Para mi calle, para ellos hogar

Para mi calle, para ellos hogar

La periferia, académicamente un espacio que rodea fronteras, pero en la realidad chilena, el límite del peligro y soledad, o por lo menos así lo considere durante la mayor parte de mi vida.

Día a día un centenar de personas se ven enfrentadas a realidades que en lo personal creo que jamás lograre comprender a cabalidad, la verdad no creo estar segura de poder opinar con propiedad respecto a este tema, siempre tuve la idea de que las personas que vivían en la calle eran desvalidas y que había que ayudarlas ya que a pesar de tener problemas (mentales) “de igual manera pertenecían al reino del señor”, pero siempre esa ayuda tenía que ver con aspectos superficiales y momentáneos, ya que el involucrarse más haya con una de estas personas proactivamente, yo lo consideraba imposible.

El enfrentarse a la situación de calle, ha sido un proceso de aprendizaje que nunca espere, ya que la verdadera ayuda que la fundación brinda a esta gente, es el tener una persona con quien conversar de tú a tú, sin ser juzgado. Después de unas semanas comencé a entender muchas cosas, como que no todos sufren viviendo ahí, o que no se encuentran solos, que en la calle tienen a su familia, una familia que ellos escogieron y que la verdad la mayoría del tiempo ellos no son la escoria de la sociedad, solo que así son presentados al mundo.

Paula Hidalgo, quien creo la fundación, me mostró que las personas en situación de calle son iguales que yo y que no me va a pasar nada si les doy mi número de teléfono o los abrazo y les doy un beso. Ella no va a ayudar a las personas que viven en la calle, ella va a verlos como si fueran sus amigos, se junta con ellos a comer, se sienta un rato y toma un café con ellos como si estuviera en un sillón de su casa y disfruta estar ahí.

Finalmente siento que esa es la verdadera ayuda que entrega la fundación, el dignificar a estas personas que se encuentran excluidas de la sociedad y que han sido generalizad amente definidos como “persona que tiene poca disposición para hacer algo que requiere esfuerzo o constituye una obligación, especialmente para trabajar”, esta definición es como la historia única que describe Chimamanda Adichie en su discurso.

Creo que al decidir hacer la practica social en esta fundación, decidí abrirme a leer otra historia, que dice que las oportunidades en Chile no son iguales para todos, que somos muy discriminadores, que ver el mundo de otra manera no está mal y que mi verdad lo más probable es que no se sea la tuya.

Mi percepción con respecto al tema ha cambiado mucho, solo es necesario abrirse un poco y dejar de ser sesgados para comenzar a escribir una nueva historia.

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