencial enfoque para enfrentar la pobreza y realizar una distribución más equitativa de las oportunidades, económica, generando empleos que acompañen cambios en las maneras de producir, distribuir y consumir ajustados a patrones de sostenibilidad, ambiental, creando empleos verdes, institucional, creando marcos regulatorios que permitan a los gobiernos la vigilancia adecuada de los mercados, organizacional, organizacional, buscando que los sistemas organizacionales estén alineados con los principios y valores de la sostenibilidad y ética, reflexionando sobre el derecho de las personas al desarrollo de actividades con una retribución digna y sustentable en el tiempo. Por último, la autora concluye con la propuesta de la Economía Social como motivador e impulsor de estos 2 conceptos previamente explicados y donde se garantiza un modelo que permite crear y mantener empleos y medios de vida, ampliar la protección social, fortalecer y ampliar el diálogo social a todos los trabajadores y promover la aplicación y cumplimiento de normas para todos.

Muchos se preguntarán en qué consiste verdaderamente la Economía Social y Solidaria (ESS) y por qué la autora lo plantea como la solución más idónea para garantizar empleos dignos y sociedades que se desarrollen en un nivel más consciente, es por esto que acudimos a la definición del Ayuntamiento de Barcelona (2017) para entender mejor el concepto:

“La Economía Social y Solidaria es el conjunto de iniciativas socioeconómicas, formales o informales, individuales o colectivas, que priorizan la satisfacción de las necesidades de las personas por encima del lucro. También se caracterizan porque son independientes con respecto a los poderes públicos, actúan orientadas por valores como la equidad, la solidaridad, la sostenibilidad, la participación, la inclusión y el compromiso con la comunidad, y, también, son promotoras de cambio social”.

La premisa bajo el concepto de la ESS se plantea como un compromiso con las personas de poner en el centro de la economía el bienestar de éstas, además, se plantea como un modelo que prevalece el medio ambiente, y valores como la cooperación, la autogestión y la gestión interna democrática y participativa. Es así como la ESS tiene evidencias en la teoría sobre sus capacidades para fomentar un entorno en donde el trabajador pueda ser miembro, cooperador e involucrado del retorno mismo que generan sus esfuerzos en las empresas donde está vinculado, de esta forma, las luchas contra la igualdad de derechos en las empresas y la búsqueda de condiciones mínimas de bienestar pasan a un segundo plano, ya que el objetivo en sí mismo del modelo ya garantiza desde sus inicios estas intenciones.

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