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Socialismo Raizal


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2013  •  1.270 Palabras (6 Páginas)  •  475 Visitas

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Capítulo I

Socialismo raizal y democracia radical

• Elementos y desarrollos del socialismo raizal

• Democracia radical: teoría de los pueblos originarios y

valores fundantes

• Camilo vive: vigencia de su ideario

Elementos y desarrollos del socialismo raizal

Las contradicciones del capitalismo neoliberal con sus exigencias

desorbitadas y las guerras por intereses bastardos, en fin, lo

que se ha llamado la “crisis moral y de los valores” han llevado a

la humanidad despavorida a buscar alternativas políticas, económicas

y culturales que le devuelvan, por lo menos, parte del equilibrio

vital colectivo que desde la era neolítica permitió al Homo

sapiens la creación civilizatoria.

No es que el mundo hubiera estado huérfano de salidas a

sus sucesivas crisis porque, en efecto, así lo muestra la historia

universal. Las penúltimas crisis originadas por la Revolución

Industrial a finales del siglo XVIII constituyeron punto de partida

para la posterior problemática situación. Con la Ilustración y la

Revolución Liberal en Europa, surgieron en Francia e Inglaterra

perspectivas novedosas de reforma y protesta que recibieron diferentes

denominaciones, entre ellas la influyente versión de Babeuf,

La conspiración de los iguales (1797).

El socialismo raizal y la Gran Colombia bolivariana ///Orlando Fals Borda

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Los ensayos comunitarios de Owen y Saint-Simon a comienzos

del siglo XIX recibieron el mote de “sociales”, induciendo en sus

autores la identificación como “socialistas”. Sólo apareció este

mismo adjetivo en 1826 en Gran Bretaña y en 1832 en Francia para

identificar a los Owenitas, a quienes más tarde Marx bautizó como

“socialistas utópicos” para diferenciarlos de su propia corriente de

“socialismo científico”. Casi simultáneamente, hubo un grupo de

antropólogos alemanes que dirigieron su atención a los orígenes

de sus civilizaciones, y acuñaron el término Ur-Sozialismus. Así se

amplió la Babel ideológica moderna sobre este tópico.

Destaquemos que lo que viene descrito fue lo ocurrido en la

tradición intelectual europea. En sus fuentes ignoraron las evoluciones

similares que en el pensamiento hubieran ocurrido, o todavía

existieran, en culturas de otros continentes, como las de América

aborigen, África y Asia. Está claro que en los otros continentes no

habían sufrido los retos de la tecnología industrial y las terribles

guerras como en Europa.

Pero, aunque en América a sus habitantes los vieron como seres

subhumanos sin alma, fue posible descubrir después que tenían

una estructura de valores similares, con capacidad técnica de construir

otras sociedades viables y civilizaciones excepcionales. Podían

llegar a otras consideraciones ideológicas y valorativas como el

Popol Vuh, reminiscentes de las europeas en cuanto al socialismo

naciente o renaciente, si se aceptan las hipótesis sobre pueblos

originarios que más adelante exponemos.

¿Hay convergencias sobre este plano ideológico y valorativo?

Júzguelo el lector. De la experiencia europea del siglo XIX, el socialismo

como idea fue resumida, con suficiente autoridad, por la Enciclopedia

Británica, así: “Doctrinas propuestas por escritores que

buscan una transformación completa de las bases económicas y

morales de la sociedad, para pasar de un control individual a otro

colectivo y de fuerzas individualistas por otras sociales en la organización

de la vida y del trabajo”.

Hoy sabemos que los dirigentes populares peruanos Mariátegui

y Arguedas, sin disponer de aquella Enciclopedia, ni conocer sobre

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Socialismo Raizal y Democracia Radical

el Ur-Sozialismus; concluyeron que las culturas indígenas oriundas

de América, en especial las del inca que estudiaron y observaron

personalmente, llegaron muy cerca a la definición inglesa. Sin

entrar a la babélica discusión ya creada, conviene que lo que hoy se

llama “socialismo” no quede reducido a la definición europea limitada

a su propio contexto cultural e histórico, y que se enriquezca

con el aporte específico de lo propio americano —y africano y asiático—

con sus contextos. Incluyendo la considerable realidad de

nuestro exclusivo mundo tropical.

El ejemplo de los dirigentes peruanos nos lleva a examinarnos

como americanos y como regionalistas, para determinar nuestros

propios orígenes telúricos y fuentes históricas, y rescatar lo que

no puede ser otra cosa que la estructura valorativa precapitalista

y de respuesta ecológica, con el nodo genético de cosmovisiones

actuales de nuestros pueblos de base.

Estos pueblos de base son determinantes en la conformación de

nuestras naciones —su cultura y personalidad—, más que los grupos

elitistas cuyo norte y patrón ha sido la Europa decimonónica.

Por lo mismo, si examinamos la estructura de nuestros valores

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