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Principios Sociales Fundamentales


Enviado por   •  2 de Noviembre de 2012  •  2.238 Palabras (9 Páginas)  •  2.590 Visitas

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PRINCIPIOS SOCIALES FUNDAMENTALES

La persona humana necesita desarrollarse dentro de sociedades para participar en la realización del bien común y para alcanzar su propio perfeccionamiento, siempre y cuando tenga bien definido su proyecto de vida. Para alcanzar dicha realización necesita basarse en la práctica de Principios Sociales fundamentales. Entre los más importantes están: El Principio de la Primacía de la Persona, Justicia Social, Principio de Solidaridad, Principio de Amor Social, Principio de Subsidiaridad y el Principio de Autoridad. El fin de ellos es orientar al ser humano al respeto de la dignidad humana para no caer en la anarquía, ni en el individualismo.

Diferentes conceptos de Principio:

• En el sentido ético: Es el juicio práctico que deriva inmediatamente de la aceptación de un valor.

• Norma o idea fundamental que rige el pensamiento o conducta

• Persona bien educada, creencias firmes.

Sociedad: es una unidad real de personas en orden o dirección al bien común.

Principios sociales: Ordenan las normas necesarias que deben regular las relaciones sociales y las posibles tensiones entre individuos y comunidad.

Valor básico del ser humano:

• Dignidad humana ( base de los principios sociales)

• La dignidad en el sentido kantiano nos coloca como individuos sujetos de derechos pero también de responsabilidades al interior de una sociedad donde cada cual puede optar por diversos valores sin que ello implique someter a los otros a mis puntos de vista.

LOS PRINCIPIOS SOCIALES FUNDAMENTALES:

1. Principio de la Primacía de la Persona:

El principio de la primacía de la persona es como un centro de atención y fin de las acciones, asume el carácter de “Primero en todo”. Se comprueba cuando se analiza con detalle las medidas que buscan eliminar las desigualdades sociales en cualquier tiempo, no por prescindirlas y crear estructuras más equitativas para sí mismo, sino para fraguar moldes de una sociedad donde el hombre se pueda auto-realizar en consonancia con su propia existencia y sus convicciones que pueden trascender.

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Podemos decir que la prevalencia de un principio sobre otro estará dado según las propias exigencias que determinen la dignidad de la persona humana; es decir, que la persona tenga en su propia conciencia la realidad, aunque puede ser que la realización se vea caracterizada por un concepto jurídico y filosófico, pero siempre es bueno encontrar una acción que esté marcada por el principio de destino universal utilizando como vehículo la solidaridad.

2. El Principio de Justica Social:

La idea de justicia social está orientada a la creación de las condiciones necesarias para que se desarrolle una sociedad relativamente igualitaria en términos económicos. Comprende el conjunto de decisiones, normas y principios considerados razonables para garantizar condiciones de trabajo y de vida decentes para toda la población. Involucra también la concepción de un Estado activo, removiendo los obstáculos que impiden el desarrollo de relaciones en igualdad de condiciones.

La justicia social se refiere a las nociones fundamentales de igualdad de oportunidades y de derechos humanos, más allá del concepto tradicional. Está basada en la equidad y es imprescindible para que los individuos puedan desarrollar su máximo potencial y para que se pueda instaurar una paz duradera. La comprensión de la dimensión ética de estos conceptos capacitará a los jóvenes para actuar por un mundo más justo, en su país y fuera de él.

3. PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD:

La solidaridad es una virtud humana, pero también una virtud cristiana:

Responde al seguimiento de Cristo y a la acción del Espíritu Santo. Es manifestación de caridad, y la caridad es signo distintivo de los discípulos de Cristo.

A la luz de la fe, la solidaridad se reviste de dimensiones específicamente cristianas: el prójimo no es solamente un ser humano con derechos e igualdad fundamental con todos, sino que se convierte en imagen viva de Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del Espíritu Santo. Debe ser amado con el mismo amor con que le ama el Señor.

La solidaridad es también un principio del orden social: el hombre debe contribuir con sus semejantes al bien común de la sociedad, en todos los niveles.

Por tal razón la solidaridad surge del bien común, el cual se considera como el fundamento y razón de toda relación humana y a la persona en su apertura a los otros para una relación con los demás. Está por encima de condiciones de raza, religión, sexo y clase social. Se basa en la común naturaleza humana: con fines que responden a necesidades comunes y moralmente tiene su fundamento en la obligación del bien común.

Se convierte en norma para obtener el bien común: es decir hace sentir como propias las necesidades de los demás. Hace a los otros partícipes de nuestros bienes: como suele suceder en los desastres o males que afectan a otras personas, grupos o naciones.

Es un principio eminentemente antiindividualista porque promueve de modo obligatorio la cooperación común en contra del atomismo social.

En la Encíclica Sollicitudo Rei Socialis de Juan Pablo II, nos dice lo siguiente sobre la solidaridad: Cuando la interdependencia es reconocida así, su correspondiente respuesta, como actitud moral y social, y como “virtud”, es la solidaridad. No es un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos.

El ejercicio de la solidaridad dentro de cada sociedad es válido sólo cuando sus miembros se reconocen unos a otros como personas. Los que cuentan con más, al disponer de una porción mayor de bienes y servicios comunes, han de sentirse responsables de los más débiles, dispuestos a compartir con ellos lo que poseen.

La interdependencia debe convertirse en solidaridad, fundada en el principio de que los bienes de la creación están destinados a todos. Y lo que la industria humana produce con la elaboración de las materias primas y con la aportación del trabajo, debe servir igualmente al bien de todos.

Los Países económicamente más débiles, o que están en el límite de la supervivencia,

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