La violencia. La desesperanza aprendida
Enviado por Nyleve Odecuas • 6 de Agosto de 2019 • Ensayo • 1.586 Palabras (7 Páginas) • 112 Visitas
La violencia.
La violencia actualmente está presente se quiera o no, sin embargo no es vista de igual manera por todas las personas, una madre de clase social baja que perdió a su hijo debido a que este fue desparecido forzadamente no la experimenta de igual manera que una madre que vio la noticia en televisión y tiene a su hijo en casa sano y salvo. Todos los días se vive la violencia pero hay quienes tienen mejor suerte que otros y no la viven en carne propia.
Para la OMS (2012) la violencia es “el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte”.
La violencia lamentablemente es algo real pero sobre todo habitual y humano, tanto que si se habla de cifras es posible encontrar lo siguiente:
“Más de 250.000 personas perdieron la vida en el mundo por heridas causadas por armas de fuego en el mundo en el año 2016” (BBC, 2018).
La peor parte al hablar de violencia es que se comienza a simplemente ver cifras y dejar de ver que eran personas, posiblemente padres, hijos, hermanos, abuelos, alguien importante para alguna persona, con una vida por delante, se deja de lado las características humanas de las personas y se justifica la acción con frases como: “él se lo busco”, “andaba en malos pasos”.
Lo más común al buscar la violencia a nivel global es una lista de los países más violentos y se encuentra de la siguiente manera según la BBC (2018).
- Brasil.
- Estados Unidos.
- México.
- Colombia.
- Venezuela.
- Guatemala.
De igual manera la BBC (2018) habla de la violencia en América latina y específicamente sobre muertes por arma de fuego en 2016, estableciéndolo asi:
Brasil | 43.200 |
México | 15.400 |
Colombia | 13.300 |
Venezuela | 12.800 |
Guatemala | 5.090 |
Argentina | 3.120 |
El Salvador | 2.500 |
Honduras | 1.780 |
Ecuador | 1.520 |
República Dominicana | 1.110 |
Perú | 925 |
Paraguay | 716 |
Bolivia | 535 |
Chile | 495 |
Panamá | 450 |
Haití | 434 |
Nicaragua | 382 |
Uruguay | 357 |
Costa Rica | 307 |
Cuba | 205 |
Fuente: Estudio de Mortalidad Global por Armas de Fuego 1990 - 2016 |
El periódico El Economista (2019) emite que “Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a marzo se registraron 8,493 homicidios dolosos en todo México, un aumento del 9.60% respecto a los 7,750 asesinatos registrados en el mismo periodo de 2018. Ese año fue considerado el más violento de la historia del país con 33,518 asesinatos, la cifra más alta desde que se inició el registro en 1997”
Si se enfoca en el estado de Nayarit “En 2017, el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), registró 292 casos de homicidios. Mientras que en el 2018, con corte en agosto se registraron al menos 327” (Lugo, 2018).
Se puede creer que estas cifras son reales y tomarlas, sin embargo, es importante ser conscientes de la corrupción que existe en el país y por la que muchas de las desapariciones forzadas no son tomadas en cuenta, la búsqueda de personas es inadecuada y los registros nacionales son incipientes y desorganizados, lo que lleva a cifras poco reales, y si se agrega la falta de empatía social, los delincuentes involucrados en las desapariciones forzadas, encuentran una ruta cómoda para realizarlas. La falta de empatía es una de las consecuencias más sentidas de los modelos de pensamiento de las sociedades contemporáneas, que privilegian el placer personal sobre el interés colectivo. Según Bauman (2003) la modernidad en la que se está inmerso actualmente no permite a las personas crear vínculos afectivos, y los que se crean es posible que sean frágiles, por lo es posible que ante las desapariciones forzadas las personas decidan justificar la situación y no permitirse sentir en realidad lo que está sucediendo, además de que los medio de comunicación juegan un papel muy importante dando poca o nula importancia a lo que está sucediendo actualmente.
Un factor importante es la habituación entendida como “la disminución de una respuesta ante la presencia repetida de un determinado estímulo” (Manes, 2015) es decir cuando algo se vuelve normal deja de ser importante, se deja de juzgar y simplemente es aceptado, si se es religioso se reza porque no pase nada, pero se olvida de aquellas personas que fueron desaparecidas y de las que posiblemente lo sean.
En este complejo proceso de violencia casi generalizada en nuestro país, hay ciertos grupos que resaltan porque las cifras los señalan como los más vulnerables, es decir, aunque pareciera que la violencia atraviesa a toda la sociedad mexicana, hay estratos poblacionales en los que recae el mayor número de agresiones.
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