La soja en América del Sur
Enviado por devora19 • 24 de Septiembre de 2019 • Apuntes • 2.993 Palabras (12 Páginas) • 94 Visitas
Introducción
En esta presente monografia pasaremos a desarrollar las consecuencia producidas por la expansion de la frontera sojera, un proceso iniciado hace aproximadamente 40 años. Entre 1970 y 2006, la producción de soja en la Argentina pasó de 38.000 a 16 millones de hectáreas. En un principio estuvo pensada como un cultivo potencialmente útil para las regiones marginales del país. Su producción tomó fuerza en la región pampeana, desplazando a otras actividades productivas como el trigo, maíz y girasol, pero fundamentalmente ocupando las tierras antes dedicadas a la cría extensiva de ganado vacuno y ovino, todas las cuales eran de propiedad privada y naturalmente libres de vegetación leñosa. Este tema trae consigo varias consecuencias económicos, sociales y ambientales que el cultivo tuvo en esa región destacando a las mas evidentes, que fue un aumento en el precio de la tierra y, en paralelo, en el precio de los arriendos, la forma de tenencia más importante de esa enorme expansión. Eso generó un impulso para que los productores comenzaran a expandirse hacia el norte, buscando tierras más baratas y, en buena medida, nunca utilizadas para la agricultura. Es ahi en donde se produce un gran problema, que es que esas tierras estaban cubiertas (o lo habían estado) por densos bosques nativos y ocupadas por grupos de criollos e indígenas que practicaban una producción agrícola y ganadera de muy pequeña escala, algunas de tipo mercantil, otras claramente campesinas y aún con sistemas de caza y recolección, bajo diferentes formas de tenencia precaria de la tierra. La expansión de la soja no fue desde un principio regulada ni por el gobierno nacional ni los provinciales, fue simplemente aprovechada por el primero para la obtención de divisas vía los derechos de exportación, mientras era entendida como un signo de modernización y activación económica por los segundos. Tampoco al principio hubo signos de preocupación oficial cuando la soja se expandio hacia el norte. Recién hacia el 2008, en ocasión de una gran confrontación con los productores sojeros, el gobierno nacional pareció preocuparse por los efectos ambientales – y en menor medida sociales – de la producción sojera . En ese marco, la ampliación de la frontera agraria de la soja produjo en gran parte de la Argentina un impacto economico, social y ambiental que vale la pena evaluar, sobre todo porque todo indica que esto seguirá siendo un escenario para la futura expansión sojera.
La soja en América del Sur
La producción de soja en nuestro continente comenzó en Brasil en la década de los 70, reemplazando el viejo sistema campesino de producción de maíz, poroto y cerdos por el monocultivo sojero. Una práctica asociada a economías dependientes del mercado de exportaciones, con demandas sostenidas sobre ciertos productos en determinado tiempo. La soja se extendió rápidamente hacia el norte, deteniendose en el norte de Paraná por problemas climáticos. Pero la fuerza de la expansión fue tan grande que poco después la soja saltó hacia el Matto Grosso, en una nueva etapa de crecimiento que llevo a Brasil a convertirse en el segundo productor mundial. Paralelamente, la soja desbordó las fronteras y se expandió primero en el este del Paraguay (produciendo una de las deforestaciones mas rápidas y extensas que se conozcan) y más tarde en Bolivia, sobre todo en el Departamento de Santa Cruz de la Sierra. En ese marco, y a pesar de que en el país existían las condiciones ambientales para su cultivo, la región pampeana de la Argentina seguía optando por la alternancia de ciclos ganaderos y ciclos agrícolas, estos últimos girando alrededor de la producción de maíz, trigo y, en menor medida girasol. Las causas de este desinteres hacia un cultivo evidentemente promisorio tienen que ver con cierta rutina productiva en la región pampeana. Una ventaja, sin embargo, era que la rotación entre diferentes cultivos y la actividad ganadera había mantenido el suelo en buenas condiciones, naturalmente altas pero relativamente bien conservadas por esa particular forma de alternancia productiva. Pero los adelantos tecnológicos de la Revolución Verde, y de ellos sobre todo la aparición de trigos de ciclo corto, hizo que