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Las aspiraciones federalistas de Panamá


Enviado por   •  2 de Julio de 2017  •  Tarea  •  1.097 Palabras (5 Páginas)  •  299 Visitas

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EL ESTADO FEDERAL.

Las aspiraciones federalistas de Panamá:

  1. Del acta del 28 de noviembre de 1821 a las propuestas del Estado del Istmo.

Aunque Justo Arosemena fue el más preclaro defensor del federalismo en nuestro país, ciertamente las ideas autonomistas no fueron ajenas a otros panameños, durante la primera mitad del siglo XX. El propio Arosemena en su magistral obra el Estado Federal de Panamá, afirmó que ello se observa en el artículo 9 del acta de independencia del 28 de noviembre de 1821. En el mismo se consiguió que el Istmo, por medio de sus representantes, formaría los reglamentos económicos convenientes para su gobierno interior. Esto, a decir de Arosemena, “manifiesta bien a las claras, que se trataba de un gobierno distinto del nacional, y también del locas ejercido entonces por los ayuntamientos: era en efecto la federación lo que significaba. Desde entonces empezó una lucha constante entre nuestros intereses políticos y la indiferencia de los altos poderes nacionales, entre el federalismo de aquella porción tan excepcional y el autoritarismo que dominaba en toda la república”.

A finales de 1827, un miembro del Gran Círculo Istmeño preparó un proyecto de Constitución centro-federal para la República de Colombia que dio a conocer en la prensa local y suyas copias entregó a los representantes del Istmo en la Convención de Ocaña. El propósito principal el documento era obtener un reconocimiento especial para Panamá, en virtud de su peculiar posición geográfica abocada a la actividad comercial. Tras la disolución de la denominad “Gran Colombia”, en octubre de 1831, Mariano Arosemena y José de Obaldía, en el segundo movimiento separatista de tres meses antes, ratificaron, entre otras cosas: “El Istmo no debe ser parte integrante del Estado Granadino, si éste se constituye bajo una forma estrictamente central, porque la enorme distancia que lo separa de Bogotá, hace que sus intereses locales sean desentendidos, que la acción benéfica del gobierno no llegue sino desvirtuada hasta nosotros, y que continúe para siempre estacionario, en medio de los precisos elementos que posee para llegar a ser el emporio del comercio de los dos mundos”. En consecuencia, insistían: “Ora sea pues, que se subdivida el territorio que comprende a los seis departamentos inconstituidos, formándose de él dos Estados de la Unión Colombiana, ora que conservando el uti posidetis las tres grandes secciones nacionales de la Nueva Granada abrace el sistema centro-federal, a fin de que cada Departamento use con plenitud el poder municipal; lo cierto es que bajo cualquier aspecto las reformas mercantiles son de absoluta necesidad para el Istmo, atendida su posición topográfica, el clamor de sus habitantes y el movimiento universal que ha dado en los últimos años al planeta que habitamos”. En todo caso, clamaron porque se adoptara la Constitución de 1830, toda vez que consideraban que “ello nos hacía partícipes de todos los goces de la asociación colombiana dejándonos la libertad de nuestros municipios”.

No obstante, precisa aclarar que Mariano Arosemena no fue consistente con la idea del Federalismo. En septiembre de 1835, se opuso a la “federación por distritos”, como lo revela una carta que elevó a Francisco de Paula Santander en esa fecha. Afirmó entonces que en el Istmo no se haría “semejante locura” porque ello constituiría “la muerte civil de la Nueva Granada”. De allí que no vio con buenos ojos que tales ”conatos de federación de lleven al fin a las Cámaras legislativas”, por lo que trabajó fuertemente a fin de que los representantes de Veraguas y Panamá´, se opusieron a “tal designio” que, a su juicio “traería nuestro descrédito y la ruina completa del país”.

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