Movimiento Indigenistas
Enviado por DannyChela • 23 de Enero de 2014 • 2.962 Palabras (12 Páginas) • 387 Visitas
EL MOVIMIENTO INDIGENISTA-ECOLOGISTA
A partir de los años ochenta, los medios de comunicación occidentales difundieron la existencia de gravísimos problemas ambientales (deforestación, reducción de la biodiversidad, extinción de especies, etc.) en países o regiones no desarrolladas, con ecosistemas ricos en biodiversidad, que ejercen una función importante para el conjunto de la biosfera y en las que todavía vive una importante proporción de población indígena. Estos pueblos han desarrollado un uso respetuoso de los recursos naturales y, consecuentemente, un objetivo de crear y preservar una tecnología que interactúa de forma sostenible con los ecosistemas locales subtropicales de Sudamérica no sólo son sumideros de CO2 sino que también ayudan a regular el régimen de lluvias de amplias zonas del globo. Asimismo, el uso “sostenible” que los pueblos indígenas hacen de los bosques protege la biodiversidad y los recursos genéticos que allí se conservan.
Se inició entonces una internacionalización de los problemas ambientales, de las acciones de denuncia y de aquellas encaminadas a resolver o paliar estos problemas. Los grupos ecologistas que promovieron la internacionalización de los problemas ambientales en el “Sur” surgieron tanto en las sociedades avanzadas norteñas como en las propias sociedades de estos países en desarrollo. Posiblemente, el movimiento indígena fue de los más importantes en la denuncia pública de los problemas y amenazas ambientales que padecían sus entornos. Muchos todavía recordarán la imagen, ampliamente difundida, de un grupo de indios yanomamis, con sus ropas indígenas, denunciando, ante el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York, la deforestación del Amazonas y el etnocidio que estaba sufriendo su pueblo.
Estas denuncias unían las reclamaciones para la protección de la naturaleza –en este caso de la selva amazónica- con las demandas para que fuesen reconocidos y respetados los derechos de las comunidades indígenas. En este sentido, podemos señalar que las razones para la aparición del movimiento ecologista indigenista aunaron las demandas políticas con las demandas de carácter ambiental o ecologista. El marco en las que apareció la concienciación ecologista dentro del movimiento indígena queda definido por los siguientes elementos:
1. La correspondencia que existe entre alta diversidad biológica y alta diversidad cultural. Las regiones con mayor diversidad cultural –medida, por ejemplo, en el número de idiomas distintos que se hablan- son también las que mantienen un mayor número de especies diferentes.
2. La defensa de los territorios y ecosistemas ocupados históricamente por los indígenas. La expropiación de estos territorios a los indígenas ha conllevado y conlleva, con frecuencia, la puesta en marcha de actividades mineras, forestales o industriales que degradan rápidamente los ecosistemas. Por el contrario, las comunidades indígenas afirman que sus modos de vida tradicionales son compatibles y armónicos con el entorno y que, por lo tanto, la supervivencia de los pueblos indígenas en sus territorios tradicionales sirve de protección al medio ambiente, debido a las funciones ecológicas que esos ecosistemas desempeñan en el conjunto de la biosfera.
3. La defensa de sus derechos. Desde la época de los Descubrimientos, los pueblos indígenas se han visto amenazados por la expansión de Occidente. Se les ha expulsado de sus territorios, han sido víctimas de guerras y epidemias traídas por el “hombre blanco” y su forma de vida ha sido considerada como atrasada e inútil y, por lo tanto, objeto y merecedora de cambio o desaparición. Al aumentar las capacidades y medios de expansión económica e industrial de la “modernidad”, la situación de la población indígena no ha hecho más que empeorar a lo largo del siglo XX. Sus demandas, la defensa y protección de sus derechos individuales y colectivos han sido, constante y conscientemente, desatendidas por los gobiernos nacionales que los han visto como un freno para la “modernización” y el “desarrollo” de sus países. Los líderes de las comunidades indígenas se dieron cuenta que sus demandas llegaban más a la opinión pública mundial, conseguían una mayor atención de los medios de comunicación occidentales y, por lo tanto, eran más atendidas, si a sus reclamaciones políticas les unían sus demandas ecologistas y su “imagen” de “defensores de los bosques”. En numerosas ocasiones diseñaron una estrategia para hacer llegar sus demandas civiles hasta la opinión pública occidental a través de su presentación mediática como “Nobles Salvajes Ecologistas”. Parecía que los ciudadanos del Norte eran más sensibles a la desaparición de una especie de animales que al etnocidio de una comunidad indígena. No obstante, la alianza establecida entre el movimiento indígena y las ONGs verdes del Norte ha originado, en ocasiones, graves tensiones debidas a:
1) los intereses no siempre concordaban, al no coincidir las demandas de las comunidades indígenas de carácter más radical frente al enfoque más conservacionista de las ONGs de los países del Norte y
2) el mencionado mito del Buen Salvaje Ecologista distorsionaba la imagen que la opinión pública de las sociedades avanzadas ha construido del “hombre primitivo”. Conklin y Grahan afirman que es falsa la creencia de que los indígenas optarán siempre por la conservación ambiental a largo plazo sobre la consecución de beneficios económicos a corto plazo. Por ejemplo, mostraron como el pueblo kayapó, en la Amazonia brasileña, ha defendido su derecho a permitir la explotación maderera de sus tierras por parte de compañías extranjeras a cambio de una importante cantidad de dinero lo que conllevó al enfrentamiento con ONGs del Norte que tenían un marcado acento conservacionista y se sintieron traicionados por los líderes kayapós.
Sobre este asunto, el trabajo de Escobar es muy esclarecedor. Basándose en los trabajos de Foucault, muestra cómo el discurso del desarrollo, emitido desde el Norte sobre y para el Sur, continúa reforzando las estructuras de dominación y dependencia. Por ejemplo, si bien el mito del Buen Salvaje Ecologista ha permitido a ciertos grupos indígenas presentar una imagen pública “benigna” ante Occidente, también resulta cierto que los posiciona “esencialísticamente” en un estado atemporal y pre-moderno que legitima a las diferentes fuerzas de los países desarrollados que actúan en el Sur a “guiarlos” en un mundo cada vez más globalizado y competitivo. Esta guía –con niveles variados de coerción- refuerza, como hemos indicado al principio de este párrafo, las estructuras de dominación y dependencia.
El Mito del Buen Salvaje Ecologista describe a las culturas indígenas
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