La opinión pública no existe de Bordieu

La opinión pública no existe de Bourdieu

En el texto La opinión pública no existe, Bourdieu hace un riguroso análisis de los sondeos de opinión y los límites intrínsecos que estos plantean en su funcionamiento, los cuales, evidentemente contrastan con el supuesto designio que tienen estos sondeos al desarrollarse en la praxis. Por consiguiente, el autor aborda tres postulados que figuran implícitamente:

1. Todo el mundo puede tener una opinión.
2. Todas las opiniones tienen el mismo peso.
3. Existe un consenso sobre los problemas.

Según Bourdieu, las preguntas que se formulan en las encuestadoras están sesgadas, ya que, los institutos de opinión responden a una subordinación de intereses políticos particulares; además de que existe una oposición entre dos principios de producción de opiniones: un principio político y un principio ético. De esta forma, los sondeos terminan convirtiéndose en una herramienta de acción política donde su supuesta función se ve transgredida al reducirse a una ilusión que difiere de sobremanera de la realidad.

El efecto de los sondeos es entonces constituir la idea según la cual, existe una opinión pública unánime para así poder legitimar una política y reforzar las relaciones de fuerza que la sostienen. Para ello se realizan las siguientes operaciones:

1. Ignorar los no-contestan; con esto, se le impone a la encuesta de opinión la filosofía implícita de la consulta. Aquí, uno de los efectos más perniciosos consiste en conminar a las personas a responder a preguntas que no se han planteado.
2. El “ethos de clase”; el cual, es un sistema de valores implícitos e interiorizados desde la infancia, a partir del cual se generan respuestas a toda clase de problemas. Aquí uno de los efectos más perniciosos es que las preguntas pueden asumir una significación completamente distinta cuando se las interpreta en el terreno político.

En conclusión, la existencia de la opinión pública creada por las encuestas de opinión es un constructo social edificado verticalmente y, por tanto, esta no existe. Solamente existen opiniones constituidas, movilizadas y grupos de presión cuyo accionar gira en torno a un sistema de intereses; además de disposiciones que, son algo que puede formularse discursivamente con una cierta pretensión a la coherencia.

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