Relaciones Chile y Perú
Enviado por fashion123 • 22 de Marzo de 2021 • Apuntes • 1.288 Palabras (6 Páginas) • 96 Visitas
La relación de Chile y Perú a lo largo de su historia han estado marcada por diversas situaciones de conflicto que ha resultado como consecuencia el debilitamiento de sus lazos bilaterales. Esto se da principalmente por desencuentros en materia de limitaciones territoriales, entendiendo que son países que limitan sus soberanías por medio de sus fronteras Arica-Tacna.
En este marco, ha sido difícil solucionar tales pugnas de una forma definitiva, acuerdos cómo el tratado de Ancón en 1929 que buscaba una resolución pacífica del problema, no pudieron soslayar las diferencias que mantenían respecto de sus demandas, esto posteriormente desencadenó que ambos países llevaran a cabo diversas acciones políticas y militares dirigidas a equilibrar su poder para así defender sus propios intereses.
Las relaciones internacionales como estudio de los asuntos extranjeros han tratado a lo largo de los años explicar fenómenos mundiales, como el conflicto de Chile y Perú, para que logre dar respuesta en materia política, económica, jurídica y diplomática a los diversos acontecimientos que vayan surgiendo. El Estado como protagonista principal del estudio de las relaciones, es donde el paradigma realista sienta sus bases, bajo este criterio, la característica específica de las relaciones internacionales está en la legitimidad del recurso al uso de la fuerza armada por parte de los Estados y en la separación de las esferas de la política interna y la política internacional, donde crea una realidad que experimenta un proceso de concentración y secularización del poder a nivel de entidades políticas y de descentralización a nivel internacional (CITA ARENAL)
Autores reconocidos mundialmente por explicar cómo se configuran las relaciones internacionales como Katiluya, Tucidides, Hobbes, Maquiavelo nos dan las bases para estudiar y entender desde la mirada racional el actuar de los Estados frente a situaciones que ponen en peligro su supervivencia. Los Estados operan racionalmente en función del interés nacional y de la relación de fuerzas. El poder se transforma, así, en el factor decisorio de las relaciones internacionales. Esta mirada realista de enfrentar los conflictos condujo a que entre 1973-1975 se llevarán a cabo una serie de actos militares en las fronteras, por un lado, Perú se preparaba armamentisticamente para una posible reivindicación de sus territorios, y por otro lado Chile con una incapacidad y escasa dotación de armamento pensaba cómo poder hacer frente a la posible invasión. Es debido a este temor de la posible confrontación cuando Pinochet decide minar el norte del País, precisamente la zona fronteriza del desierto de Arica.
Las políticas exteriores de ambos países han experimentado una agenda histórica, la cual se ha centrado principalmente en temas territoriales y no ha estado exenta de conflictos del pasado motivados por la balanza de poder, con los resentimientos respectivos de cada uno de ellos. El siguiente trabajo académico se centrará en revisar y analizar desde la perspectiva del paradigma realista, uno de los conflictos más desconocidos entre ambos países, el cual se llevó a cabo entre 1973 y 1975.
Contextualización histórica de los conflictos político militar entre Chile y Perú
La relación entre Chile y Perú data desde la época colonial, desarrollándose entre ambos una relación que incluía cercanía y distancia. Perú era entonces la colonia más importante de España en América. Allí el Virrey coordinaba a las demás capitanías generales, también era el mayor proveedor de oro, plata y otras riquezas que se embarcaban hacia Europa. Todo esto creó en la élite peruana un sentido de superioridad frente a lo que era Chile, debido a su protagonismo e importancia.
En este sentido el virreinato del Perú utilizaba el poder hacia las demás colonias entendiéndolo cómo un dispositivo simbólico que, además de generar gobierno, se enfocaba en la generación de equilibrios múltiples, un efecto de orden, que es reconocido y debía ser reconocido por todos y que era necesario para la convivencia cotidiana. Se movilizaban y exhibían símbolos, los cuales eran principalmente religiosos. En este sentido el poder y la autoridad necesitaban ser proclamados públicamente y consecuentemente (Balandier 1980; Abeles 1990). Las autoridades coloniales supieron difundir, ante los indígenas y la servidumbre urbana y rural, un legalismo factual y moral del poder político que les permitía argumentar el ejercicio y el poder de la administración virreinal, debido a que la cosa pública y el Estado eran cosas de Dios, y ellos eran enviados divinamente.
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