VIVIR LOS VALORES

VIVIR LOS VALORES

Hablar de valores implica sumergirnos en esa búsqueda exhaustiva del sentido de la vida, ¿Para qué estoy aquí? ¿Cuál es mi aportación? ¿Quién o Qué soy? Se vienen estos cuestionamientos acompañados de un análisis “sociopolítico” por así decirlo, de nuestro país, nuestra comunidad, nuestra familia, hasta llegar a nosotros mismos. Rodríguez Estrada (1992) nos dice que el término valor tiene su etimología en el verbo latino valere, que significa estar sano y fuerte; a partir de esta noción de fuerza, la significación se amplió de la esfera orgánica y física a los ámbitos psicológico, ético, social, económico, artístico, etc.

De aquí se desprende la idea que los valores son los principios morales que dictaminan nuestro andar por el mundo y de cierta forma son los dueños de nuestro destino, debido a que rigen las decisiones que tomamos a lo largo de la vida siendo un determinante de lo que haremos u omitiremos; el lograr resultados satisfactorios dependerá del compromiso que tenemos con nuestro entorno, ya que, al ser parte de una comunidad somos responsables de su crecimiento o deterioro, es por ello que buscamos el bien común en casi todo lo que hacemos procurando ser parte del desarrollo social y encaminando nuestras acciones a logar ese cometido.

Entonces, podemos decir que los valores nos permiten visualizar el impacto que tendrán nuestras acciones ante los demás en los diferentes contextos en que nos desenvolvamos, siendo una fuente de “sabiduría emocional” forjada con cada experiencia de vida, brindando la oportunidad de ampliar nuestra perspectiva social, familiar, laboral y personal.

Vivir los valores es atender las necesidades de nuestro entorno explorando diariamente las posibilidades de ser mejor persona; padre, hijo, hermano, esposo, amigo, hombre o mujer, favoreciendo con ello el desarrollo de la creatividad; propiciando la transformación e impulsando el crecimiento social con sentido humano, libre de pensamiento con ansias de superación, dándole un valor máximo al estar en armonía con los semejantes, con el mundo que nos rodea y por supuesto con uno mismo. Los valores son una forma de vida adoptada o diseñada por cada persona de manera distinta, que atienden a las experiencias particulares del individuo de forma subjetiva, con un entendimiento conveniente para cada uno.

Por todo esto, la formación de valores en la escuela se ha convertido en una necesidad; teniendo como fin lograr que el alumno explore su sentido crítico ante las situaciones de la vida diaria, que lo lleve a tomar las decisiones más favorables para solventar sus necesidades, físicas, emocionales, educativas y familiares. transformando su vida y su contexto en algo cada vez mejor.

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