La publicidad un arma de doble filo

La publicidad, un arma de doble filo

La publicidad ha sido durante mucho tiempo un gran medio para dar a conocer un negocio y atraer nuevos clientes. Diariamente vemos diversos anuncios que nos incentivan a comprar y consumir algún producto, sin embargo, muchas veces estas publicidades se enfocan sólo en ser atractivas y dejan de lado los aspectos nocivos del producto, siendo los niños los más afectados, ya que ellos solo se fijan en qué tan deseable les parece el mismo. La mayoría de casos de publicidad engañosa se da en la industria alimentaria y con sus estrategias persuasivas, incentivan a los niños a tener una mala alimentación.

Hoy más que nunca, los anuncios de la mayoría de empresas van destinados a los jóvenes y niños. Al respecto, Santibáñez (2002) afirma: “Sólo el 6% de los productos dirigidos a adultos son éxitos comerciales, mientras que con los niños ascienden a un 30%.” (párrafo cuarto). Las compañías elaboran una publicidad más atractiva a los más jóvenes ya que a estos se los convence más fácilmente, y así tienen ventas asegurada y para ellos promocionan juguetes, pero, sobre todo, alimentos perjudiciales para la salud, tal es el caso de los snacks, caramelos, chocolates…, que, gracias al poder de la propaganda, se venden como pan caliente, resultando un éxito comercial impresionante para aquellas empresas.

Son muchísimas las evidencias científicas del gran poder de influencia que la publicidad tiene sobre la alimentación de los menores. En un estudio realizado por Royo (2017) revela que “Los menores reciben 7.500 impactos al año de mensajes que les dicen que coman un producto que no es saludable, asociados además a emociones positivas, a regalos y obsequios, y que además aseguran que son más sanos cuando es lo contrario” (párrafo segundo). De ahí que, los niños consumen alimentos no saludables incentivados por estos anuncios, sin siquiera tener conciencia de las consecuencias de su consumo. Si bien es cierto, algunos estos productos publican dentro de su información nutricional los porcentajes de grasas, azúcar, sal, colorantes y aditivos que contienen, pero, también es cierto que, reservan un mínimo espacio en sus empaques y con letra casi imperceptible para informar superficialmente los efectos nocivos que trae su consumo, información que pasa inadvertida por la mayoría de los niños y que, motivados por la presentación, sabor y publicidad, los consumen de manera adictiva. Según la OMS (2020): “En todo el mundo, el número de lactantes y niños pequeños (de 0 a 5 años) que padecen sobrepeso u obesidad aumentó de 32 millones en 1990 a 41 millones en 2016”, cifras que dejan al descubierto, la impactante influencia que ejerce la publicidad, no sólo en los niños, sino también en los adultos, ya que son los padres quienes adquieren estos productos alimenticios de baja calidad, para complacer el paladar

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