Índice de Desarrollo Humano (IDH)

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INTRODUCCIÓN

El índice de Desarrollo Humano (IDH) es un indicador sintético de los logros medios obtenidos en las dimensiones fundamentales del desarrollo humano, a saber, tener una vida larga y saludable, adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno. (PNUD, 2017).

Dicho índice, en su informe más reciente de 2016, evalúa el nivel educativo en años, la esperanza de vida al nacer, y el PIB per cápita los países participantes de este estudio, arrojando una división de cuatro categorías según el nivel de desarrollo: Muy alto, Alto, Medio y Bajo, de acuerdo a los resultados.

Este ensayo pretende analizar los resultados de este último informe de Desarrollo Humano, tanto en el área estadística como en el componente conceptual de dicho informe. Inicialmente se explicarán algunos conceptos y antecedentes sobre el índice, para luego adentrarnos en algunos de los resultados del informe, su relación con otros índices e información sobre los países seleccionados.

 Llegados los últimos años de la guerra fría, correspondiendo con el tránsito a un mundo multilateral aunque bipolar, comienza a analizarse el desarrollo desde el enfoque de las capacidades, sustentado por el economista hindú y premio Nobel de Economía, Amartya Sen, quien comienza a desglosar el desarrollo desde una perspectiva humana, al basar el desarrollo en la capacidad que una persona tiene para libremente elegir su propia vida; contrario a lo que instituciones como el Banco Mundial definen como pobreza, teniendo en cuenta solamente indicadores de necesidades básicas insatisfechas, más que medir la pobreza por el nivel de ingresos que se perciben, “Sen recomienda calcular lo que ese individuo puede lograr hacer con esos ingresos para desarrollarse, teniendo en cuenta que esos logros varían de un individuo a otro, de un lugar a otro” (Quesada, 2001).

Ya en los años 90, a través de la ONU, el enfoque del desarrollo humano, que guarda estrecha relación con el enfoque de las Capacidades defendido por Sen, se propone: una vida prolongada y saludable, la educación y un nivel de vida digno, como aspectos cruciales del desarrollo humano, por ende, en 1990 se publica el primer reporte del IDH. Sin embargo, este índice no explora directamente la incidencia de los derechos civiles y políticos en los países analizados, por ello, propongo a través del presente ensayo, demostrar a través del índice de Democracia de The Economist, que existe una relación directa entre la democracia y el IDH.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) brinda una definición del Desarrollo Humano: “El desarrollo humano es un proceso mediante el cual se amplían las oportunidades del ser humano. En principio, estas oportunidades pueden ser infinitas y cambiar con el tiempo. Sin embargo, a todos los niveles del desarrollo, las tres más esenciales son disfrutar de una vida prolongada y saludable, adquirir conocimientos y tener acceso a los recursos necesarios para lograr un nivel de vida digno. Si no se poseen estas oportunidades esenciales, muchas otras alternativas continuarán siendo inaccesibles” (Informe del Desarrollo Humano, 1992).

Sin embargo, la posición relativa de un país con respecto a otro en cuanto a su desarrollo humano no es inequívoca; depende de la conceptualización que se haga de desarrollo humano y de la forma en que se mida ese desarrollo humano, definiciones no necesariamente ajenas a la intencionalidad de quién las realiza. (López, 2007). Por ello, haremos las comparaciones correspondientes al IDH con el Índice de Democracia y en los casos que sea posible, con el Índice de Pobreza Multidimensional.

Algunos logros se han conseguido desde la publicación del Primer Reporte de Desarrollo Humano en 1990, como la mejora de indicadores tales como: la existencia de una población mundial más longeva, la reducción la pobreza extrema en más de 1.000 millones de personas, aún con un aumento de la población de 5.300 millones de personas en 1990 a 7.300 millones en 2015; la reducción de la tasa de mortalidad infantil, la disminución de enfermedades mortales como VIH, malaria, entre otros.

Sin embargo, existen hoy día, evidentes brechas en el desarrollo de algunas poblaciones, se evidencian carencias básicas en algunos grupos de personas como en las mujeres, minorías étnicas o sexuales, pueblos indígenas e inmigrantes. Asimismo, en promedio –y teniendo en cuenta el tamaño de la población– la desigualdad de los ingresos aumentó un 11% en los países en desarrollo entre 1990 y 2010. (ONU, 2017).

Es por ello que el Informe de Desarrollo Humano de 2016, hace énfasis en “un desarrollo para todos”, siendo uno de sus ejes el Universalismo, el cual consiste en un desarrollo humano que no discrimine ni deje a ningún individuo por fuera. Este enfoque asimismo, se encuentra alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuyo enfoque es también universalista, ya que buscan lograr un desarrollo a favor de todas las personas, por ejemplo, el objetivo No. 10 promueve “Reducir la desigualdad en y entre los países”.

Entrando en sí a la revisión de los resultados del reporte de 2016, la lista la encabeza Noruega, dentro de la más alta categoría de países con Desarrollo Humano Muy Alto, esta monarquía parlamentaria constitucional, tiene un índice de 0,949. Esta nación, con una población de un poco más de 5 millones de habitantes, tiene un PIB per cápita de aproximadamente 69300 USD, la expectativa de vida es de 81,8 años y su población tiene 18 años de educación en promedio^[1]. Noruega, ocupa asimismo, el primer lugar en la clasificación sobre la democracia de The Economist, considerada una “Democracia Plena”, las cuales son descritas por el estudio como países donde no sólo las libertades civiles y políticas básicas son respetadas, sino que son la base de una "cultura política que conduce al florecimiento de la democracia. En general, en la revisión de la mayoría de los indicadores, se encuentran cifras positivas en cuanto a salud, educación, empleo y seguridad humana.

Vale destacar que en la clasificación de países con Desarrollo Humano Muy Alto, aparecen de Latinoamérica, Chile en el puesto 38, con un índice de 0,847; y Argentina, en el puesto 45, con un índice de 0,827, sin embargo, estos dos países aparecen en el índice de Democracia, publicado por The Economist, dentro del grupo denominado “Democracias imperfectas”, las cuales, según el estudio, tienen elecciones libres y justas, libertades civiles básicas respetadas, pero presentan debilidades en otros aspectos como gobernabilidad, bajos niveles de participación y una cultura política poco desarrollada. La mayoría de Estados clasificados en “Desarrollo Humano Muy alto”, son democracias, ya sean plenas o imperfectas; no obstante, llama la atención que se encuentren también en esta categoría de regímenes clasificados como “autoritarios” tales como Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein.

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