Proceso De Culturizacion En Venzuela
Enviado por elisabelduque • 9 de Febrero de 2012 • 864 Palabras (4 Páginas) • 1.020 Visitas
Durante el primer año de nuestra vida, empezamos a conformar nuestra identidad como integrantes de una familia inserta en una comunidad de cultura y lenguaje. Desde ese momento estamos aprendiendo a ser nosotros mismos. Esta tarea continúa durante toda la vida. Aunque seamos muy chicos, percibimos mensajes de la sociedad que valora o desvalora cómo somos. Nuestra familia y la comunidad pueden reforzar o debilitar esta idea. Si hablamos de identidad pensamos en quiénes somos, cómo nos ven los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos. La identidad nos define tanto como individuos cuanto como grupo al que pertenecemos. La identidad de un individuo humano incluye género, raza, grupo étnico, clase, cultura, lengua, edad, sexo, entre otras referencias. Todas se combinan para definir un ser único. Pero, asimismo, compartimos algunas como miembros de una comunidad. El lenguaje es factor de identidad, que nos une al pasado y proyecta al futuro. Además, es un vínculo de símbolos que aglutina a la comunidad que comparte el mismo código.
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Nos hemos distanciado de nuestras raíces. Vemos cómo cada día se agrandan las distancias generacionales. Los abuelos no se ocupan como antes de culturizar a sus nietos a través de relatos familiares, folclóricos, tradicionales. Son escasos los hogares en los que se transmiten las costumbres, afectados también por los nuevos modelos de familias en los que las relaciones adquieren complicadas estructuras por la formación de sucesivas parejas por parte de los progenitores y la pérdida de los valores tradicionales. Asistimos a una aculturación forzada por los medios de comunicación, en la que nuestros hijos aprenden términos de uso común en otras latitudes ignorando las equivalencias idiomáticas de nuestro país. El lenguaje se construye y articula a partir del pensamiento. Cuanto más pobre sea el desarrollo del pensamiento, tanto más pequeño será el caudal de ideas y vocablos que expresen esas ideas.
Vemos cómo el abuso de determinados medios de comunicación (léase televisión) por parte de las jóvenes generaciones, la falta de lectura que amplíe su acervo cultural, estimule su razonamiento y su imaginación, acentuado por el uso cada vez más limitado de vocablos (los expertos estiman que los jóvenes no utilizan en su diálogo cotidiano más de doscientos términos) despiertan la alarma de todos los que nos preocupamos por el futuro del lenguaje. Reservar nuestra lengua es preservar la libertad de pensamiento, una particular manera de ver la vida, una identidad cultural que trasciende lo lingüístico y abarca los más variados aspectos que termine por borrar las huellas del español, el lenguaje que heredamos de la madre patria que nos une e identifica con los pueblos hermanos, en valores compartidos, en comunidad de origen, de vida, de desarrollo y de objetivos.
Sin embargo Los jóvenes necesitan valores
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