Sociedad Humoristica
Enviado por Almmahdz16 • 13 de Enero de 2014 • 1.988 Palabras (8 Páginas) • 517 Visitas
La sociedad humorística.
En la actualidad es muy común encontrar por cualquier lugar señales de código humorístico, desde un pequeño anuncio hasta una gran literatura.
Se sabe que anteriormente el mundo cómico se oponía a todas las prácticas serias, como la iglesia y la política y que existía una línea muy marcada de separación entre estos dos mundos, la cual poco a poco fue desapareciendo para que el mundo de los carnavales y las fiestas comenzara a introducirse en toda clase social. Aunque ahora todas estas fiestas que hace años se consideraban de gran importancia en la sociedad ahora solo nos brindan un aspecto cómico. -Lo cómico, lejos de ser la fiesta del pueblo o del espíritu, se ha convertido en un imperativo social generalizado, en una atmósfera cool, un entorno permanente que el individuo sufre hasta en su cotidianidad.-
Podemos destacar tres grandes faces de la historia cómica: En la edad media tiene gran auge y toma periodos prolongados durante todo el año, adopta un “realismo grotesco” de la vida diaria de toda clase social pero sobre todo se mofa del clero y de la monarquía, es común ver coronación de bufones que luego se convierten en burla de todo el pueblo, así como una misa celebrada para un asno y en la cual todos sus fieles y el cura rebuznan al darla por terminada, donde el objetivo principal es ridiculizar.-la risa esta siempre unida a la profanación de los elementos sagrados y a la violación delas reglas oficiales -.
A partir de la edad clásica comienza a construirse nuevos géneros de la antigua tradición grotesca, se minimiza a ironía pura, realizándose a costa de la monotonía de la sociedad; solo es crítico, pierde su carácter público y colectivo y se transforma subjetivo ante algún importante suceso aislado, sin participar del acontecimiento, se trata de establecer barreras y estabilizar jerarquías.
Lo cómico en la actualidad desecha la fase sarcástica e integra valores lúdicos, no se burla, simplemente busca un buen humor con tonos extravagantes y psicodélicos de manera amable que hasta puede seducir, abundan chistes que intentan evitar el distanciamiento y se implementa un humor desenfadado. -hay que tener el cerebro bien despejado para llegar ahí, pero es la condición sine qua non (sin la cual no)-.
Así también el humor posmoderno de tono sombrío un tanto “hard” puede realizar una mezcla de la extrema violencia con lo humorístico dando como resultado una hiper- realidad que se ve reflejada en grandes lugares como el teatro cruel de Hollywood.
Las farsas que en la sociedad popular del siglo XIX eran sumamente apreciadas ahora son vistas con gran rechazo, todo humor que cuenta con un concepto de agresividad gradualmente va perdiendo su capacidad de diversión, se evita a toda costa de atacar al prójimo, ya no es bien visto tomar una victima para mofarse de sus defectos e infelicidad. Simultáneamente el YO se convierte en el blanco perfecto para lo cómico, proviene de la propia reflexión, de la conducta narcisista, sexual y física.
Con la sociedad humorística comienza la pulverización de la risa con un proceso que alcanza liquidarla gradualmente, disminuyéndola a discreto silencio en los lugares mas concurridos, y del que solo los niños parecen librarse ya que la personalización avanza cada vez mas teniendo como fin a un individuo indiferente, concentrado totalmente en si mismo.
La risa se disciplina. El desarrollo de las formas modernas de la risa son el humor, la ironía, el sarcasmo, como un tipo de control tenue e sobre las manifestaciones del cuerpo; en realidad, lo que causa gracia al individuo está fuertemente relacionado con la propia historia u opresión, así como el mismo deseo o inquietud; es por esta razón que no todas las bromas, chistes, etc., tienen el mismo efecto en las personas. Y como unas no entienden por qué para otras es infinitamente divertido.
La comicidad procede de la propia reflexión, de la hiperconciencia narcisista, libidinal y corporal. El personaje burlesco es inconsciente dela imagen que ofrece al otro, hace reír a pesar suyo, sin observarse o verse actuar, es la muestre de un espejo del Yo devaluado. La ironía de ciertos programas humorísticos en los que enfatizan los errores y ridiculeces del ser humano y que lo han volcado a la esencia del ser, que en realidad nadie acepta en sí mismo como tal, pero que inconscientemente lo identifican en ellos, aun y si lo rechazan, pero se ha aprendido a “encontrarle sentido” el lado “bueno”, digamos nosotros resignarse a la propia realidad, proyectada y para algunos rechazada y no identificada en ellos mismos, teniendo así como resultado que se identifica en otros, se rechaza o no, y que si se tiene no se es reconocida y peor aún es hasta rechazada. Entrando en un círculo que pocos pueden si quiera identificar.
Metapublicidad.
Podemos tomar la publicidad como un excelente ejemplo del fenómeno humorístico en donde su propósito es señalar lo positivo del producto, realizando cierta burla de si mismo en un ambiente un poco irreal, sin distorsionar lo esencial: El nombre de la marca.
Por su tono ligero e inconsistente, la publicidad incluso antes de querer convencer e incitar al consumo, se designa de inmediato como publicidad: el medio publicitario tiene como primer mensaje el propio medio, la publicidad es aquí metapublicitaria. La publicidad en sí, no dice nada. Ha además renunciado a la pedagogía, solemnidad del sentido; más discurso, menos atención para sólo enfocarse a obtener resultados con fines lucrativos y nada más. Para el beneficio de algunos a través de la distracción de otros. El humor ha ganado terreno en cuanto a dominio borrando la ideología. Esta última apuntando a lo universal, esto es lo verdadero. El código humorístico está lejano a todo esto; éste socava la pretensión del sentido, destituye los contenidos; la glorificación del sentido ha sido sustituida por una depreciación lúdica, una lógica de lo inverosímil.
El adiestramiento autoritario, las formas rígidas de manipulación y de domesticación se vuelven obsoletas por no tomar en consideración la actividad y la idiosincrasia del individuo. En cambio, el código
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