SEMILLAS EN PELIGRO

Semillas en peligro

Tras el tratado de libre comercio que el presidente Juan Manuel santos realizo con Estados Unidos se busco un acuerdo generador de oportunidades para todos los colombianos, sin excepción, pues contribuye a crear empleo y a mejorar el desempeño de la economía nacional. Inicialmente beneficia a los sectores exportadores porque podrán vender sus productos y servicios, en condiciones muy favorables, en el mercado estadounidense. Pero no sólo a los exportadores, también a todos los demás productores nacionales. 

Sin embargo, los agricultores sobre todo los que siembran arroz se vieron afectados tras la llegada de multinacionales y por la implementación de una resolución que no les permite reservar las semillas que producen, esta es la resolución 7.90 emitida por el ICA la cual afirma que los agricultores solo pueden sembrar semillas certificadas por lo contrario podrían ser judicializados o en el caso de Campoalegre, Huila donde fueron destruidas y botadas toneladas de semillas de arroz, argumentando que no eran aptas para el consumo humano, esto es doloroso ver como una gran cantidad de comida se desperdicia sabiendo que en muchas regiones del país hay gente aguantando hambre y niños muriendo por esto.

Pero esta problemática tiene un trasfondo donde se evidencia una guerra que vienen librando en los últimos años campesinos y multinacionales por la propiedad intelectual de las semillas certificadas. En Colombia, del total de semillas que se comercializan el 15 por ciento es de multinacionales. Las criollas tenían su espacio y no habían sido perseguidas. Pero desde 2010, cuando se promulgó la resolución 970, empezó una cacería a la piratería de semillas, ahora solo el 8% son semillas certificadas producidas en Colombia el porcentaje restante son semillas de multinacionales.

No obstante, con la firma del TLC con Estados Unidos uno de los compromisos era acoger un convenio que prohíbe usar las semillas nativas y obliga a los agricultores a sembrar solo las certificadas, el estado solo busca intereses individuales lucrarse a costa del pueblo y no piensa en cómo puede llegar a afectar la economía de los agricultores y de la población en general, el estado le entrega por completo nuestros productos, nuestros agricultores y nuestra economía a multinacionales y a países como a Estados para que nos manejen para su beneficio.

Si bien nadie desconoce la rentabilidad a gran escala de las semillas certificadas, otros se sienten presos de ese invento. Los cultivadores de algodón en Córdoba no saben qué hacer con las pérdidas que les viene ocasionando la semilla mejorada que le compran a Monsanto. “Llevamos dos años diciéndole al ICA que esa no sirve en esta región y no nos atienden”, dijo Alejandro Polo, jefe técnico de Coopiagros, entidad que agremia al sector.

 El ICA ignora las peticiones de los agricultores y niegan cualquier apoyo hacia estos, ya que multinacionales como Monsanto manipula a su favor a entidades nacionales para que su ingreso sea mayor sin importar a quien esté afectando, la avaricia de estas empresas no tiene límites y su objetivo es acabar con variedades de semillas locales, los agricultores se vuelven esclavos de estas multinacionales; las compañías privadas y sus semillas modificadas, a parte de su negativo impacto medioambiental, con la contaminación de otros cultivos, y en la salud de las personas, Monsanto no ha escatimado recursos para acabar con las semillas campesinas: demandas legales contra agricultores que intentan conservarlas, patentes monopólicas, desarrollo de tecnología de esterilización genética de simientes, etc. Se trata de controlar la esencia de los alimentos, y aumentar así su cuota de negocio.

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