Una realidad mas

Juan Camilo Zamora Velandia
Codigo

UNA REALIDAD MAS.

Era una tarde apacible, un poco de sol, pero en general en las calles de mi ciudad, se respiraba un clima perfecto, al horizonte observaba las hermosas montañas de mi tierra ibaguereña, aquellas donde los recuerdos redondeaban mi mente de aquella noche en el camping que lo conocí a él. Era un hombre de tez blanca, cabello oscuro, y con unos espejos oculares que me hacían sentir eufórica, en ellos construí mi futuro, me enamoré de su forma maravillosa de ver la vida y de verme a mí, eso creí yo; mientras la noche estrellada contemplada el placer de dos cuerpos entregándose.

Siempre pensé que el embarazo era la mejor experiencia que podía tener una mujer, pero me equivoqué, de aquel hombre solo quedaron sus gritos y maltratos, caí en depresión, ya no quería darle vida a esta criatura, fruto de una ilusión de amor que ahora entiendo fue un arranque hormonal. Su ausencia a su vez, fue insoportable; mi estado depresivo a lo largo de los meses empeoro, aunque una parte de mi estaba emocionada al saber que tendría un amor para toda la vida, la ilusión creció cuando supe que era niño, sin duda alguna su nombre seria igual al de su padre (…); pasaron 5 meses y aunque dolió su llegada al mundo , fue una de las experiencias mas intensas de mi vida, volver a ver esos espejos cafés de inocencia lleno mi corazón de expectativas hacia la vida y hacia (….).

He vivido los mejores nueve años de mi vida  desde conocí aquel día a ese bebe, mi hijo  me cautivo y me ha hecho encontrar el perdón y la reconciliación con lo sucedido años atrás, con él entendí, que era el amor verdadero y lo que significaba la entrega total, por eso, mi corazón palpito angustiado cuando las revisiones pediátricas anuales anunciaron la presencia de células anormales en su sangre, los meses de estudios médicos fueron un calvario y los ahorros se agotaron rápidamente, el diagnostico era fatal, un tumor cerebral que de seguir creciendo acabaría con los sueños de un niño normal. La situación es desesperada cuando eres madre soltera, sin familia, viviendo con un mínimo que aduras penas me alcanzaba para sostenernos, además el sistema de salud público del país no respondía ante las necesidades médicas, de acuerdo con la gravedad y urgencia de la enfermedad, ya que los tiempos de espera para cualquier prueba o procedimiento medico eran eternos y totalmente incongruentes con un buen pronóstico.

Esta situación desesperada me hizo recurrir a el centro de la ciudad a los prestamistas “gota a gota”, era mi única salida para poder empezar el tratamiento de mi hijo, a pesar de que, de no cumplir con los pagos pondría en igual riesgo mi vida y por tanto la vida de mi hijo.

Nada me prepararía para las noticias de los meses siguientes, se me volvió imposible cumplir con la cuota mensual a dichos prestamistas y lo peor de todo el tratamiento no hizo efecto, por el contrario, el tumor se volvió más agresivo causando metástasis y las llamadas y cartas amenazadoras comenzaron a llegar

...