Victimas Perfectas

Victimas perfectas

Hace un par de meses me encontraba viendo la televisión y tras no encontrar una película que me gustara, decidí dejarle en un canal que frecuentemente sintonizo porque la programación es de mi agrado. Me lleve una gran sorpresa ya que en el programa que se encontraba transmitiendo, había una niña de entre tres o cuatro años de edad, saliendo de una caja rosa, extremadamente maquillada, y con un atuendo exótico e inapropiado para mi gusto.

El programa tiene como nombre “Princesitas” y lo transmiten en el canal de televisión por cable “Discovery Home and Health”, es un reality show en donde niñas desde uno a doce años de edad tienen como objetivo ganarse y coronarse como princesas, esto a través de diferentes pruebas de baile, canto o simplemente mostrar algún talento. Para seleccionar a la niña ganadora, un jurado califica el desempeño, asi como la apariencia física de los infantes. La que tenga una mayor calificación es la “princesa ganadora” la cual recibe un titulo y un premio económico entre cinco mil y diez mil dólares. A simple vista el programa parece inofensivo, incluso si no lo hubiera visto y me lo hubieras descrito así, no tendría ningún problema y no estuviera hablando de este tema, pero lo que no se ve es todo ese proceso que las niñas pasan durante el concurso. Los papas juegan un rol importante en este reality show, ya que ellos son los principales interesados en que su hija gane el concurso, por eso hacen todo tipo de cosas para que la niña sea la mejor maquillada, mejor vestida, y mejor presentada. Entre más edad aparenten mejor. Al final las concursantes terminan creyéndose su papel de súper modelos y preocupándose por su aspecto físico sobre todas las cosas.

Al principio culpaba a los padres de las niñas que concursaban por explotarlas y exigirles que se convirtieran en adultos a tan temprana edad y no conformes quitarles el único derecho al cual todos los seres humanos debemos tener acceso solo por vivir: la libertad, una libertad que se ve limitada por la ambición de los adultos. Fue ahí cuando me detuve a pensar y volví a plantearme este problema y a hacerme preguntas como ¿solamente son los padres los culpables o de alguna manera todos y cada uno de los miembros de esta sociedad somos tan culpables como ellos? Pero luego reflexione con claridad mis pensamientos, alomejor nadie es culpable y por el contrario nos hemos convertido en victimas perfectas e ideales de una sociedad capitalista y por defecto consumidora potencial.

Luis Rosa, en su texto de “la inversión de la antropología capitalista” nos dice: “La publicidad en sí misma no es mala… Lo malo es que esta acción publicitaria sea impuesta y además lleve en si un mensaje que es mentira”, Vivimos en una sociedad donde una de las cosas que más importa es verse y sentirse bien, y yo no estoy en contra del sentirse bien,

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