SEGUNDO INFORME DE INVESTIGACIÓN “DIVERSIDAD EN COSTA RICA”
Enviado por Roberto Acuña • 4 de Julio de 2019 • Documentos de Investigación • 19.770 Palabras (80 Páginas) • 137 Visitas
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
Informe Nacional de Desarrollo Humano / Red Nacional de Desarrollo Humano 2009 “Convivencia y Desarrollo Humano en Costa Rica”
SEGUNDO INFORME DE INVESTIGACIÓN
“DIVERSIDAD EN COSTA RICA”
Ana Cecilia Escalante Herrera
Consultora
1. CONVIVENCIA Y DESARROLLO HUMANO [1]
En el abordaje propuesto para el INDH 2009, la diversidad es una de las cuatro dimensiones constitutivas de la convivencia, junto a la afiliación social, las interacciones sociales y la institucionalidad democráticas. Por lo tanto la convivencia se convierte en vehículo para el desarrollo humano y hace posible que las personas fortalezcan sus capacidades y eliminen los obstáculos para el ejercicio de sus libertades.
El desarrollo humano consiste en el fortalecimiento de las capacidades y la eliminación de los obstáculos para el ejercicio de las libertades. Dentro de esta perspectiva las capacidades corresponden a las habilidades y condiciones individuales y colectivas, que amplían las libertades de las personas para concebir y concretar sus proyectos de vida. Los obstáculos para el ejercicio y disfrute de las libertades, por su parte, son condiciones culturales, sociales, económicas, políticas y ambientales que restringen las libertades de las personas. Entre estas se encuentran la exclusión social, la xenofobia, el sexismo, la homofobia, la intolerancia y el temor, entre otras.
Tomando en cuenta lo anterior, la finalidad del desarrollo humano es que, por medio del fortalecimiento de las capacidades y la eliminación de los obstáculos indicados, las personas tengan acceso al conocimiento, a una vida saludable y duradera, a un ingreso que permita disfrutar de un nivel de vida digno, así como al disfrute de derechos, con el fin de que éstas puedan cumplir con sus proyectos de vida
Es así como, el paradigma del desarrollo humano trasciende la esfera económica para abarcar todas las dimensiones de la vida en sociedad; presta atención a factores políticos, culturales y sociales. Además, considera que el empoderamiento individual y colectivo permite a las personas ejercer sus opciones y constituirse en verdaderos agentes de cambio de su entorno.
Por otra parte, la convivencia desde la perspectiva del desarrollo humano, se refiere a algo más que la idea de vivir en compañía de otros de acuerdo con ciertas normas y patrones de interacción social y cultural. Básicamente, la comprendemos como la dinámica social, basada en relaciones de confianza y cooperación, en la que todas las personas se sienten parte de una sociedad, disfrutan de sus derechos humanos y de oportunidades socialmente construidas y expresadas, entre otras, en el Estado, sus normas e instituciones democráticas.
Así entendida, la convivencia se convierte en vehículo para el desarrollo humano y hace posible que las personas fortalezcan sus capacidades y eliminen los obstáculos para el ejercicio de sus libertades.
De la definición de convivencia propuesta se desprenden cuatro dimensiones constitutivas: afiliación social, diversidad, interacciones sociales e institucionalidad democrática. Se considera que, aunque no toda forma de vivir con otros conlleva al desarrollo humano, nuestra conceptualización de convivencia constituye un medio para alcanzar el mismo. Igualmente, se considera que la convivencia es un fin del desarrollo humano por cuanto el proyecto de vida de las personas puede incluir el establecimiento de relaciones afectivas y de empatía con “otros” u “otras”.
II. LA DIMENSIÓN “DIVERSIDAD”
Por diversidad se entiende el reconocimiento de que a todas las personas se les debe garantizar sus derechos independientemente de sus identidades.
La dimensión de diversidad se refiere al reconocimiento de que a todas las personas se les debe garantizar sus derechos independientemente de sus identidades. En esta dimensión se destacarán los componentes de reconocimiento de la diversidad y disfrute de derechos así como reivindicación de derechos.
El reconocimiento de la diversidad se concibe como la situación en que la sociedad garantiza en sus leyes y costumbres los derechos humanos de todas las personas. En ese sentido, Costa Rica ha suscrito formalmente un abanico de instrumentos en los que se afirma el reconocimiento de la diversidad, no obstante dicha aceptación aún contrasta con extendidos estereotipos y prejuicios de orden social, basados más comúnmente en la nacionalidad, el género, el grupo étnico o el nivel socioeconómico. Existen aún campos en los que la puesta en práctica de políticas públicas y acciones colectivas para aminorar prejuicios ha sido tímida y limitada, como es el caso de las creencias arraigadas en la población con respecto a la contribución cultural y socioeconómica de la población nicaragüense. Por consiguiente, existe la necesidad de promover esquemas más respetuosos de los derechos de las personas así como de posibilitar la comprensión y disfrute de la diversidad existente en el país.
Un segundo componente es el de disfrute de derechos, el cual se entiende como la situación en que las personas conocen y ejercen sus derechos. En el país existen brechas sustantivas en el disfrute de derechos de las personas que habitan en el territorio costarricense, particularmente debido a la existencia de mitos sociales, la mediación de intereses sectoriales y el emplazamiento de costumbres sociales que promueven la exclusión y segregación de segmentos de la sociedad como lo son los indígenas o las personas afro costarricenses, entre otros. Como complemento a lo anterior, la cantidad de obstáculos para que los grupos o comunidades excluidas accedan al disfrute de los derechos y a recursos económicos, al poder político y a la capacidad de decidir sobre su destino, se ha incrementado y los obstáculos se han vuelto cada vez más sofisticados.
En tercer lugar se encuentra el componente de reivindicación de derechos. Esto ocurre cuando, ante la vulneración o amenaza de derechos las personas, éstas reclaman su ejercicio valiéndose de mecanismos y recursos concebidos para tal fin. En ese sentido, en los últimos 15 años el país ha avanzado en el desarrollo de mecanismos y recursos que posibilitan el planteamiento de reivindicaciones de derechos que, a juicio tanto individual como colectivo (a partir de la iniciativa de sectores sociales y organizaciones sociales), se están viendo potencialmente o efectivamente socavados. Efectuando un balance general cabe indicar que muchos de estos mecanismos han posibilitado reivindicaciones en materia de género, niñez y adolescencia. Sin embargo en otros ámbitos como el de la orientación sexual, patrimonio cultural, diversidad étnica y la nacionalidad falta mucho todavía por hacer.
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