Selene

Una primera lectura no basta para adentrarse en la profundidad de sus postulados. Sin embargo, desde el primer acercamiento al texto logra que sus interlocutores nos cuestionemos las bases conceptuales, éticas y morales en las que están asentados nuestro devenir social en lo individual y colectivo.

Desde el nivel básico de percepción hasta el abismo de la conciencia este Manifiesto es provocador, seductor e incisivo, invitando a reflexionar más allá de lo evidente.

Es integral en el sentido de que conjuga una serie de antecedentes y reflexiones que se traducen en preceptos, principios y propuestas concretas, alrededor de la Ética, vista y analizada a la luz de una diversidad de perspectivas: producción para la vida; conocimiento y diálogo de saberes; ciudadanía global, espacio público y movimientos sociales; gobernabilidad global y democracia participativa; derechos, justicia y democracia; bienes comunes y bien común; diversidad cultural y política de la diferencia; paz y diálogo para la resolución de conflictos; el ser y el tiempo de la sustentabilidad.

El solo enunciado de su índice nos introduce en la exhaustiva complejidad de la problemática que hoy enfrentamos los seres humanos, que como bien indica el Manifiesto no se trata de una crisis ambiental sino social.

El Manifiesto es claro al indicar que no estamos viviendo un problema ambiental sino una auténtica crisis de civilización: la civilización occidental, que con la globalización alcanza a todo el planeta.

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