Panorama general: el estado en el mundo Antiguo
Enviado por Aura Martinez • 16 de Septiembre de 2016 • Tarea • 12.451 Palabras (50 Páginas) • 371 Visitas
UNIDAD 1 Panorama general: el estado en el mundo Antiguo
Alrededor del año 10000 a.C. en varias regiones del mundo, y de manera independiente, inició la transición del ser humano de grupos de cazadores-recolectores a sociedades sedentarias de productores agrícolas, primero en el oriente próximo, en el año 8 500 a. C.; de ahí, se extendió a Egipto, Europa y el sur de Asia; más tarde, a China e Indonesia, alrededor del 7 500 a. C.; África, en el 5 000 a. C.; Mesoamérica y Andino América, en el 3 500 a. C., y Norteamérica, en el 2 500 a. C.
En todas estas regiones, hubo cambios importantes ligados a la agricultura, como el surgimiento de los poblados, la alfarería, el trenzado de fibras, la domesticación de animales, la elaboración y procesamiento de alimentos y bebidas, entre muchos otros aspectos. Estas condiciones tan favorables al desarrollo humano permitieron la formación de sociedades más complejas en centros urbanos o ciudades, generándose en ellas las primeras formas de organización estatales.
¿Sabías que las formas de organización más antiguas del Estado comenzaron a desarrollarse con el surgimiento de las primeras ciudades en la historia de la humanidad? Esto fue el resultado de un proceso conocido como la Revolución urbana, que culminó entre los años 4 000 y 3 000 a. C. en la zona del Oriente Próximo y la parte sur de Asia, como consecuencia de las transformaciones que experimentaron las comunidades agrícolas agrupadas en pequeñas aldeas que se habían establecido en dicha región desde el año 10 000 a. C., aproximadamente.
Entre algunas de las transformaciones que favorecieron el surgimiento de las primeras ciudades, podemos señalar las siguientes:
Obtención creciente de excedentes agrícolas: esto se debe a la invención y adaptación de nuevas técnicas y herramientas, como la rotación de cultivos, sistemas de riego, rueda, hoz, azada y telar, así como la acumulación y aplicación de conocimientos respecto a los cambios estacionales.
Diversificación de las actividades económicas: la metalurgia, ganadería y el comercio basado en el trueque, artesanía, cestería y albañilería, permitieron los excedentes agrícolas, así como la especialización y división social del trabajo.
Crecimiento poblacional: fue el resultado de una alimentación cada vez mejor y más abundante. Hacia el año 10 000 a. C., había una población estimada en 5 millones de habitantes en el mundo, la cual creció rápidamente, ya que para el 3 000 a. C., ascendió a 100 millones, aproximadamente. Esto tuvo efectos también en los asentamientos urbanos. Por ejemplo: Jericó, en Cisjordania, y Catal Hüyük, en Turquía, estaban poblados por 8 000 personas.
El surgimiento de grupos que fueron asumiendo el mando de su comunidad, sustentados en la cantidad de tierras, riqueza acumulada y dominio de conocimientos, derivó en la estratificación de la sociedad en función de su participación en las actividades económicas (comerciantes, artesanos, pastores, campesinos y esclavos) o su papel en el ámbito político-administrativo (sacerdotes, guerreros, funcionarios).
En un periodo previo a la Revolución urbana, las relaciones entre las aldeas eran escasas y se limitaban a arreglos o alianzas para salvaguardar a la población, el suelo cultivable, el ganado y otros bienes. Sin embargo, los procesos anteriormente mencionados, junto con las posibles agresiones de poblaciones vecinas, propiciaron su concentración. Esto dio lugar al surgimiento de las primeras ciudades en la Antigüedad y, por ende, a la formación de Gobiernos y leyes para proteger la ciudad, territorios aledaños, la relación entre sus habitantes y las ciudades vecinas, la administración de los recursos materiales y la realización de obras públicas. Así, se definieron las primeras formas estatales de nuestra historia.
Características y evolución del Estado en la Antigüedad
Los primeros Estados antiguos surgieron en las primeras ciudades construidas, las cuales se erigieron en puntos estratégicos tanto para su defensa como para abastecerse de alimentos y productos para la subsistencia de sus habitantes (principalmente a través de la agricultura y ganadería).
La sobreproducción hizo que surgieran enfrentamientos por el control de los medios de subsistencia y tierras. Para defenderse, las ciudades fueron integrando grupos de guerreros tribales y, posteriormente, ejércitos formados por militares “profesionales”, quienes bajo la dirección de un rey, protegían y controlaban a los súbditos. De este modo, se logró integrar ciudades-Estado que, con el tiempo, pasaron de la defensa a la conquista de nuevas tierras, incluso de otras ciudades-Estado. Este proceso de expansión propició la conformación de los reinos, organizados en torno a un Gobierno central con sede en la ciudad-Estado militar y económicamente más poderosa, si bien existen casos donde algunos de ellos se constituyeron de manera pacífica por acuerdo de las clases gobernantes.
Un proceso similar fue el surgimiento de los imperios (del latín imperium, “dominio”), forma de organización estatal que, en aquellas remotas épocas, se caracterizó por el sometimiento político y militar que impusieron algunos reinos a otros Estados más allá de sus propios límites territoriales, como es el caso de los Imperios egipcio, persa, macedónico o el romano, por mencionar sólo algunos.
La estratificación social se definió en función de la participación de los habitantes en las actividades productivas, políticas, militares, administrativas y de culto religioso.
En lo alto de la pirámide social, después del rey y su Corte, estaban los sacerdotes, los jefes militares y los funcionarios encargados de auxiliar en tareas como la construcción de grandes obras hidráulicas, el cobro de tributos –en trabajo y especie- para el mantenimiento del Estado y pago a la burocracia, el registro y la administración de los recursos, el cuidado de las relaciones con el exterior y la aplicación de castigos a quienes no cumplieran con la ley. Más abajo, se hallaban los grupos gobernados dedicados al comercio y a la elaboración de productos manufacturados (comerciantes y artesanos), así como los productores de alimentos básicos para la comunidad (campesinos, pastores y esclavos). Todos ellos tenían la obligación de pagar los impuestos y los tributos exigidos por el Gobierno.
El carácter despótico que asumieron los imperios donde el desarrollo de la comunidad dependía del sistema de irrigación, la construcción de diques y canales, el control sobre el agua, etcétera –como es el caso de Mesopotamia, Egipto, India y China-, se manifestó en las llamadas civilizaciones agrícolas. Ahí, el Estado impuso medidas drásticas para garantizar y aprovechar el potencial hidráulico en aras de la subsistencia o mejora de toda la comunidad, por lo que es correcto utilizar los términos "sociedades hidráulicas" o "regímenes despóticos" para referirnos a la misma forma de organización política.[pic 1]
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