Sociedad Mercantilizada

Sociedad mercantilizada: una ética de ladrones

Introducción

La sociedades son grandes entramados de complejas relaciones sistémicas. Cada parte se constituye como una pieza formal sobre la que se construyen relaciones y se complementa en sentido estructural. Cada integrante del organismo social, absorbe elementos propios de la construcción contextual ateniéndose a sus derechos.

Sin embargo, analizar la sociedad desde una perspectiva estrictamente sistémica imposibilita la observación de otros elementos que la configuran como un entramado más complejo. Esta apertura hace posible el análisis desde el concepto de derechos, porque facilita la posibilidad de comprender el ser humano individual como sujeto de estos derechos.

Hay que señalar que el conglomerado social no posee legislaciones claras sobre la violación o intervención sobre su bienestar, por esa razón existen grandes violaciones en el conglomerado social. Todas estas violaciones se gestan en base al poder. Por esa razón, en las siguientes líneas se propone un análisis a partir de la perpetuación simbólica de una ética propia de un sistema destructivo implantado desde la base misma del poder y la producción capital: el mercado. “En la teoría económica de la actualidad, se esconde éste, presentándolo como un simple juicio de hecho. Sin embargo se trata de un juicio de hecho que desemboca en una ética.”( Hinkelamert. 2006: 296).

Es necesario analizar los rasgos éticos o antiéticos de las dinámicas de una sociedad mercantilizada a partir de la perspectiva del derecho humano individual o conglomerado para determinar el avance y la implantación de una “ética de ladrones”. (Hinkelamert: 2006)

Sociedad, derecho y ética

La sociedad es un ente articulado de horizontes, estructuras y sistemas. Dentro de la misma convergen distintos tipos de miradas y sentidos respecto del mundo y de la vida. Así se consolidan variados elementos y filtros de conocimiento sobre lo que representa la realidad.

La construcción de este sentido responde a categorías que el ser humano desarrolla para la libre interacción y búsqueda de vida en comunidad. En ese marco, el comportamiento de los sujetos partícipes tácitos de esta comunidad, son regulados por normas impuestas desde categorías autoreflexivas.

A estas normas se les denomina derecho. Éste puede ser definido de la siguiente forma: “Conjunto de reglas sociales obligatorias que rigen la vida de un grupo humano y delimitan la esfera de acción dentro del cual cada individuo puede ejercer sus facultades sin ser obstado por los demás.”(Borja. 2008:2)

Si las reglas mencionadas son incumplidas, existe un castigo que el mismo cuerpo social se encarga de aplicar. A éstas últimas se les denomina: legislaciones. Utilizan exclusivamente la categoría del hecho, no poseen jurisdicción por algo que sucede encima de éste. Un ejemplo claro es: que a un sujeto se le puede castigar por violentar a otro sujeto; pero no se le puede castigar por querer cometer un acto violento contra el semejante.

Por otro lado se encuentra la ética, como tipo de normativa. Ésta no está sujeta a ningún castigo específico por su incumplimiento (Salvo ciertas imposiciones que el estado asume por la intervención directa de una institución, por ejemplo: la medicina) En este caso se trata de una valoración propia del ser humano que se auto convoca para regular normas de convivencia armónica. “La ética como la filosofía, es parte de un enunciado normativo general” (Borja. 2008:6)

Para poder comprender toda la construcción conceptual que recae sobre la definición de ética; es necesario situarla en un marco de análisis abierto a la interpretación y contrastación con el orden social. Esto llevaría a pensar en los alcances que podría tener la misma, si es que se busca verificar su dinámica dentro de la estructura sociológica humana.

Ahora, por conocimiento a priori, se establece que la ética es una característica reguladora, que busca la introducción de un esquema normativo dentro del Ethos social. Entiendase como Ethos a “la disposición entre los hábitos y actitudes que el individuo porta, siempre contextualizado en una red de interacciones que lo configuran.”(Vila. 2007:3)

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