Obsolescencia programada
Enviado por oswanchi • 1 de Febrero de 2022 • Informe • 1.369 Palabras (6 Páginas) • 50 Visitas
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Ensayo
La obsolescencia
Programada
Elaborado por:
Chirino Pire Oswaldo Antonio
CI: Nro. V-11059167
Telf: +58-4143035088
Correo: oswaldo.chirino@gmail.com
La obsolescencia programada es definida como la producción de bienes con una vida útil pre establecida, con la finalidad de que los consumidores repitan la compra del mismo bien en un futuro cercano, es decir, que el fabricante de un bien cualquiera determina la vida útil de un producto para que, tras un tiempo, quede obsoleto y los consumidores tengan que comprar otro para sustituirlo.
El nacimiento de la obsolescencia programada es confundido con los inicios de la producción en serie, ya que a principios del siglo XX los avances en la tecnología permitieron el aumento en la producción de cualquier cosa, desde lo más simple hasta maquinarias complejas, con una velocidad considerable, ejemplo, construir un chasis de vehículo en al año 1913 tardaba aproximadamente entre 12 y 15 horas, al año siguiente y gracias a la tecnología ese mismo chasis lo construían en 2 horas.
Se puede decir que la obsolescencia programada se inicio en la industria automotriz, cuando en 1923 la General Motors aplico una estrategia de mercadeo que consistía en realizar pequeños cambios en la apariencia de los vehículos, sin modificar la parte tecnológica y mecánica de una manera sustancial, adoptando la premisa de cambiar anualmente los modelos, el cual sigue vigente a la fecha, por su parte Henry Ford tenía otra mentalidad y se oponía fuertemente a la idea de construir automóviles que no fueran concebidos para durar, sin embargo cedió ante la idea del cambio de modelo anual para hacer frente a la creciente competencia que General Motors le hacía.
De esa manera la obsolescencia programada invadió rápidamente otras ramas de la industria, como ocurrió con las empresas productoras de bombillos, quienes estandarizaron las horas de uso que debían tener, reduciendo las horas de vida de un bombillo de 2500 a 1000 horas y de esa forma aumentar sus utilidades.
Para el año 1929, se desploma Wall Street y numerosas compañías empezaron a abrazar la idea de diseñar productos que pudieran ser reemplazados rápidamente, desarrollando una cultura de consumo de productos que sacara a la economía de los Estados Unidos de la fuerte recesión económica en la que se encontraba y ellos recuperar el mercado.
Algunos bienes empezaron a ser diseñados con la finalidad de que la obsolescencia no llegase en un tiempo determinado, sino que llegara inmediatamente luego de su compra, originándose los primeros productos desechables que surgen de subproductos de la refinación del petróleo, como el etileno que se uso en fabricación masiva de plásticos y muchos artículos desechables que se conocen hoy día: bolsas, cubertería, pañales, envases, etc.
Se pueden distinguir algunos tipos de obsolescencia programada:
Obsolescencia de función: Se produce en el momento en que un producto se vuelve obsoleto cuando otro con la misma función la realiza de mejor manera, también es llamada “obsolescencia tecnológica”.
. Obsolescencia de calidad: Es cuando un producto se rompe o se desgasta en un momento determinado, por lo general no muy distante del momento de su compra.
Obsolescencia de atractivo o psicológica: Cuando un producto que aún puede usarse en términos de calidad o funcionamiento se vuelve anticuado porque algunos cambios en su apariencia lo hacen menos deseable a la vista.
Por otro lado, las consecuencias de la obsolescencia programada son nefastas para el medio ambiente, por un lado la necesidad creciente de extraer recursos de la tierra que permitan fabricar mayor cantidad de aparatos, y por otro, la generación cada vez mayor de residuos, que si no se tratan y/o reciclan adecuadamente, impactan manera negativa sobre el ambiente y sobre la salud de la población. Sin duda alguna que el problema más visible que provoca la obsolescencia programada al medio ambiente es la basura electrónica, ya que la mayoría de estos aparatos acaban quemándose o destruyéndose dejando al contacto con el medio ambiente y con las personas los productos químicos de los que están formados, como el plomo, arsenio, selenio, cadmio, etc., que causan graves afectaciones a la salud como la infertilidad, daños en el sistema nervioso, sarpullidos, cánceres o incluso el aborto.
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