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Proyecto De Vida


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2012  •  3.195 Palabras (13 Páginas)  •  462 Visitas

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ELABORACIÓN DEL PROYECTO DE VIDA

PROYECTO DE VIDA

„ Es todo aquello que se puede llegar a ser y hacer. Es saber quién soy, y plantear metas a corto, mediano y largo plazos en las diferentes áreas de la vida.

„ Modelo de lo que una persona será y hará en el futuro dándole sentido a su existencia.

„ El adolescente tiende a vivir concentrado en el momento actual.

„ Además surge la necesidad de tomar decisiones para planificar el futuro.

Elementos que integran un proyecto de vida

» Necesidades

» Valores

» Realidad

» Decisiones Metas

PASOS HACIA EL PROYECTO DE VIDA RECONOCER EL TERRENOOBJETIVO

El objetivo es conocer las bases con que cuenta una persona para construir su proyecto de vida. Debe propiciar una sana aceptación de sí mismo y de las circunstancias que lo rodean, sin que ello quiera decir que deba contemporizar con todo lo que pueda ser superado.

PUNTO DE PARTIDA:

El punto de partida no será, como algunos podrían pensar lacontemplación de realidades ajenas a nuestra propia vida. Al iniciar la temática partiremos del momento de la vida en el que ustedes se encuentran. Este momento tiene dos características fundamentales.En primer lugar la edad. La adolescencia o primera juventudes trascendental en la vida del hombre. Es ahora cuando el crecimiento se manifiesta más palpablemente. Este es el momento crucial en que, por así decirlo, se están haciendo hombres. Están experimentando cambios en el cuerpo, en la mente, en el corazón, en la conciencia.

Cómo crear un proyecto de vida

Si bien crear un proyecto de vida es un proceso lento y gradual, que implica la toma de múltiples decisiones, existen maneras prácticas de comenzar a plantear qué es aquello que queremos hacer con nuestra vida. Las personas, a veces experimentamos epifanías. Para los antiguos griegos, la “epifanía” era un momento de revelación, un momento de manifiesto milagroso.

Podemos definir el proyecto de vida como la línea de conducta que sigue una persona en vistas a la consecución de los objetivos consiente y voluntariamente adoptados como metas de su existencia. No son las pequeñas metas que nos fijamos para obtener resultados más o menos inmediatos, sino el objetivo final de todo lo que hacemos mientras estemos en el mundo terreno, si bien esas metas intermedias nos van conduciendo a lograr la gran meta.

Los proyectos de vida difieren de una persona a otra y están profundamente influidos por el contexto familiar, histórico, económico, político y social en que le toca vivir. El proyecto de vida de una persona de la Prehistoria no será el mismo que el de quien vivió en la Edad Antigua, ni el de éste será similar al de quien vivió en otra edad histórica. Pero aún en iguales épocas las condiciones de vida influyen notablemente en la gente.

El proyecto de vida imprime sentido a la existencia humana, y la diferencia de otras formas de vida (como la animal o la vegetal) que no son capaces de percibir un por qué y un para qué en lo que se hace cotidianamente. La ausencia de un proyecto puede hacer caer a las personas en angustia y depresión.

LA IMPORTANCIA DE UN PROYECTO DE VIDA

Cuando un hombre o una mujer tienen un proyecto de vida, cuando concibe un proyecto acerca de su ser personal, él mismo, ella misma, se proyecta, se lanza con armas y bagaje a la realización de ese proyecto porque se ha comprometido con él. Entonces ese proyecto pasa a ser vida vivida, fin de la existencia, compromiso radical y profundo. Y con un talante decidido se impide que haya la más mínima fisura que lo debilite o tuerza. Sin proyecto, damos bandazos y acabamos en la frustración.

Elegir y renunciar

Elegir un proyecto, proponerse una meta, implica excluir cosas que no encajan en él, que no son de nuestro estilo, que no caben en nuestro programa. Elegir implica renunciar. Cuando hay una conducta motivada por un proyecto, uno se alegra de las renuncias que conlleva, porque está comprometido con la elección por la que ha optado.

Esta es la manera de enriquecer la personalidad. De lo contrario vamos dando vueltas a las cosas a las que hemos renunciado, o esquivando el bulto al compromiso asumido, y así la elección –el ejercicio de la libertad- no tiene mucho sentido. Así las circunstancias nos llevan por dónde no queremos ir. Pero no porque sean más fuertes que nosotros, sino porque nos rendimos, porque nuestro proyecto no tenía fuerza, porque carecía de garra y de los valores necesarios.

Cómo saber qué hacer

Para saber qué hacer consigo mismo, y hacerse un proyecto coherente y satisfactorio, es preciso conocerse a sí mismo; tarea no fácil. Se cometen muchos errores, en este sentido. Hay muchos chicos que descubren a los cuarenta años la gran capacidad que tienen para aprender (por ejemplo un idioma). Pero nadie les ayudó a descubrir que tenían esa capacidad de modo innato. Se cometen muchos errores en el conocimiento propio por estimarse a la baja, es decir, por subestimación.

No hemos descubierto los valores positivos que tenían nuestros hijos o alumnos. No hemos puesto el rodrigón (Vara o caña que se clava al pie de una planta para sostener sus tallos y ramas) para que crecieran en sus valores innatos. “¡Lucha contra tus defectos!”, hemos dicho, cuando por cada defecto arraigado en ese joven hay cinco, seis, diez, veinte, cien valores dominantes –cien rasgos positivos, cien dones que le han regalado- que son los que hay que desarrollar. Esa persona, quizá lo ha pasado mal tratando de erradicar un defecto, por ejemplo, el desorden: está todo el día peleándose con el armario, no sabe dónde poner los zapatos, los calcetines, etc.; y, sin embargo, le hubiera costado poco desarrollar otros valores que tenía en estado potencial o ya muy crecidos como, por ejemplo, la magnanimidad, la puntualidad, la simpatía, la constancia, la generosidad.

Con muy poquito esfuerzo hubiera crecido en un montón de virtudes y hubiera hecho felices a muchas personas. Pero como nadie se los mostró, no ha crecido. Y tienen un concepto negativo, pésimo, de sí mismo, porque sabe que es un desordenado, y cree que es un desastre, que siempre tiene los libros arrugados.

Hacer rendir los valores

Creciendo en la virtud de la alegría se hace felices a otras muchas personas. Al menguar en la virtud de la alegría nos quedamos solos y nos sentimos aislados, hacemos desgraciados a quienes nos rodean o nos tiene que cuidar. Hemos perdido los papeles por el camino de la vida, porque no nos hemos conocido, porque sencilla e injustamente nos hemos desvalorado, porque no hemos sabido desarrollar los valores que ya teníamos, y que tan poco nos

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