algunos productores probaran la posibilidad de realizar dos cultivos anuales en vez del clásico ciclo anual único. Los cultivos que existían no eran apropiados para la doble cosecha, se intentó la combinación soja-trigo, tal cual se había ya probado en el sur del Brasil. Esta combinación fue exitosa y se expandió rápidamente por la pampa húmeda, aumentando notablemente las ganancias de los productores. En pocos años de doble cosecha los suelos comenzaron a resentirse por la excesiva extracción de nutrientes, lo que obligó a los productores a fertilizar los suelos, actividad prácticamente desconocida hasta entonces. Estas nuevas circunstancias y la disminución paralela de las ganancias, hizo que se fuera perdiendo el interés por la doble cosecha, pero ya existía un mercado para la soja y su cultivo se había mostrado como exitoso. El posterior y sostenido aumento en el precio internacional de la soja, la facilidad para su producción y la aparición de las tecnologías de siembra directa, que a la par que reducían los costos de producción, mantenían al suelo en mejores condiciones, potenciaron su crecimiento en las pampas. A mediados de los `90, la aparición de la soja transgénica, que redujo aun mas los costos de producción, contribuyó a potenciar la ampliación de la producción, para fines de la década, ya la soja era el primer producto agrícola de la Argentina. Un efecto evidente de la expansión sojera fue el aumento en el precio de la tierra. Dicho aumento se encuentra relacionado al alquiler de la misma. Esta actividad era llavada a cabo por nuevos productores (empresarios capitalistas) que no estaban interesados en la posesión de la tierra sino en la posibilidad de generar ganancias rápidas utilizando mucha tecnología y poco capital fijo. Fue este incremento en el precio lo que llevó a algunos productores a buscar tierras más baratas fuera de la región pampeana, ubicadas en zonas no tan aptas para la producción, tanto por sus características ecológicas especificas como por los vaivenes climáticos, que aumentaban el riesgo. Para algunos investigadores y para personas ajenas al tema en cuestion, las consecuencias ambientales de la soja en la región pampeana no había presentado efectos negativos, por lo menos los suelos fértiles y profundos no mostraron signos muy evidente de erosión, aunque si pérdida de nutrientes por el repetido monocultivo a lo que llevó el éxito económico de la soja. Pero es evidente que la expansion de la frontera sojera trajo aparejada una serie de consecuencias en la biodiversidad, en los ecosistemas naturales y en las especies vegetales y animales que son parte de ellos, todos esenciales para sustentar la vida humana y su calidad. A ello se debe agregar sus posibles efectos sobre la salud humana, tanto de los productores agropecuarios que manipulan los agrotóxicos requeridos por este modelo, como también del público en general, que consume alimentos transgénicos fumigados con glifosato. Este herbicida, según la OMS, es un “probable carcinogénico para los seres humanos”. Puede provocar también desequilibrios en el sistema hormonal y puede dañar el ADN y los cromosomas en las células humanas. En el país se aplica glifosato en más de 28 millones de hectáreas, volcando a los suelos más de 300 millones de litros de glifosato cada año. Los campos de soja transgénica, maíz y algodón son rociados con el herbicida para que nada crezca, salvo los transgénicos. También está permitido su uso en cítricos, frutales de pepita (manzana, pera, membrillo), vid, yerba mate, girasol, pasturas, pinos y trigo. A partir del avance transgénico, aumentó geométricamente el uso del glifosato, desarrollado comercializado inicialmente por Monsanto desde la década del 70, aunque en el 2000 se venció la licencia y en la actualidad lo producen un centenar de empresas. A medida que crecía la siembra de transgénicos, y mayor era el uso de agrotóxicos, se sumaban las denuncias por daños a la salud. Caso emblemático de Argentina es el de las Madres del Barrio Ituzaingó Anexo, en Córdoba, que incluso llegaron a juicio penal con condenas para el productor y el fumigador. Y también se sumaron los estudios científicos que daban cuenta de abortos espontáneos, cáncer, malformaciones y afecciones agudas, entre otras consecuencias.
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