Los rituales

Desde mucho tiempo atrás, los rituales forman parte de la cultura de todas las sociedades y se han desarrollado en una coyuntura religiosa mediante ceremonias que son llevadas a cabo permanentemente por los creyentes, por lo que se han transformado en una forma de conseguir algún objetivo a través de determinadas prácticas. El ritual en términos de Víctor Turner, es definido como “una conducta formal prescrita, en ocasiones no dominada por la rutina tecnológica y relacionada con la creencia de seres o fuerzas místicas” (Turner, 1980). Entre los diferente rituales encontramos los rituales de paso aquellos en los cuales se concreta una transición entre un estado social y otro, se compone en tres fases: 1). Separación: comprende el comportamiento simbólico significando la desvinculación individual o del grupo del estatus que tenía (antes del ritual) determinado en la estructura social; 2). Liminalidad: los sujetos participantes en el ritual se encuentran en un estado de ambigüedad entre el estatus que se encontraban anteriormente y el siguiente, que ocuparan una vez aprobado el ritual; 3). Integración: vuelve la estabilidad, el individuo vuelve a tener derechos en cuanto vuelve a tener estatus definido en la estructura social del grupo. La importancia del ritual es su valor simbólico, de acuerdo a esto, tiene dos niveles de significados: uno denotado, que se refiere a la función en tiempo y espacio; y otro connotado donde las mismas acciones reproducen significados colectivos y trascienden la funcionalidad del acto mismo.

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