¿Son las fronteras las que construyen el arraigo y pertenencia o son las que destruyen identidad?

¿Son las fronteras las que construyen el arraigo y pertenencia o son las que destruyen identidad?

“Entre mi pueblo y tu pueblo

hay un punto y una raya;

la raya dice no hay paz,

el punto vía cerrada.

Y así entre todos los pueblos

raya y punto, punto y raya,

con tantas rayas y puntos

el mapa es un telegrama”

NICOLÁS GUILLÉN

Vivimos en un mundo en el que todo son fronteras: fronteras artificiales, trazadas por los poderes políticos, fronteras simbólicas creadas por las sociedades, fronteras culturales inculcadas por costumbres que se han fijado en rituales o creencias, fronteras raciales y finalmente las fronteras tecnológicas. Este texto tratara sobre la necesidad del hombre de pertenecer, de ser parte, de apropiarse de su lugar, de protegerlo y protegerse a través de las fronteras y a su vez, este escrito permite de alguna manera repensar las fronteras y los limites como áreas de contacto, permeables, donde los habitantes se relacionan, determinando un lugar intermedio, el de pertenecer a ambos lados. Finalmente, las fronteras como una imposición, decididas solo por el poder e interés de unos pocos.

En el imaginario común la idea de frontera es una línea que separa, que puede o no coincidir con elementos naturales, pero a su vez, estas fronteras, de alguna manera obligan al hombre a poner de manifiesto su necesidad de pertenecer a un lugar, de hacerlo propio, de defenderlo.

En la conceptualización de fronteras y límites existen múltiples visiones, como así autores que han desarrollado a lo largo del tiempo su definición.

No hay nada más artificial que una frontera, por este motivo es necesario agregar, que existen clasificaciones conceptuales de frontera que carecen de validez, ya que distinguen entre límites naturales y artificiales considerando en tal sentido que los límites naturales son indicados por accidentes geográficos físicos y en tanto a los artificiales están realizados por el hombre, cuando en realidad todos los límites son creaciones del ser humano (Boisier, S. 2003). Entonces, podría asumirse que las amplísimas líneas de todo tipo que se trazan sobre la superficie terrestre son el resultado de la intervención del hombre. Aun así, se debe reconocer que los ríos, las montañas, los océanos han servido para establecer fronteras entre los hombres, con líneas imaginarias (o no) se han dividido sociedades, territorios, pueblos que estaban unidos desde otros tiempos.

¿Es necesario seguir construyendo fronteras?” Quizás la construcción de fronteras sea un instinto animal, entonces hay que tener presente que el hombre es un “animal territorial” antes que un ‘animal político´, si bien nos gusta, en nuestra vanidad de especie, memorar esta última característica y olvidar la primera, ya que ella nos recuerda nuestra elemental animalidad. Es cierto que  la agresividad surge en la defensa del territorio, ya no se erizan los pelos ni mostramos los colmillos, pero somos rápidos en desenfundar el revólver y también en apretar el botón nuclear…” (Boisier,S.2003.pag,106), son muchos los animales que delimitan sus propios territorios y los defienden, es posible entonces hacer una analogía con los animales, ya que nosotros hacemos lo mismo, porque ¿Quién no defendería lo suyo?, aunque algunos individuos pueden ser bastantes indiferentes a la idea de que lo que nos rodea es nuestro territorio y otros tienen muy en claro dónde están los límites de su lugar y por lo tanto se ponen a la defensiva de todo aquello que consideran como su territorio, por esto, se levantan muros, alambrados, aduanas…, para defender el lugar, el territorio.

Para definir correctamente el concepto genérico que implica la palabra límite se puede recurrir a la consulta de diccionarios tradicionales, diccionarios especializados y a distintos autores y en estos últimos se advierten diferentes corrientes, entre ellas los que han distinguido entre los términos límites y fronteras, los que han ignorado la diferencia y los que han admitido esas diferencias, pero, aun así, continuaron usando los términos como si fueran sinónimos (Balmaceda, R. 1989). Autores especializados, utilizan el término frontera para describir el área adyacente al límite, aunque también han advertido que podría aplicarse el concepto a un área de borde anterior y precedente a la delimitación y demarcación del límite. El primero en abordar la cuestión en profundidad fue el geógrafo alemán Federico Ratzel, quien expuso en cuestión: “el límite internacional es una abstracción y lo que importa es el espacio, o sea, la correspondiente frontera” (Ratzel, F. 1895).

Ahora bien, realizada la consulta a la bibliografía específica, queda demostrado que la idea que expresan los conceptos límite y frontera es siempre la de una divisoria de espacios, territorios y personas. Ambos términos han constituido, desde la conformación de las organizaciones primitivas, espacios con una población, agrupados, que buscaban su seguridad a través del aislamiento y para tal fin interponían una zona que por sus características dificultaran las invasiones y las penetraciones.

 En consecuencia, la frontera era una zona vacía en cuanto a los contactos sociales, económicos y culturales. Con el aumento de las poblaciones y el desarrollo de las civilizaciones esas zonas límites-fronteras se han convertido en regiones de contacto, acercamiento y vinculación entre pueblos de diferentes Estados y estas nuevas circunstancias llevaron e hicieron surgir la necesidad de determinar con precisión el establecimiento de límites.

Entonces, podemos decir que los límites y fronteras son necesarios, desde siempre han sido marcados por distintas representaciones, hubo y aun hoy siguen estando presentes, fronteras simbólicas, hasta en una misma región, ciudad o país, cuya población dominante, ha marcado las barreras que se deben respetar, fronteras geográficas, culturales, políticas, han creado la imagen desde siempre de estar de un lado o del otro, dentro o fuera. ¿Será que entender la territorialidad como elemento primordial para la organización espacial, social, política y económico nos permita comprender el significado de identidad?, es decir, la territorialidad se asocia con la apropiación, con la afectividad espacial (Montañez, G.1998), sintiéndose dentro, seguro, protegido y no expuesto. Por otro lado, si se siente separado por un límite o frontera, de alguna forma percibe una especie de división o separación con el resto del mundo. El territorio forma parte de nuestra conducta y seguiremos levantado muros reales o simbólicos. En la construcción de nuestro ser, conformamos identidad en base a la relación y vinculación con el territorio.

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