Los Narco-Amenazas 2021 Desde venta de drogas falsas a presencia en Chile de carteles mexicanos

Los Narco-Amenazas 2021

Desde venta de drogas falsas a presencia en Chile de carteles mexicanos.

1.- Introducción

No cabe duda de que las actuales organizaciones criminales del narcotráfico han desarrollado nuevas formas de operar, logrando adaptarse a los diversos escenarios que surgen a nivel social, cultural, político y económico, permitiendo con ello fortalecer sus operaciones y sus redes a nivel internacional.

En ese orden de ideas, surge la siguiente noticia de Biobiochile (2022) que da cuenta de este fenómeno con el siguiente titular; “Las 4 narco-amenazas 2021: desde venta de drogas falsas a presencia en Chile de cárteles mexicanos”. Interesa de sobremanera para este trabajo abordar principalmente el narcotráfico desarrollado por cárteles en el territorio nacional.

Precisamente, durante los últimos años en Chile se ha observado una evolución de este delito, surgiendo estructuras organizativas y nuevas formas de comisión de este flagelo, donde las organizaciones criminales internacionales han logrado penetrar las fronteras del país, incorporando nuevas técnicas de ejecución del delito y un nuevo modus operandi que desafía a las instituciones de persecución penal y amenaza a la sociedad, así lo afirma la Fiscalía de Chile (2021), que señala:

nuestro país había evidenciado hace varios años, un preocupante avance del crimen organizado, cosa que presagiaba a todas luces la llegada de organizaciones mayores, y como Chile no es una isla, por el contrario, las últimas décadas nos muestran que la suerte del narcotráfico nacional, está estrechamente ligada a la que sigue el continente, detectando un aumento en la venta de drogas y la presencia de organizaciones mexicanas y colombianas en Chile, como por ejemplo Jalisco Nueva Generación y Sinaloa. (p.21)

En este contexto nacional, que da cuenta de la presencia de bandas, carteles u organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico, resulta interesante analizar y relacionar esta noticia desde una perspectiva sociológica a través de las teorías y conceptos asociados a la desviación y delito que se vinculan con el fenómeno de estudio y que permitirán entender su origen y comportamiento. Para este caso, se analizará la teoría de la subcultura respecto de la criminalidad de jóvenes y adolescentes de las clases bajas, organizadas en bandas de narcotráfico, también la teoría de la asociación diferencial respecto del aprendizaje del comportamiento criminal mediante la interacción con otras personas; asimismo la teoría del etiquetamiento vinculada a la reacción social frente una conducta desviada y que influye en la transformación de la identidad de la persona y finalmente el concepto de anomia de Merton en cuanto a no respetar los caminos institucionalizados para alcanzar los objetivos culturalmente establecidos.

Finalmente, se presentarán las conclusiones mediante un análisis de datos, literatura, estudios e investigaciones relacionadas con este fenómeno social y las teorías antes señaladas.

2.- Teoría de la subcultura

Para analizar esta teoría es necesario entender que la subcultura delincuente puede concebirse como “un sistema de convicciones y valores que se desarrolla en un proceso de interacción comunicativa entre niños, que por su posición en la estructura social están en una situación similar para la resolución de los problemas de adecuación, para los que la cultura en vigor no proporciona soluciones” (Matza, 2019, p. 53).  

Para este efecto, la teoría se relaciona con la subcultura de los carteles de narcotráfico cuando los jóvenes de clase baja se integran a las organizaciones de narcotráfico, ya que no cuentan con las mismas posibilidades para acceder a los fines y objetivos que la sociedad de clase media establece, como el acceso a ciertos bienes de lujo, vivienda propia, educación de calidad, cierto nivel de ingresos económicos y que en definitiva representa un estilo de vida digno, esta situación provoca una preocupación, intranquilidad y frustración en ellos, encaminándolos a integrar grupos subculturales que los cobije con un sentimiento de pertenencia y seguridad, dándoles las oportunidades para acceder a esos fines, como una medida alternativa a su problemática, utilizando la vía no institucionalizada como el narcotráfico para alcanzar su éxito personal. Sin duda, podemos apreciar que existe una estrecha relación entre esta teoría y el concepto de anomia de Merton, donde el fin para alcanzar los objetivos deseados son los caminos de la ilegalidad y la transgresión de normas establecidas.

En este contexto, se puede presentar que estas subculturas se caracterizan por la definición de ciertos grupos que identifican a sus integrantes por su forma de actuar, de relacionarse, formas obtener resultados y cumplimiento de normas propias, de esta manera según Cohen (1955, como se citó en Lujan, 2019) “identifica cinco notas características de la delincuencia de grupos de clase social baja. Juntas comprenden o integran la subcultura de la delincuencia” (p.3). De esta forma, los que integran las organizaciones de narcotráfico cumplen con la definición del hedonismo inmediato, ya que necesitan obtener el éxito personal en el menor tiempo posible, su característica es la inmediatez, evitando largos caminos para cumplir sus objetivos, asimismo la actividad del narcotráfico produce altos ingresos en dinero propiciando la adquisición fácil e inmediata de sus aspiraciones, cuya característica principal de los narcotraficantes es la compra de bienes de lujo, como vehículos de alta gama, joyas, inmuebles de alto valor, vestuario de marcas reconocidas y una vida de placeres, adoptando una actitud ostentosa de los bienes que posee con sus pares, demostrando su éxito personal. Acto seguido, se destaca la autonomía para esta subcultura del narcotráfico, donde sus miembros están en contra de toda clase de normas y de control de su comportamiento, sin embargo, como existe un interés común de la organización, comparten y respetan las reglas internas que ellos mismos establecen, desarrollando un estilo de vida propio y compartiendo valores como la lealtad, jerarquías y colaboración para cumplir sus fines, destacando códigos internos y comportamientos que son propios de estas bandas.

El modus operandi de estos grupos delictivos se ajusta a los rasgos de las subculturas juveniles, ya que emplean una rutina para sus operaciones de tráfico, para su seguridad personal y de su familia, utilizando elementos humanos y tecnológicos en sus desplazamientos. Su conducta es violenta para la ejecución de sus actividades delictuales, utiliza la inteligencia para la producción, planificación, traslado y venta de las drogas, incorporando novedosos sistemas de ocultamiento e introducción de las mercancías, de esta forma sus actividades antes descritas generan lazos profundos de amistad y lealtad entre sus miembros.

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