Paracas
Enviado por nayshasharlene • 10 de Mayo de 2014 • Tesis • 1.765 Palabras (8 Páginas) • 231 Visitas
Contenido de Turismo:
Testimonios prehispánicos en Amazonas.
El descubrimiento del pongo de Manseriche.
Antonio Raimondi en Amazonas.
Comidas y bebidas típicas de Amazonas.
Objetivo Turístico Nº 1
Leer y escribir textos de diversos tipos que permitan reconocer al turismo
como fuente importante de valoración de los recursos naturales, del
mercado laboral y de rescate de la identidad de Amazonas.
El actual territorio de la Región Amazonas ha sido uno de
los grandes centros creadores y difusores de cultura del
antiguo Perú. Aquí surgieron dos vertientes culturales
cuyos testimonios se remontan a épocas muy remotas: la
nor-andina, cuya expresión más elevada fue la cultura
Chachapoyas, creadora de la portentosa ciudadela
fortificada de Kuélap; y la nor-amazónica, cuyos
principales representantes son los aguarunas o awajún
(como se llaman ellos mismos), muy temidos por los incas
según los cronistas del siglo XVI.
El viajero que llegue a esta región encontrará en los sitios
llamados Chiñuña, Yamón y El Palto, en el actual distrito
de Yamón, provincia de Utcubamba, numerosos ejemplos
de arte rupestre (pintura y grabado sobre paredes
rocosas), que muestran escenas de caza y ritos
conducidos por chamanes para favorecerla. Su exacta
antigüedad está en debate, pero permite afirmar que los primeros pobladores de la región
iniciaron aquí, en forma autónoma y original, su marcha ascendente hacia el descubrimiento de la
agricultura y la cerámica.
En Tabaconas y Chunchuca pueden verse restos arqueológicos, sobre todo monolitos, de la
cultura de los Bracamoros, una de las más antiguas del Perú, contemporánea de la cultura Chavín
(1300 aC), que tuvo presencia en la actual provincia de Bagua y en la zona de Jaén (Cajamarca).
Los bracamoros o pacamoros –nombre que les dieron los incas– dominaron su territorio durante
casi dos milenios, algo inusual en la vida de las culturas precolombinas del continente. El cronista
Pedro Cieza de León (1553) refiere de un modo muy curioso cómo rechazaron los bracamoros a
la primera expedición militar del inca Huayna Cápac:
«Dicen todos [...] de cómo en los bracamoros habían muchos hombres y mujeres que tenían
tierras fértiles, y que bien adentro de la tierra había una laguna y muchos ríos llenos de grandes
poblaciones». Y que Huayna Cápac «codicioso mandó caminar por allá [...] abriendo el camino
con asaz trabajo [hasta donde] los naturales por muchas partes puestos en sus fuertes le estaban
aguardando». Llegado el momento del enfrentamiento los bracamoros recurrieron a una curiosa
estrategia: «... mostraban sus vergüenzas [...] y tantos se juntaron, los más desnudos [...] que el
Inca determinó de se retirar [...] [y se] escabulló dellos y volvió huyendo a su reino, afirmando que
se había de vengar de los rabudos».
Fortaleza de Kuélap en Amazonas.
Mylene D'Auriol/PromPerú
Una de las culturas superiores del Perú antiguo fueron los chachapoyas (también llamados
sachapcollas), que moraban al sureste de los bracamoros, sobre la margen derecha del Marañón.
Su centro estuvo situado en el valle de Utcubamba, donde tuvo originalmente su asiento la cultura
Chillao-Luya, uno de los componentes formativos de la cultura Chachapoyas. Sabemos que se
extendieron por el sur hasta el Abiseo, afluente del Huallaga, donde están las ruinas de Pajatén,
pero según el Inca Garcilaso (1609), sus dominios se extendían por toda la actual Región San
Martín; señala que era un territorio tan extenso que «pudiéramos llamar reino porque tiene más de
cincuenta leguas de largo por veinte de ancho, sin lo que entra hasta Muyupampa que son treinta
leguas de largo [...]». La legua correspondía a cerca de 5 kilómetros. Fueron conquistados por los
incas en tiempos de Túpac Inca Yupanqui.
La cultura Chachapoyas alcanzó su fase superior en el siglo XI de nuestra era. En Amazonas
pueden visitarse las ruinas pétreas con edificios circulares ubicadas en Olán, Congón (Vilaya) y
Purunllacta (Monte Peruvia); las de Levanto, 22 km al sur de Chachapoyas, donde pueden verse
los sitios de Yálape y Colla-Cruz; y por supuesto las elevadas edificaciones de Kuélap, todas ellas
ejemplos palpables del esplendor cultural alcanzado por los chachapoyas desde mucho antes de
su anexión al Incario (también es parte de este apogeo cultural chachapoyano la ciudadela de
Pajatén, en la Región San Martín). Otro lugar importante es Cochabamba, en la provincia de
Leymebamba, sede de una ciudad de los chachapoyas donde los incas establecieron su dominio.
Allí pueden verse edificaciones circulares chachapoyanas al lado de construcciones incas con sus
típicas puertas trapezoidales.
Kuélap es uno de los más importantes sitios arqueológicos del Perú. La ciudadela fue edificada
hacia el año 1000 de nuestra era y habría sido abandonada poco después de la anexión incaica,
hacia el año 1470. Fue descubierta accidentalmente por un juez de Chachapoyas, Juan
Crisóstomo Nieto, en 1843. La construcción monumental de Kuélap se ubica al suroeste de Tingo,
a 3 mil metros de altitud. Es una estructura colosal que se extiende por 600 metros en su eje
longitudinal, sobre la cima de una elevada montaña. Los muros que la sostienen, levantados con
piedras uniformes y careadas, se elevan hasta 19 metros. La entrada al lugar se angosta hasta
sólo permitir el ingreso de un visitante a la vez. La mayoría de los 400 recintos emplazados sobre
esta enorme terraza debieron ser depósitos de alimentos. Según el arqueólogo Federico
Kauffmann Doig (2003), Kuélap no habría sido una fortaleza sino un gran centro administrativo de
la producción agraria donde además se hacían rituales propiciatorios de la fertilidad. Si bien tiene
muros fortificados, su excesivo aislamiento y su carácter casi mimético respecto al paisaje, no
habría permitido realizar desde allí acciones defensivas contra posibles invasores.
La arquitectura chachapoyas también se caracteriza por
exhibir dos formas de patrones funerarios: el mausoleo y
el sarcófago (es decir, sepulcros unipersonales de
aspecto
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