Place And Space: A Lefebvrian Reconciliation

En esta publicación, Andrew Merrefield proporciona un marco filosófico y teórico para la comprensión de la construcción, significado y reconstrucción del paisaje geográfico en lugar, en el contexto de la sociedad capitalista. Para ello, repasa las distintas visiones teóricas sobre lugar y espacio, destacando la “intermediación de lugar”, propuesta por el geógrafo cultural J. Nicholas Entrikin; la “dialéctica del espacio y lugar”, de fuerte raigambre en el mundo dialéctico de Hegel y Marx, incluyendo los aportes conceptuales de Henri Lefebvre; y la propuesta lefebvriana de la “triada espacial”.

En la lectura, no queda completamente clara la distinción semántica entre espacio y lugar, cuestión que pareciera darse por sabida en el lector, lo que contrasta con la abundante discusión epistemológica sobre el espacio y los fundamentos sociales, económicos y políticos que sustentan su vínculo con las actividades sociales. No obstante, es posible deducir de las propuestas teóricas expuestas que lugar se refiere al espacio en donde ocurren los acontecimientos, en este caso, las interrelaciones comandadas por el mercado.

La visión del mundo dialéctico pareciera ser el paradigma fundamental que Merrifield utiliza como marco de comparación y referencia para analizar las propuestas contemporáneas que intentan explicar la producción de lugar y espacio. El autor fija los orígenes del pensamiento dialéctico en la herencia filosófica de los clásicos griegos, que es retomada principalmente, por Hegel y Marx. De este punto de partida, el enfoque de las revisiones está marcado por una mirada crítica al capitalismo y su pretensión hegemónica en la construcción de la idea de espacio, abstraído de los acontecimientos del mercado.

Respecto de las propuestas teóricas contemporáneas, Merrifield crítica la intermediación de lugar – planteada por J. Nicholas Entrikin en su obra homónima de 1991 -, dado que asume la perspectiva dualista del pensamiento cartesiano y positivista clásico, que entiende la realidad en forma fragmentada, con los diferentes aspectos de la realidad separados. En el pensamiento de Marx esta perspectiva es una forma de alienación interesada del capitalismo, para lo cual acuña el concepto de fetichismo de la mercancía; presunción que hacer ver como sí las cosas producidas tuvieran voluntad y se relacionaran entre ellas, asumiendo el papel subjetivo que le corresponde a las personas (productores de mercancías). En contraposición, en la dialéctica del espacio y lugar la interacción entre el espacio y el lugar se forjan juntos en una unidad dialéctica, en que el paisaje y las prácticas de la vida cotidiana que ocurren en diferentes lugares, están estrechamente integrados en el conjunto global capitalista. De este modo, el sistema capitalista no se concibe en un sentido abstracto, sino que vinculado a lugares específicos; y en términos globales, cada lugar en su interacción con otros lugares genera el espacio de la totalidad.

A estas alturas queda clara la afiliación

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