PENTECOSTES
Enviado por FERLOPEZ71 • 6 de Junio de 2015 • 9.511 Palabras (39 Páginas) • 167 Visitas
CAPITULO XIX
FUNDAMENTOS DE LA ABREVIADA RAPIDEZ EN LA
ENSEÑANZA
1. Alguno dirá que todo esto es sumamente laborioso y prolijo en extremo. ¿Cuántos Preceptores,
cuántas bibliotecas, cuántos trabajos serán necesarios para esta enseñanza universal? Respondo. En
efecto; si no hallamos el modo de abreviarlo es asunto de gran magnitud y de no escaso trabajo. El
arte es tan vasto, extenso y profundo como el mismo mundo que sometemos a nuestro ingenio.
¿Pero quién es el que desconoce que lo extenso puede contraerse y lo laborioso convertirse en
sencillo? ¿Quién ignora que los tejedores tejen rapidísimamente miles de millares de hilos y con
maravillosa variedad reproducen imágenes distintas? ¿Quién no sabe que los molineros trituran
fácilmente miles de millares de granos y separan sin trabajo alguno y con toda precisión la harina
del salvado? ¿Quién ignora que los mecánicos con máquinas no muy grandes y casi sin esfuerzo
mueven y transportan moles ingentes? ¿Y los estáticos con una onza tan solo, separada
convenientemente del centro de la romana, equilibran muchas libras? No siempre es propio de la
fuerza efectuar algo grande, sino del arte. ¿Ha de faltar a los Letrados solamente el arte de ejecutar
con ingenio sus cosas? La misma vergüenza debe impulsarnos a imitar la habilidad de los demás y a
buscar remedio para las dificultades con que tropezó la labor escolar hasta ahora.
2. No debemos buscar los remedios hasta no conocer la enfermedad y sus causas. ¿En qué consistía
que las labores escolares y su aprovechamiento se retardasen de tal modo que la mayor parte,
después de gastar toda su juventud en las escuelas, apenas llegaba a conocer todas las ciencias y
artes y en algunas ni siquiera pasaba de los umbrales?
3. He aquí las verdaderas causas de ello:
Primera, que no había objetivos determinados ni metas fijas a las que hubiesen de llegar los
discípulos en cada año, mes o día y todo era indeciso.
4. Segunda, que no se determinaban los caminos que infaliblemente habían de conducir a la meta.
5. Tercera, que lo que naturalmente está unido no se consideraba conjuntamente, sino por separado.
Por ejemplo: enseñaban a leer solamente a los primeros alumnos de letras y diferían la enseñanza de
la escritura para unos meses después. En la escuela de latín tenían a los jóvenes algunos años en la
lucha con palabras sin cosas, para que los años de la adolescencia transcurriesen en los estudios
gramaticales, reservando los estudios de Filosofía para años sucesivos. Solamente les estaba
preceptuado aprender jamás enseñar. Siendo así que todo lo dicho (leer y escribir palabras y cosas,
aprender y enseñar) debe estar tan íntima mente enlazado, como levantar y apoyar los pies en la
carrera; preguntar y responder en la conversación, y lanzarla y recogerla en el juego de la pelota,
conforme vimos en si lugar correspondiente.
6. Cuarta, que casi nunca han sido enseñadas las artes y las ciencias de un modo enciclopédico, sino
fragmentaria mente. Con lo cual resultaba que ante los ojos de los discípulos aparecían estas
enseñanzas como montones de madero o de sarmientos, en los que nadie advierte la razón en virtud
de la cual están unidos. Por esta causa uno tomaba una cosa y otro otra, y nadie llegaba a tener
erudición general y, Por lo tanto, fundamental.
7. Quinta, que se empleaban múltiples y variados métodos, diferentes en cada escuela; y cada
Preceptor el suyo y aun un mismo Profesor practicaba un método distinto en una ciencia o arte que
en otra; y lo que es peor, a veces no le tenía determinado en la misma ciencia, por lo cual apenas se
daban cuenta los discípulos de lo que tenían que hacer. De todo lo cual nacían dudas, dificultades y
asco y fastidio a la demás enseñanzas antes de llegar a ellas, de manera que muchos no querían
probar siquiera muchas de ellas.
8. Sexta, faltaba el modo de instruir simultáneamente a todos los discípulos de la misma clase y se
empleaba el trabajo separadamente con cada uno de ellos; por lo cual, si llegaban a reunirse varios
discípulos, se ocasionaba a los Preceptores un trabajo abrumador y los discípulos sufrían inútiles,
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períodos de holganza, sometiéndolos a un fastidioso machaqueo si se les encomendaba entretanto
algo que hacer.
9. Séptima, si los Maestros eran muchos se ocasionaba una mayor confusión al enseñar y practicar
cosas diversas en cada hora. Lo mismo la abundancia de libros que de Preceptores sólo consiguen
distraer los espíritus.
10. Por último, podían los discípulos, con anuencia de lo Preceptores, manejar y estudiar otros
libros en la escuela o fuera de ella, y se pensaba que cuantos más fuesen los auto res consultados
más numerosas serían las ocasiones de aprovechamiento, siendo así que solamente eran motivos de
distracción. Por lo cual no hay que maravillarse de que fueran tan pocos los que llegasen a dominar
todas las enseñanzas sino que lo verdaderamente digno de admiración es que hubiera alguno que
lograra salir de semejantes laberintos, lo que sólo acontecía a los más excelsos ingenios.
11. En lo sucesivo, debemos procurar remover estos obstáculos y rémoras, y perseguir únicamente,
sin rodeos de ninguna clase, aquello que conduce directamente a nuestro fin, o como dice la vulgar
sentencia: No deben emplearse muchos esfuerzos en lo que puede resolverse con pocos.
12. Tomemos aquí, como digno de imitarse, este Sol del Cielo, insigne modelo de la Naturaleza.
Pues éste, no obstante desempeñar una complicada y casi infinita función (esparcir sus rayos per el
orbe universo de la Tierra y proporcionar luz, calor, vida y vigor a todos los elementos y sus
compuestos, minerales, plantas, animales, cuyas especies e individuos son infinitos) se basta para
todos y recorre majestuosamente cada año el círculo de sus oficios.
13. Veamos, pues, sus modos de obrar para relacionarlos con los procedimientos que en las escuelas
se requieren.
I. El Sol no se dedica a los objetos singulares, como un árbol o un animal, sino que ilumina, calienta
y evapora la Tierra toda.
II. Con unos solos y los mismos rayos da luz a todas las cosas; con la misma condensación y
resolución de las nubes, riega todo; todo lo airea y seca con el mismo y único viento; todo lo
tempera con el mismo calor o frío,
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