MATONES Y CUADRILLAS JOHAN
Enviado por JOHANGARCIA94 • 6 de Septiembre de 2015 • Apuntes • 1.356 Palabras (6 Páginas) • 207 Visitas
No es la pequeñez o la grandeza de los temas de interés lo que determina la calidad del trabajo que desempeña el historiador, es más bien la pertinencia o la sintonía de éste o aquel tema con un sustento teórico. La historiografía de la segunda mitad del siglo XX dejó destacadas pruebas de los alcances de aquellos estudios concentrados en pequeñas unidades espaciales y culturales. Si algo funesto le ha podido suceder a la historia regional, es el abandono casi espantado de una reflexión teórica que le diera consistencia a la formulación de problemas para pequeñas particularidades regionales. Historias fragmentadas de comarcas que no hallaban nexos o interdependencias con unidades explicativas mayores; en definitiva, la región terminaba convertida en ínsula, en aldea perdida en los fantasmas de su singular anacronía. Ante esa reputación poco recomendable, la obra de Betancourt pudo erigirse en modelo de combinación de los temas de historia regional con una buena dosis de refinamiento teórico. Así pueden atestiguarlo tres de sus obras: Mediadores, rebuscadores, traquetos y narcos (Las organizaciones mafiosas del Valle del Cauca entre la historia, la memoria y el relato, 1890-1997), Bogotá, Ediciones Antropos, 1998; Historia de Restrepo, Cali, Gobernación del Valle del Cauca, 1998; Matones y cuadrilleros (en colaboración con Martha García), Bogotá, Tercer Mundo Editores-Universidad Nacional, 1990. En su introducción a la monografía sobre el municipio de Restrepo (Valle), el profesor Betancourt se dedicó a demostrar la importancia de los estudios históricos de regiones en medio de las tentaciones del mundo multipolar, de los procesos de globalización y de los excesos del libre mercado, porque, según decía él, ante todo aquello termina por reafirmarse “lo vernáculo, lo local, lo regional, lo nacional y la identidad cultural”. Además, el enorme peso histórico de un Estado débil, cuya construcción ha sido traumática y tardía, acrecentó las tensiones y desniveles entre lo que se impuso como un ficticio centro y la supuesta periferia de la nación. Así, pues, el profesor Betancourt nos presentó el problema de lo regional como el problema de una frágil construcción de un Estado nacional. El autor también contó con la premisa según la cual las regiones permitían reconocer la heterogeneidad cultural de esta nación compuesta por retazos; fueron las superposiciones regionales las que trascendieron sobre la nación inventada por la elite criolla republicana. En las regiones, por tanto, se hallan expresados con nitidez los sentimientos de pertenencia, las relaciones vivenciales con un entorno y las diferenciaciones de unos grupos humanos con respecto a otros que dan cimiento a la identidad cultural. Para quienes consideran en la historiografía colombiana que es un asunto de estatus o algo semejante elegir grandes o pequeños temas, Betancourt tenía esta afirmación: “Para el estudio de la 10 historia regional es necesario rescatar como básicos a la historia local y la historia parroquial, maltratada y condenada al ostracismo por la ingenuidad de quienes han creído tener patrimonio divino de los privilegios temáticos”. Esa convicción le daba vuelo para insinuar que su intención era la de construir una historia total que bien podía comenzar desde la historia provincial, municipal o parroquial. A decir verdad, no era muy clara la interrelación que establecía entre historia local como componente de la historia regional y ésta, a su vez, como componente de la historia nacional, pero al fin y al cabo, tal parece, quería probar que la historia desde los ámbitos más reducidos podía conectarse, asociarse, de algún modo, con las pretensiones de una historia de más gruesas reconstrucciones. En Mediadores, rebuscadores, traquetos y narcos, Darío Betancourt plasmó su aguda interpretación de los recientes fenómenos de violencia ligados con el surgimiento de grupos de mafias a nivel regional. Este libro contiene cuatro ensayos que son fruto de sus estudios de doctorado en París, entre 1995 y 1997, bajo el magisterio de Daniel Pécaut. En el primero, está presente la obra de Norbert Elías como sustento explicativo del papel de las mediaciones regionales, de la importancia de los individuos en la creación de pequeñas redes de interdependencia que no pertenecen a un control vertical proveniente desde un centro administrativo
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