Religión Y Terapia En El Contexto Brasileño
Enviado por ciro.gomes • 25 de Octubre de 2013 • 14.733 Palabras (59 Páginas) • 252 Visitas
Religión y terapia en el contexto brasileño: comparando experiencias de aflicción y tratamiento en el candomblé, el pentecostalismo y
el espiritismo •
Miriam Cristina Rabelo
Introducción
El presente trabajo propone un análisis de abordajes terapéuticos que se desarrollan en el marco del pentecostalismo, el espiritismo y el candomblé. A esos efectos discute casos de personas con problemas relativos al campo de la salud mental, que estuvieron o están en tratamiento en cada uno de estos universos religiosos, buscando comparar las diferentes posibilidades de reorientación de lo cotidiano abiertas por la participación religiosa. Cabe destacar que, dada la propia complejidad del tema, este trabajo no tiene la pretensión de producir conclusiones definitivas, sino plantear algunas cuestiones para la reflexión.
El artículo comienza con una discusión general que pretende aclarar el enfoque adoptado y precisar algunos conceptos. A continuación se presentan datos relativos a los grupos religiosos estudiados, y casos de personas que fueron tratadas en ellos. Este material es fruto de una investigación, en marcha, acerca de la experiencia de tratamiento y curación en el ámbito de los tres sistemas religiosos mencionados . La conclusión busca delimitar un marco comparativo más general y plantear algunas cuestiones para estudios posteriores.
El tratamiento religioso y la reconstrucción de lo cotidiano: algunas cuestiones iniciales
En el estudio de los procesos de tratamiento al interior de grupos religiosos sobresalen dos cuestiones básicas: los modos en los que se reconstruye la experiencia de la enfermedad al interior del dominio religioso, y las formas en que la experiencia religiosa de la curación es absorbida y repercute en la vida cotidiana.
Veamos la primera cuestión. En general los análisis convergen en el reconocimiento de que los sistemas religiosos ofrecen una interpretación de la enfermedad que la inscribe en un contexto más amplio de relaciones entre lo humano y lo sagrado. La terapéutica religiosa es vista como un intento de producir una reorientación más general del comportamiento, conduciendo al enfermo a situarse de acuerdo a nuevas formas frente a los otros y a sí mismo (Csordas, 1983)
Los estudios acerca de los procesos terapéuticos que se desarrollan al interior de grupos religiosos tienden a destacar el papel de los rituales en la transformación de la experiencia de la aflicción (Geertz, 1978; Turner, 1967, 1969, 1974, 1975; Tambiah, 1979; Kapferer, 1979a, 1979b, 1991 ). Los rituales comprenden un dominio especial de acción, que rompe con los parámetros de la vida cotidiana y demanda de sus participantes un cambio de actitud y atención. Al mismo tiempo, establecen un diálogo especial con el mundo de los dramas y las aflicciones cotidianas representándolo desde ángulos y versiones nuevas, a veces sorprendentes y profundamente desconcertantes.
A partir del concepto de encuadre (frame), trabajado por Goffman (1986), podemos decir que en los rituales se construyen encuadres mediante el uso combinado de distintos medios: música, danza, discurso hablado, luz, y modos de ocupación y delimitación del espacio. A veces son utilizados cambios en los modos de presentación de estos medios para indicar cambios en el encuadre propuesto. Funcionan como metamensajes que le señalan al actor que la situación debe ser interpretada de acuerdo a nuevos parámetros. La sucesión de encuadres en un ritual a veces delinea una trama narrativa compleja. Recurrir a la narrativa parece ser especialmente importante para la realización del trabajo terapéutico por dos razones básicas. Primero, porque el desenvolvimiento de una historia involucra y anuncia desde el principio la posibilidad de una solución o resultado típico. Segundo, porque en su propio desarrollo la trama hace emerger al personaje (o personajes) revelando identidades en el flujo de los eventos que se suceden. Así, narrar la dolencia en un contexto de terapia religiosa es mucho más que explicarla: implica abrir un camino para su resolución en el curso del cual la enfermedad y el enfermo pueden ser profundamente redefinidos.
Esto nos conduce a desarrollar mejor la idea de transformación de la experiencia, ya implícita en las consideraciones previas. Argumentamos que ésta no puede se entendida adecuadamente como adquisición de nuevas ideas, representaciones o esquemas interpretativos que, una vez internalizados, reorientan la acción.La experiencia de tratamiento que se desarrolla en el ritual apela directamente al cuerpo y no al intelecto: en ella parece tener importancia central un involucramiento gradual en contextos de sonido, movimiento, colores y aromas. Sin embargo, esto no significa que en tanto que enfermos o como meros espectadores de un ritual sólo reaccionemos ante los diversos estímulos que se presentan durante la performance. Los modos en los que respondemos a estos requerimientos del medio están permeados por una dimensión de sentido, es decir, forman parte de una actividad de interpretación - la posibilidad de que sea conmovido en una determinada dirección por el ritmo de la música, los pasos de baile, el juego de colores, sonido y movimiento, depende de que estos elementos ya formen para mí parte de una situación. Es a esa situación -que nunca es la suma de los estímulos, sino un cierto modo de articularlos- que respondo.
Así para dar cuenta de los modos de involucramiento en los rituales es apropiado que hablemos de procesos imaginativos. Abordar los procesos imaginativos que se despliegan durante el ritual es justamente tratar de comprender cómo se involucran los participantes y asumen como suyos los encuadres generados.
Sartre (1996) toma a la imaginación como una actividad de síntesis que organiza varios elementos (un conjunto dado de formas, sombras, colores; podríamos decir también de movimientos, olores y/o sonidos) en una situación en la que el objeto representado se vuelve presente súbitamente. Uno de los análisis más penetrantes de Sartre sobre la imaginación es su descripción de un espectáculo de personificación. Inicialmente, sostiene, como espectadores, percibimos los elementos que componen la escena y los tomamos como signos a ser interpretados: son elementos que remiten a categorías típicas de personas y acciones. Como signos, las características personales del actor desaparecen, para pasar a representar cualidades generales. Estamos aquí en el nivel del pensamiento abstracto; nos orientamos ante una situación típica y la interpretamos como una escena de imitación, pero aún no nos transportamos imaginariamente al
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